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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Punkis 1 - Ana Rosa 0

3 de mayo de 2024 22:32 h

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Nunca había visto a Ana Rosa Quintana entrevistar a nadie y nunca había visto a nadie entrevistar como Ana Rosa Quintana. Tengo una vecina igual que ella. La primera semana después de mudarme, me indicó que había una rampita por la que me iba a ser más cómodo arrastrar mi maleta, y acto seguido me llamó tonto. Ella se planta frente al organizador de una orgía en el Viña Rock y le dice que menudo follón se ha armado para cuatro gatos que eran. En este país es más peligroso el aburrimiento que la envidia, y muchas veces los periodistas nos convertimos en desairados guionistas de teatrillo y metemos un cuchicheo en el puñetero BOE con la alegría de un pirómano en un bosque de eucaliptos.

El anuncio de un taller sobre sexualidad y una orgía -opcional- en el festival de Villarrobledo ha bastado para que la mitad de los medios de comunicación del país acudan a Albacete como chinches al sofá de un piso de estudiantes. Para empezar, hay que ser muy cafetero para hacer del sexo en grupo una noticia si este no tiene lugar, como mínimo, en el Palacio de la Zarzuela (que en sus cuatro siglos de historia, digo yo, habrá visto de todo). A alguien en alguna redacción se le ocurre añadir ‘multitudinaria’ al lado de la palabra ‘orgía’ -porque no es incompatible redundar y exagerar- y se arma la mundial. Hay quien se tomó demasiado en serio lo de que tres son multitud, pero qué va. 

Tanto interés ha suscitado, que uno de los organizadores ha tenido que dar una rueda de prensa. Con media parrilla mediática poniéndole un micrófono delante, el tipo ha arremetido contra las violaciones que ocurren todos los años en el festival, el consumo y la venta masiva de drogas, la explotación de los trabajadores, el acoso policial, y un largo etcétera. Olvidó decir, eso sí, que desde hace años, el festival más icónico del punk español es propiedad de un fondo estadounidense (Providence Equity Partners), y que el recinto de los conciertos se encuentra sobre una fosa común de republicanos represaliados. Vamos, que bailas el Bella Ciao sobre la tumba de un partisano, por si tienes pensado ir alguna vez. 

La presentadora de las tardes de Telecinco parecía molesta con la mera existencia del organizador, un chaval, por cierto, viejo conocido del camping de Villarrobledo por sus imitaciones de Joaquín Sabina (yo desconocía esa faceta suya, más sabinesca si cabe), que respondía con la máxima de las educaciones y los más refinados modales, sin perder la sonrisa ni las formas al calificar a Quintana de manipuladora. Esta, condescendiente, le dice a él que ya han conseguido llamar la atención, pero que a esa bacanal no habían ido las 7.000 personas que prometía. Aquí, la pregunta: ¿Quién dijo que iba a ser una orgía de 7.000 personas?

No quiero dármelas de liberal, pero no me parece noticiable que treinta o cuarenta personas queden para practicar sexo. Me parecería noticiable una crónica en primera persona, llegado el caso; tendría mucho más sentido y respondería a muchas más preguntas que mandar a un reportero pie plantón frente a un punki con una cresta roja divertidísima y una dialéctica que no podían imaginarse los buitres de la televisión. Ana Rosa discutiendo a gritos con un punki era justo lo que necesitábamos ver esta semana. Ella se dedicó a abroncar al muchacho. Ya habéis llamado la atención, pero, ¿Para qué? Preguntaba la presentadora. Pues vosotros sabréis, que para eso habéis venido. Yo habría preguntado otras cosas, como si estas prácticas se hacen de pie y al aire libre, si pasa algo si uno llega tarde o, simplemente, cómo puede uno apuntarse a la siguiente.

Periodistas indignados porque no hay noticia.