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RTVE, 80 años de déficit democrático

“Hoy, día 28 de octubre, domingo, día de Cristo Rey, a quien ha sido dado poder en los Cielos y en la Tierra, se inauguran los nuevos equipos y estudios de Televisión Española”

Con estas palabras nació la televisión en España. TVE comenzó a emitir a las 20.30 de ese día de 1956. Tras las palabras del Ministro Arias-Salgado, la bendición de los estudios de Paseo de Habana, intermedio musical, documentales del NO-DO y una exhibición de bailes regionales de la Sección Femenina. La velada finalizó con un concierto de piano.

Durante estos últimos meses RTVE ha celebrado dos importantes aniversarios; los 80 años del nacimiento de RNE (17 de enero de 1937) y los 60 de TVE (28 de octubre de 1956). Pronto celebrará el décimo de su web, rtve.es nació en mayo 2008. Estas efemérides han pasado prácticamente inadvertidas para la mayoría de los ciudadanos. ¿Por qué los gestores de RTVE han pasado de puntillas sobre ellas? Para mí, que llevo más de 35 años en TVE, tiene una respuesta clara; falta de ideas. Y también cierta vergüenza por su pasado.

RTVE vive uno de sus momentos más difíciles.

En 2006 hubo el único intento serio para dotarla de independencia y viabilidad económica, ambos objetivos duraron lo que duraron y los dos presidentes de la Corporación elegidos por consenso, dimitieron de sus cargos por su disconformidad con las decisiones estratégicas que los Gobiernos socialistas que entonces les imponían.

Luis Fernández fue el primer presidente elegido en el Congreso por consenso, no llegó a cumplir tres años en el cargo y lo abandonó por sus desacuerdos sobre la financiación de RTVE (el Gobierno socialista eliminó la publicidad en TVE y recortó de facto su techo de gasto) y Alberto Oliart por el mismo motivo, la nueva Ley de Financiación nunca llegó a cumplirse del todo y el presupuesto asignado por el Gobierno no era ni suficiente ni estable para mantener una estrategia continuada. Resultado, primero un fuerte posicionamiento hasta la supresión de la publicidad (RTVE representaba un 28% de la audiencia de televisión en España) y una crisis sin precedentes a continuación (en la actualidad representa un 17% de dicha audiencia). Teniendo en cuenta que hasta principios de los ochenta tenía el monopolio de la televisión, ¿Que ha ocurrido para que se produjera este declive inédito en toda Europa? La respuesta es muy sencilla, el nacimiento de los medios públicos autonómicos y privados después, no introdujo elementos de voluntad política para que RTVE mantuviera una posición fuerte en un mercado altamente competitivo. Tampoco ha cumplido con su deber para ayudar a vertebrar un estado como el nuestro, complejo y diverso en lo territorial, social y cultural.

Los gobiernos utilizaban y siguen utilizando RTVE en su propio beneficio y hasta nuestros días y salvo el breve periodo de consenso (2007-2012) no la han dotado de los tres elementos clave para su posicionamiento; independencia editorial y gerencial, financiación suficiente y estable y un proyecto estratégico que evite los vaivenes políticos. Básicamente se trata de que los Gobiernos dejen de meter sus narices de forma permanente en los medios públicos. Aquí quiero hacer extensivo este mal a los medios autonómicos.

Lo que pido y pedimos otros muchos en RTVE y fuera de ella, es devolverle la empresa a sus propietarios. Dice Wikipedia que RTVE pertenece al Gobierno de España, pues bien, RTVE no debe pertenecer a los gobiernos de España. RTVE es una institución básica del Estado democrático y pertenece a todos los ciudadanos, es una institución del Estado y como tal debe ser respetada.

