Aquellos que quieren que sus responsabilidades políticas no sean depuradas buscan que no se hable de aquello que se podía haber hecho cuando los muertos están calientes porque dicen que hay que guardarles respeto para en el momento en el que se quedan fríos esperar que la actualidad haya pasado página y así evitar que se les fiscalice. La realidad es que el momento para exigir y señalar a los responsables políticos de que las tragedias sean más mortales es en el momento en el que se producen para que no puedan eludir sus responsabilidades.
La negación de la crisis climática tiene consecuencias concretas funestas porque va acompañado de medidas que maximizan sus riegos. Cuando dices que es un invento tomas medidas en consecuencia y haces que haya mucha población que ignore las alertas, que considere que es un invento de rojos y marxistas y que siempre ha llovido. Pero no, no siempre pasó lo que está pasando y pasará muchas más veces. La crisis climática advierte que uno de los sucesos más habituales serán DANAS e inundaciones masivas y la Comunitat Valenciana es un lugar de especial riesgo por su ubicación junto al mediterráneo y una orografía llena de barrancos y ramblas acompañado de una ordenación urbanística que no atendió las zonas inundables. Las políticas públicas cuestan vidas.
La decisión política que tomó Carlos Mazón por presión de Vox fue eliminar la Unidad Valenciana de Emergencias que estaba destinada a atender en casos catastróficos como esta DANA. Obviamente su existencia no habría evitado la catástrofe, pero habría ayudado a maximizar los recursos para ayudar a quien la ha sufrido. Pero por encima de todo lo más importante de estas decisiones es la de trasladar el mensaje de que no pasa nada, de que la crisis climática no nos afectará y que no hay que preocuparse por el cambio de paradigma que supone el cambio climático y las consecuencias directas sobre la vida de miles de personas. La responsabilidad de Carlos Mazón no solo es política por haber dado entrada a las tesis negacionistas en su gobierno, sino de gestión directa por no haber actuado de manera correcta y diligente cuando los anuncios sobre la dimensión de la DANA eran claros y alarmantes.
El mensaje de la Generalitat para advertir a la población llegó tarde. Muy tarde. Cuando ya no había manera de advertir a quien se encontraba en las carreteras. La alerta de la Aemet se produjo el martes 29 de octubre sobre las fuertes lluvias que se producirían en la zona de Utiel-Requena. La Confederación Hidrográfica del Júcar alertó a las 12:00 del mediodía del día 30 de octubre que la situación del caudal de la rambla del Poyo en Riba-Roja era alarmante, en las universidades valencianas se mandó a todo el mundo a su casa antes de la hora de comer en previsión por lo que venía, pero la alerta de la Generalitat a través de protección civil con un mensaje a los móviles pidiendo que eviten desplazamientos se produce a las 20:12 de la tarde cuando las carreteras ya eran una ratonera acuática y los trabajadores estaban saliendo de sus centros de trabajo o estaban in itínere. Desde las 16:00 a las 19:00 el agua que cayó equivale a ocho veces la de todo un mes de octubre pero no se consideró que había que mandar ninguna alerta cuando las inundaciones ya eran evidentes e inundaban las redes sociales con infinidad de vídeos. La consellera de Interior y Justicia, Salomé Prada, tenía conocimiento desde el martes 29 de octubre de la gravedad de la alerta, y desde las 12 de la mañana de la situación preocupante de las ramblas y tardó ocho horas en mandar el mensaje de alerta que hubiera salvado vidas. El cambio climático no es una batalla cultural, se trata de tu vida.