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PSOE y PP no son lo mismo

Tan preocupado está el PSOE con que los electores lo confundan con el PP, que se ve obligado a explicarnos las diferencias entre ambos. Por ahora han hecho una web con carteles clarificadores, pero si eso tampoco les funciona, no descarto que utilicen recursos más didácticos.

¿Son o no son lo mismo PSOE y PP? Dejemos de lado el lugar común del bipartidismo, la coña de PPSOE y las rimas de manifestación, y vayamos a los hechos. ¿Son lo mismo?

La primera respuesta suele ser: sí, son lo mismo, porque tienen la misma política económica, votan juntos las decisiones de Estado, van de la mano en Europa, los dos han hecho reformas laborales y de pensiones, acordaron el artículo 135, comparten responsabilidad en la burbuja y en las cajas de ahorro, y todos los etcéteras que quieran.

Pero quitando esas minucias, ¿son lo mismo? Le pregunto a un amigo votante socialista, y me lo explica: “No, hombre, cómo vamos a ser lo mismo. Ellos son de derecha y nosotros no. Puede que haya algunas coincidencias en temas económicos, pero a partir de ahí, todo diferencias. Por ejemplo, en derechos y libertades. Somos el día y la noche.”

Y tiene mi razón mi amigo. Esto es como el juego de las diferencias, ese que tanto gusta a los niños. Ves dos dibujos que parecen idénticos, pero tienes que encontrar las siete diferencias. Fíjate bien, y ya verás que no son iguales, que este tiene un botón menos, aquel una flor de más, a este no le han dibujado cejas, y así hasta siete diferencias que te demuestran que no son lo mismo. Pues entre PSOE y PP, más o menos igual. Parecen el mismo dibujo, pero mira con atención y verás que no, que hay diferencias.

No son lo mismo en derechos sociales, tiene razón mi amigo. No hay más que ver lo que pasa con la vivienda: los desahucios llegaron con el PP, que con el PSOE nadie perdía su casa. O en materia de inmigración: CIE, concertinas, vuelos de deportación, son también un invento del PP.

Seguimos mirando, y nuevas diferencias: la iglesia católica. El PP es el partido de los obispos, mientras que el laico PSOE les quitó durante su gobierno los privilegios fiscales, suprimió la casilla del IRPF, sacó la religión de los colegios públicos, evitó la inmatriculación de templos, denunció el concordato.

Otra más: memoria histórica. El PP es franquista, y el PSOE tiene pasado republicano y antifranquista. Y por eso, gracias a sus años de gobierno, ya no queda ni un fusilado en las cunetas, ni una calle de nombre franquista, ni hay víctimas buscando justicia en otros países. Por no hablar del Valle de los Caídos, que el PP volvió a convertir en mausoleo franquista nada más llegar, después de que el PSOE hiciese un centro de interpretación.

En relación con la anterior, hay que recordar que el PP es monárquico y el PSOE republicano. Y no hace falta que añada más: cualquiera tiene presente las muchas pruebas del republicanismo del PSOE. Y lo mismo con el modelo de Estado. El PSOE demuestra con hechos su alma federal, mientras el PP es centralista. Ah, y la política internacional. El PP siempre ha sido un perrito faldero de EEUU, no como el PSOE, que sigue empeñado en sacarnos de esa OTAN que “de entrada, no”.

“Vale, vale”, dice mi amigo, mosqueado ante mi sarcasmo. “Puede que el PSOE no haya hecho bastante por diferenciarse, pero piensa en el tema del aborto o el matrimonio homosexual. ¿Ves como no somos lo mismo?”

Y tiene razón: PSOE y PP no son lo mismo. Como no son lo mismo republicanos y demócratas en Estados Unidos, ni laboristas y tories en el Reino Unido, ni Juncker y Schulz en Europa. Si fueran lo mismo, exactamente lo mismo, no funcionaría el bipartidismo, ni sería posible un gobierno de coalición que hoy los socialistas evitan como el abrazo del oso, pero que ya veremos mañana.

Cuando vean a los candidatos en el debate, fíjense bien, ya verán como encuentran diferencias.