El 20 de junio de 2012 el PP impuso una involución sin precedentes en RTVE, decidió, vía Real Decreto Ley, modificar el sistema de elección del presidente y consejeros que ya no lo sería por consenso, si no por una simple mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados. Aún así el primer presidente elegido para el cargo por ese procedimiento, Leopoldo Gónzalez-Echenique, también dimitió de sus responsabilidades por los oídos sordos que desde el mismo Gobierno que lo había elegido, hacían sobre la insuficiencia e inestabilidad presupuestaria que sufría la Corporación y que la hacía desangrarse en sus audiencia y sobre todo en el prestigio y aprecio que de ella tienen sus propietarios, los ciudadanos. Recordar en este punto que tras su llegada a la Moncloa, Rajoy redujo el presupuesto de RTVE en 200 millones el año 2012 y 250 el del 2013, un 20% y 25% de su presupuesto total respectivamente. Fue el mayor recorte presupuestario que sufrió una empresa pública en España durante la crisis. Corolario, RTVE no interesa salvo para utilizarla o ser moneda de cambio con los operadores privados o autonómicos. Tras la salida de Gonzalez-Echenique el Gobierno, y por diferentes vías, volvió a llenar de gasolina el tanque de los presupuestos de RTVE. El nuevo presidente, José Antonio Sánchez se encontró con un maná inesperado aunque por otro lado absolutamente necesario. ¿A cambio de que? Línea dura en los informativos a favor de los intereses del Gobierno y del Partido Popular.

RTVE se encuentra intervenida desde 2012, el Tribunal Constitucional no ha tenido tiempo en más de cinco años para pronunciarse sobre la constitucionalidad del método del Real Decreto Ley para cambiar una Ley Orgánica. Pero además, los vaivenes presupuestarios condicionan y mucho la gestión que pueda llevarse a cabo en cada momento. Hay un doble control, el de la forma de elección de su presidente y consejeros y el presupuestario. Si eres dócil, habrá más dinero, si te desmandas, cerramos el grifo.

Podemos ver cómo el cumplimiento de las leyes en este y otros casos no es una de las prioridades de los gobiernos de España. Durante estos años no han respetado la independencia de RTVE, no han cumplido con su Ley de Financiación y además han utilizado métodos de dudosa constitucionalidad para cambiar la forma de elección de sus órganos de gobernanza. Tampoco la han dotado de un proyecto estratégico que consiga su posicionamiento de cara a un futuro cada vez más competitivo y novedoso, por la aparición de nuevos actores en el mercado.

Lo que ocurre en España con sus medios públicos no tiene parangón en Europa. Durante años fui miembro del Grupo de Deportes de la UER (Unión Europea de Radiodifusión) donde, con evidente envidia, podía comprobar como mis colegas europeos y salvo por las crisis de las televisiones de Portugal, Grecia y Hungría y la de RTVE, gozaban y gozan de una independencia editorial y gerencial y estabilidad estratégica de la que nosotros carecemos.

Desde el 20 de septiembre de 2017, las autoridades españolas, los Diputados y Senadores, el Gobierno, el poder judicial, el Jefe del Estado, todos ellos tienen la oportunidad de revertir este negro presente de los medios públicos y especialmente de RTVE. Desde ese día el consenso volvió al parlamento. Espero que ese mismo parlamento no tarde en devolverle la normalidad democrática que inauguró aquel día y de forma exprés elijan a un nuevo presidente y consejo de administración. La forma en que hagan efectiva esa elección y el nombre de quienes sean elegidos hablarán por si mismos sobre si esa voluntad política se plasma en hechos objetivos.

Elijan alguien que crea en el servicio público, que conozca a fondo RTVE y el mercado en el que se desenvuelve. Que quiera trabajar duro para reposicionarla y afrontar el reto digital. Que la internacionalice. Que la dote de proyecto estratégico para un horizonte de, al menos, doce años. Pero sobre todo, que se la devuelva a sus propietarios, a todos los ciudadanos. RTVE es de todos nosotros y así debemos sentirlo. Y por favor, gentes que no se avergüence de nuestro pasado o no tengan ideas sobre cómo ponerlo en valor (sobre el cine parece que si las tienen). El pasado está ahí, no va a cambiar y además deja muchas enseñanzas sobre cómo gestionar el futuro y sobre los errores a evitar.

RTVE no tuvo su transición, quedó congelada en unas formas de utilización de otros tiempos. Además, ahora se encuentra intervenida. señoras y señores siputados y Senadores, alumbren la RTVE del siglo XXI, es una urgencia democrática. Véanlo como una oportunidad, no como una derrota. Todos los ciudadanos se lo agradeceremos. Los profesionales independientes de RTVE, especialmente. Ojalá que los siguientes aniversarios de RTVE los celebremos todos juntos, orgullosos de lo que fuimos y más aún de lo que somos.