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Propaganda masiva

Oposición y sindicatos reprochan el "espectáculo" multitudinario en Ifema

Jesús Cintora

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Fotos y televisión de cara a la galería, despido de sanitarios por la puerta de atrás. Ayuso ya nos contó lo que le gustaba un atasco (“seña de identidad de Madrid”, nos dijo), pero lo que no habíamos visto aún era la bochornosa aglomeración de gente en mitad de una pandemia, con la presidenta madrileña encabezando el propagandístico cierre del hospital de campaña de Ifema. Si hace falta, por una buena foto, usamos a los sanitarios como decorado.

Es inaceptable que nos estén diciendo que guardemos distancias sociales de seguridad para pasear, correr o sacar al perrito Pecas, mientras tenemos ante nuestros ojos un acto multitudinario, con todos bien juntitos y la presidenta de la comunidad que suma más muertos y más contagios haciéndose selfies al frente de la concentración. Baño de masas y mucha fanfarria retransmitida en directo para regocijo del paisano que permanece encerrado en casa.

Dirigentes políticos que asisten en minoría a plenos para mantener las distancias son invitados en masa a Ifema. Parlamentarios que han visto cómo pasaban las semanas sin celebrar sesiones de control en la sede de la soberanía popular son citados para conquistar al populacho, que vea ante sí el “hospital milagro”, como lo llama Ayuso, con multiplicación de poses, postureo, panes, peces y a ver si pescamos algún voto.

La presidenta que nos dijo que “Madrid ayudó a espabilar a España” ante el coronavirus nos muestra ahora cómo presidir un acto seguro, discreto y responsable en mitad de una pandemia. Las autoridades sanitarias nos están diciendo que mantengamos las distancias, pero imaginen que empezamos a ver propaganda política multitudinaria de este tipo por toda España, mientras nos dicen que sigamos en casa y que solo podemos salir a pasear una hora.

Conectamos en directo, que los fotógrafos están retratando a Ayuso repartiendo bocadillos en Ifema, junto al alcalde Martínez-Almeida, Villacís coge uno y la prensa ya comenta que la presidenta madrileña le está cogiendo el gusto a esto de estar en el centro de la polémica: ayer a cuenta de la comida basura que financia con dinero público para los niños pobres y mañana vete tú a saber con qué. La cuestión es estar en boca de todos. Cueste lo que cueste. Paga usted, querido lector.

Para que no nos falte de nada en esta España nuestra, ya tenemos también la polémica de si han gritado más en Ifema los de “queremos los test” o los de “sanidad pública”. Ayuso aplaude también por los hospitales públicos, porque ya sabemos que su partido no recortó, construyó muchos y no los puso en manos privadas. Que lo ha dicho también Esperanza Aguirre, la que destapó la trama Gürtel y ataba a Pecas con longanizas.

La semana en la que Díaz Ayuso nos dijo que su único error fue “fiarse de la izquierda” y que los socialcomunistas “politizan el dolor”, la vamos terminando con 25.000 muertos, más de 8.000 en Madrid, casi 6.000 en residencias de ancianos madrileñas, pero este coronavirus, del que Ayuso nos dijo que “lo más peligroso es el miedo, porque normalmente tiene síntomas menores que los de una gripe” está ya para fiestas, postureo y propaganda masiva.

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