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7.000 policías para el rey

Dicho así, de golpe, parece el título de una superproducción de acción, con Silvester Stallone y Antonio Banderas de cabezas de cartel. Pero no lo es. Se trata del número de agentes desplegados en Madrid para garantizar la seguridad durante la proclamación de Felipe VI, Dios mediante, el próximo 19-J. Para ser precisos, 4.300 policías nacionales y 2.672 guardias civiles. La canción de Sabina se ha quedado corta.

Reconozcámoslo. La cosa ya empezó mal cuando casi programan el evento el 18-J y tardaron un día en darse cuenta de que la fecha sonaba mal y daba para más chistes que la reforma fiscal de Montoro. Ahora entra en escena la delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, con su legendaria afición a convertir reuniones sociales de cualquier clase en desfiles de material antidisturbios y sets de rodaje de la nueva entrega de Star Wars. Para Cifuentes, gritar aquello de “disuélvanse” parece algo más que mantener una gloriosa tradición española de ley y orden, es una religión.

Mientras la alcaldesa de Madrid y el presidente de la Comunidad llamaban a las masas a tomar las calles recién acicaladas y demostrar su entusiasmo monárquico agitando banderitas subvencionadas con dinero público, la autoridad prohibía cuatro manifestaciones, entre ellas la marcha republicana. Al parecer, los monárquicos son ciudadanos pacíficos y educados que merecen aplauso, mientras que los republicanos son ciudadanos peligrosos y sospechosos que devienen una amenaza “cierta” para el orden público. Es como con los indultos. A un guardia civil que se escojona mientras un amigote acosa a una señora se le perdona, porque la juventud española es así, lanzada. Pero para los miembros de un piquete no hay piedad, porque ir a trabajar es algo sagrado.

Si la intención pasaba por convertir la proclamación en un ejemplo del estilo diferente que supuestamente va a imprimir el nuevo monarca a su reinado, vamos mal. De momento, no se detectan grandes novedades. Hasta la ocurrencia de volver a subir al Rolls de la boda para darse una vuelta por las calles de Madrid parece idea del peor enemigo de los Borbones. Cuesta imaginar una imagen que simbolice mejor ese concepto de “casta” que tanto molesta a algunos.

Un rey listo iría a pie, escuchando las protestas de la gente y dándose un baño de realidad, no de masas. Algunos monárquicos empiezan a representar un verdadero problema para la monarquía. Ni su sectarismo, ni su ausencia de tacto parecen conocer límites. Haría bien la familia real en mantenerlos a distancia y rodearse de más republicanos. Hay cariños que definitivamente matan.

Está muy trillado y resulta poco original citarlo. Pero eso no le resta un gramo de verdad. Nunca fue tan cierto aquello que sentenciaban en V de Vendetta El pueblo no debería temer al gobierno. Es el gobierno quien debería temer al pueblo. Si el objetivo era convertir a España en una película de miedo, enhorabuena. Éxito total.