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Ni iré a la cárcel ni nos van a silenciar

Cristina Cifuentes va a tener que ser más creativa si quiere que en eldiario.es nos callemos. Cuando eres periodista, cuando sabes algo que es cierto y contrastado, es imposible fingir que no lo sabes, olvidarlo, ocultarlo. A menos que te amenace el KGB, seas periodista en Sinaloa o estés muerto o a sueldo de corruptos, sigues publicando. Eso es lo que estamos haciendo el equipo de periodistas de eldiario.es.

Estamos en España 2018, no hay censura tipificada, ya no te matan ni te exilian por publicar verdades. A lo peor te amenazan con actos legales que, admitámoslo, son un viaje a ninguna parte. Lo que sí te puede pasar en España 2018 es que no sean suficientes ni un papel oficial, ni dos ni tres. Llevamos una semana publicando hechos contrastados, pero Cristina Cifuentes se resiste a reconocer oficialmente la verdad sobre su máster. Da escalofrío imaginar cuántas verdades han quedado sepultadas porque no había un segundo papel o una segunda entrega exclusiva, o porque hicieron mella las presiones y mentiras.

Cifuentes anunció ayer contra Ignacio Escolar y contra mí una “querella criminal”, que viene a ser una redundancia redundante porque no existen las querellas civiles. Aquí no ha habido más 'crimen' que el abuso continuado de lo público, el manoseo del patrimonio de todos, de un sistema universitario que hemos construido con esfuerzo, tiempo y bastantes impuestos. Se podría llamar querella mortal, interespacial y supradelictiva y seguiría sin asustarnos. Cuando te asiste la verdad no hay lugar para la duda.

Lo que ha habido es una dirigente de lo público que ha abusado de lo público, y una universidad que ha consentido, cuando no patrocinado, que todos seamos desiguales, que haya alumnos preferentes y paganinis rasos. Habíamos depositado la confianza común en lo público y alguien, por hacer un favorcillo o para salir recompensado, ha roto esa cadena de custodia. Si no podemos confiar en los procesos públicos, no quedará Estado.

La presidenta de la Comunidad de Madrid, que ha metido en un costoso lío mediático y judicial a bastantes funcionarios y contratados, pretende que le salga gratis. El pasado lunes, ante ese PP rabioso que aplaudía la querella para dos periodistas, tenía tres opciones: presentar un papel oficial que confirmara que cursó el máster, dimitir y asumir sus actos o intentar callarnos con la amenaza de mandarnos a prisión. Lo primero no lo tiene, a lo segundo se resiste. Pues mandemos a la periodista y al director a la cárcel. Digamos que mienten, o mejor digamos que están a sueldo de mis enemigos. Digamos que son adoptados, alérgicos o vendidos.

Es cierto, presidenta, que usted tiene el poder, el aparato administrativo y el monopolio de lo público. Lo tiene todo pero le falta una cosa: la verdad. Esa es nuestra y ninguna querella, amenaza o insulto nos la va a arrebatar. Seguimos.