- Este artículo se publicó en el número 20 de la revista de eldiario.es 'Internet, el futuro y la libertad'
En sus inicios, las redes virtuales se utilizaban principalmente para intercambiar información personal, pero con el paso del tiempo se ampliaron sus usos, siendo uno de ellos la movilización social. En España ese nuevo rumbo se apreció por primera vez en el año 2009, como reacción a la ley de Economía Sostenible, más conocida como la Ley Sinde. La regulación de sitios web y la protección de la propiedad intelectual crearon una corriente de opinión contraria que se canalizó a través de Twitter. Los mecanismos de retransmisión de mensajes de esta red facilitaron la propagación de ideas a favor de la cultura libre. Este germen se mantuvo y figuras destacadas de esta movilización ayudaron al despegue de otra mayor en el año 2011: las acampadas del 15M.
La movilización del 15M, que en su inicio fue ignorada por los grandes medios, encontró en Twitter un cauce para la difusión de la indignación que sentían distintos colectivos. La red los unió en lo virtual y las acampadas reunieron a la gente en las plazas. Fue un punto de inflexión en la política española, que debilitó al bipartidismo y dio lugar al nacimiento de nuevas formaciones políticas.
Las medidas del Gobierno ante la crisis de 2012, la reforma laboral y los recortes, provocaron una ola de protestas en forma de mareas de diversos colores, para las que Facebook y Twitter fueron herramientas determinantes para la difusión de información y convocatorias. En ese mismo año, despegó la movilización en redes virtuales del independentismo en Cataluña, con una asistencia récord a las celebraciones de la Diada.
Recientemente, los acontecimientos en Catalunya se han vivido intensamente desde las redes virtuales, creando mucha polémica y discusiones polarizadas. Una de las reacciones ha sido el movimiento conocido como Tabarnia, que estaba latente desde hacía dos años y que se visibilizó a través de Twitter tras las últimas elecciones catalanas. Las movilizaciones de mujeres y pensionistas en las redes virtuales han traído la novedad de la transversalidad: colectivos unidos por un problema común en el que la ideología quedaba en un segundo plano.
Como contrapartida, el éxito de estas movilizaciones ha puesto de manifiesto el poder de las redes virtuales, que se han convertido en poderosas herramientas de marketing político, sobre todo Facebook, donde se puede adaptar el mensaje a votantes previamente segmentados. En algunos casos, como en las elecciones de EE.UU., haciendo uso de datos obtenidos ilegalmente para influir de forma más efectiva. Por otro lado, el nivel de ruido aumenta en las redes virtuales con usuarios ficticios que difunden automáticamente noticias distorsionadas o directamente falsas (bots) o que siembran la discordia con sus publicaciones y comentarios (trolls).
En muestra mano está que las redes virtuales faciliten una transformación social beneficiosa para todos, manteniendo el espíritu crítico, la apertura de mente, la tolerancia y la solidaridad.