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Al PP el fascismo le parece bien

Alberto Núñez Feijóo bajando de su coche en una imagen de archivo.
12 de marzo de 2022 21:34 h

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No les parece un escándalo porque el fascismo les parece bien. Es un error racionalizar desde un punto de vista democrático y de respeto a los derechos humanos cómo verá la derecha que Feijóo haya aceptado a la primera ocasión que ha tenido que el PP meta en su gobierno a los posfascistas de Vox. Es un error porque para ellos el fascismo es una opción legítima, incluso aceptable y útil para poder combatir a la izquierda y sacarla de las instituciones. Es un tópico histórico la unión de conservadores y liberales con el fascismo en la Europa del siglo XX cuando se dirimía una disputa entre el espacio socialista y comunista. Todo vale para vencer, hasta abrirle las puertas al fascismo. 

Siempre he estado a favor de que la ciudadanía pueda elegir el proyecto que quiere para su país con la mayor información posible. Ya no pueden engañar a nadie, quien vote por el Partido Popular ya sabe que para que gobiernen meterán a los posfascistas en el gobierno. Para que Feijóo sea presidente, Abascal tiene que ser vicepresidente. Las cartas ya están sobre la mesa y descubiertas, no hay posibilidad de faroles ni mentiras de trileros. 

Esto iba a llegar a España tarde o temprano. Se había naturalizado tanto el fascismo que estar en el poder era el paso siguiente. Muchos han trabajado para que sea posible desde la política y los medios. Lo siento por la buena gente de Castilla y León que ha tenido la desgracia de ver al mando de su administración a quien desprecia el dolor de la sangre republicana esparcida por las cunetas castellanas que tiene que protegerles, pero ya que tenía que ocurrir mejor que sea cuanto antes. 

El moderado no ha conseguido de manera oficial la presidencia del Partido Popular y ya se ha tenido que tragar la excepción gallega con lacón y grelos. Feijóo ha podido dar lecciones desde la terra meiga porque la sociología conservadora le había privado de la excrecencia verde que ha plagado el resto de la patria. Pero ya no puede obviarlo más y ha decidido que mejor afrontarlo de frente y quitarse la tirita de un solo golpe para que duela menos. Ya nadie le va a preguntar qué hará con Vox si tiene la ocasión porque ya lo sabemos. Tendrá ministerios y vicepresidencias. 

A la izquierda le toca afrontar esto con inteligencia, mesura y cuestiones materiales. No servirá apelar de manera constante al miedo a la llegada de Vox al gobierno porque eso ya está amortizado y la ciudadanía lo sabe. Los que lo quieran lo elegirán. De nada sirve hacer de tu única campaña la apelación a un futuro que todos conocemos evitando poner sobre la mesa qué quieres hacer para que no haga falta probar con lo desconocido. La campaña de las pasadas elecciones giró única y exclusivamente sobre ese miedo, que ya no sirve porque se ha normalizado al posfascismo hasta hacerlo un icono pop de las sobremesas. El Gobierno tiene aún dos años para atender a las necesidades de la gente sin hacerle pagar los errores ajenos y las crisis de los demás. Ni pacto de rentas ni reparto de dividendos. No metan miedo con Vox y den al pueblo pan, techo y alegría. 

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