La legión con la cabra (buuuuuuu), la Patrulla Águila pintando de rojigualda el cielo, el paracaidista con la bandera, el vestido de la reina (buuuuuuu), el gesto cómplice entre el rey y la princesa (¡que te vote Txapote!), y los abucheos al presidente del Gobierno (¡fuera, fuera!). Con eso y un poco de adorno ya tiene el periodista (buuuuuuu) hecha la crónica del día de la Fiesta Nacional (buuuuuuu), la puede dejar entregada un día antes (¡traidor, traidor!) y aprovechar el festivo para ir a la sierra.
Puede que un año no vuele la Patrulla por mal tiempo (buuuuuuu), o que el paracaidista se quede enganchado en una farola (¡di-mi-sión, di-mi-sión!), pero lo que seguro no faltarán son los abucheos a Pedro Sánchez (¡vete ya, perroooooo!) Desde que llegó a Moncloa en 2018, ningún 12 de octubre sin abucheos (buuuuuuu). Hasta en 2020, que no hubo desfile (¡gobierno dimisión!) por la pandemia, pero también hubo un grupito gritándole (¡di-mi-sión, di-mi-sión!) en la puerta del Palacio Real. Este año tampoco defraudarán: la derecha y la ultraderecha calentaron las horas previas (¡traidor, vete con Puigdemont!) con el show del miércoles en el Congreso, como anticipo de la que le va a caer este sábado (buuuuuuu).
Yo diría que Sánchez es ya el presidente (¡di-mi-sión, di-mi-sión!) más abucheado de la historia de España. Mira que Zapatero se llevó lo suyo (buuuuuuu), como Aznar tras la guerra de Irak (¡fuera, fuera!), o Rajoy en lo peor de la crisis (¡traidor, vete con Puigdemont!). Pero ninguno (¡fuera, fuera, fuera!) ha sido abucheado con tanta constancia y ardor (buuuuuuu). Pon en Youtube “abucheos Pedro Sánchez” (buuuuuuu), y verás que no es solo cada 12 de octubre (¡que te vote Txapote!). Toda una colección de vídeos, pues en el último año no ha habido acto público (buuuuuuu) al que haya acudido el presidente sin su ración de abucheos. Lo mismo un acto institucional (buuuuuuu) que de partido (buuuuuuu), una inauguración (buuuuuuu), un mitin (buuuuuuu), una visita oficial (buuuuuuu), una entrega de premios (buuuuuuu), un estreno cultural (buuuuuuu) y hasta un funeral (el de Concha Velasco). También el día de la Constitución (buuuuuuu), o cuando va a votar a su colegio electoral (¡que te vote Txapote!). Gritos, insultos, coplillas, consignas (¡que te vote Txapote!).
Incluye también el Congreso (buuuuuuu), donde es abucheado a la entrada (buuuuuuu), a la salida (buuuuuuu), y en su interior por las bancadas de la derecha (¡di-mi-sión, di-mi-sión!). No sé si añadir también ciertas columnas periodísticas (buuuuuuu), tertulias televisivas y radiofónicas (buuuuuuu), y hasta actuaciones judiciales (buuuuuuu) que igualmente suenan a abucheo.
Ninguna objeción (buuuuuuu) por mi parte (buuuuuuu) en que la ciudadanía (¡fuera, fuera, fuera!) exprese su descontento con los gobernantes (buuuuuuu), faltaría más. De hecho (¡que te vote Txapote!), se me ocurren unos cuantos (buuuuuuu) motivos de peso para abuchear a Sánchez (¡di-mi-sión, di-mi-sión!), empezando por la vivienda (buuuuuuu) y otras emergencias sociales (¡vete ya, vete yaaaaa!) sobre las que el gobierno discursea sin llegar a resolverlas (¡traidor, perro!). Pero nos lo acabamos callando, porque (buuuuuuu) sentimos que las derechas (buuuuuuu) se han apropiado (buuuuuuu) del abucheo (buuuuuuu), igual que (buuuuuuu) se han apropiado (buuuuuuu) de los símbolos nacionales (buuuuuuu) o de la fiesta (buuuuuuu) del 12 de Octubre.
Es un poco molesto leer un artículo con abucheos, ¿verdad? Cuesta concentrarse con tanto ruido. Pero seguro que a partir del segundo párrafo has aprendido a saltarte los abucheos, y has acabado leyendo con normalidad, como si no los oyeras, incluso sonriendo de que sigan abucheando mientras tú pasas de ellos. Pues lo mismo hace el presidente. Qué remedio.