De primero de Periodismo
Estamos mal y estaremos aún peor. El periodismo sigue la misma senda que la política. Ya estamos también en el lodazal. Y aún nos preguntamos el porqué de nuestra falta de credibilidad. Quizá esté en la estrecha relación con el poder. En la militancia ciega. En las trincheras. En la falta de autocrítica. En la ausencia de rigor. Y en haber olvidado también los mínimos exigibles de la ética profesional.
Ser periodista no es tomar partido. No es hacer propaganda. No es un corta y pega de los argumentarios. No es reproducir tampoco declaraciones huecas. Y no es, desde luego, saltarse un off de record, esa información que llega con atribución de reserva total. Si publicásemos todas las conversaciones de una pre o una post entrevista, no quedaría un político en activo ni un periodista decente. Es de primero de Periodismo. Se ha respetado siempre. O casi siempre. Y quien no lo ha hecho ha sido señalado por el resto porque sencillamente es una indecencia.
Si además la confidencia o conversación informal no le pertenece al medio que la publica, la indignidad si cabe es mayor. Un periódico que se apropia de un off the record de la competencia. Tiene bemoles el asunto. Y lo aplauden, claro. ¿Quiénes? Los que tenían de antemano pensado usar la conversación para atacar al adversario político.
A estas alturas ya sabrán que todo lo anterior viene a cuento de una conversación entre Irene Montero y una periodista de ETB, Leire Torre, antes de la grabación de una entrevista el día después del 8M. La redactora pregunta, en conversación informal, a qué atribuye que la manifestación hubiera tenido menos afluencia que otros años y, ¡sorpresa!, la ministra responde que por el miedo al coronavirus. Justo lo que pensaron todos los asistentes, pero un diario nacional lo ha publicado como gran exclusiva mundial.
El Partido Popular ha cargado contra Montero por decir: “Creo que al coronavirus [...] No lo voy a decir pues porque no lo voy a decir [...] quiero ser muy prudente, porque creo que la comunicación que se estaba haciendo como Gobierno es buena comunicación, muy basada en los datos médicos. Claro, como siempre priorizar la salud pública, no tomar decisiones por el sentimiento este de pánico generalizado que ya hay porque incluso hay países europeos que ya están tomando medidas drásticas. La capacidad real de control que están teniendo es muy limitada tomando medidas superdrásticas”.
La ministra no solo descubre lo obvio, sino que además afirma que el Gobierno basa sus decisiones en criterios médicos. ¡Otro escándalo! “Lo sabían y lo ocultaron, haciendo caso omiso a los informes que venían de instituciones internacionales. España no merece este Gobierno”, ha señalado el PP en su cuenta de Twitter.
El listón lo ha puesto mucho más alto la popular Ana Pastor al pedir a la ministra que comparezca en el Congreso para explicar lo que el Gobierno conocía y ocultó a los españoles y, de paso, sugerir que la Fiscalía la cite como testigo en las causas que se instruyen. Pastor fue de las primeras diputadas en dar positivo en COVID-19. Mantuvo su agenda hasta ese día. Reuniones de la Mesa, entregas de premios, comidas con periodistas. Tocó, abrazó y besó a quien se le puso por delante. Y, dada su formación médica y la sensatez que se le atribuye, nadie ha sugerido jamás que estuviera poniendo en riesgo la salud de cuantos estuvieron cerca de ella, dentro y fuera de Cámara Baja. Más bien desconocería por aquellas fechas, como Montero, los epidemiólogos, los virólogos, el Gobierno y las organizaciones internacionales el alcance del virus. De lo contrario, si lo sabía, no se explica cómo no dio la voz de alerta ni a su partido ni a los gobiernos regionales que preside.
Y de vuelta al periodismo, en medio de tanta perversión, tan poca ética y tanta deshonestidad, al menos hay un espacio para creer que aún hay quienes hacen su trabajo con dignidad. También en el Abc, donde por cierto su dirección no ha encontrado un solo redactor capaz de firmar tamaña atrocidad desde el punto de vista ético. Los periodistas de verdad jamás vulneran un off the record ni se apropian de material ajeno.
Falta saber, eso sí, cómo el vídeo llegó desde la FORTA (Federación de Organismos o Entidades de Radio y Televisión Autonómicos) hasta la redacción de un diario nacional. La televisión vasca y el programa “En Jake” ya han emitido un comunicado en el que se declaran ajenos a la filtración y añaden que tanto la entrevista como la conversación previa se recibieron en directo en la televisión vasca y “en otra autonómica” mediante el circuito habitual de enlaces. Sigan la pista. Repasen el diario en cuestión y encontrarán, seguro, la conexión y al filtrador, si no lo han descubierto ya.
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