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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

¡Salvad nuestro clima! O echaros a un lado

Los estudiantes europeos han decidido echarse a la calle en defensa del clima. Decenas de miles de alumnos de secundaria y bachillerato están protagonizando una de las revueltas más legítimas y esperanzadoras de las últimas décadas en las ciudades del viejo continente.

Bélgica, Suiza, Holanda, Alemania, Francia, Polonia, Suecia: el movimiento estudiantil de protestas para exigir medidas más contundentes contra el cambio climático no para de crecer. Y muy pronto llegará a las calles de nuestras ciudades.

Mientras tanto los políticos, incapaces de reaccionar ante una revuelta juvenil que los supera en dignidad y coraje, intentan desacreditarlos desde el paternalismo, acusándolos de estar manipulados por un oscuro complot contra el estado de bienestar. La ministra de medio ambiente del gobierno de Flandes, la democristiana Joke Schauvliege, ha sido la primera autoridad en dimitir por ello.

Pero nadie los va a parar. En alianza con los youtubers, instagramers y bloguers más influyentes, y con hastags como #FridaysForFuture, #YouthForClimate o #SchoolStrike4Climate, los jóvenes europeos están tejiendo a través de las redes sociales una gigantesca alianza para pasar a la acción climática.

Se han cansado de tantos discursos huecos, de tantos acuerdos sobre papel mojado. Los jóvenes están hasta las narices de tanta cobardía política, de tantas muestras de incapacidad para plantar cara a la amenaza que a nosotros se nos echa encima pero a ellos los aplastará.

Ya no nos creen ni se fían de nosotros. Como anunció la joven quinceañera Greta Thunberg en su famoso discurso ante los líderes políticos del mundo que asistieron a la pasada cumbre del clima de Katowice: “Hasta que no comiencen a centrarse en lo que debe hacerse en lugar de lo que es políticamente posible, no habrá esperanza. No podemos resolver una crisis sin tratarla como una crisis”.

Están decididos a dejar de conducir como nosotros, de obtener la energía como nosotros, de usar el plástico como nosotros, de comprar compulsivamente como nosotros. Con acciones como las que se recogen en la campaña de los jóvenes franceses “On est prêt” o “Partager c’est sympa” los protagonistas de esta revuelta juvenil a favor del medio ambiente y contra el cambio climático nos están diciendo que el nuevo tiempo ya está aquí: el tiempo de vivir en armonía con el planeta y en paz con la naturaleza. Y que, o nos unimos a ellos o nos echamos a un lado, pero la espera no es una opción.

Ante el desdén institucional y la falta de ambición política para evitar los peores escenarios climáticos, los jóvenes estudiantes europeos han decidido salir de las aulas y echarse a las calles para asumir el liderato de la acción climática. Y esa decisión de nuestros hijos, de los inminentes votantes que elegirán a los próximos gobiernos de la UE, es ahora la gran esperanza para los que venimos alertando desde hace años que en la lucha contra el calentamiento global ya no tenemos tiempo de perder el tiempo.

Como destacaba The Guardian, uno de los medios que sigue más de cerca esta revuelta “teenager” a favor del clima, en un reciente editorial: “Debemos respetar y acoger con satisfacción los esfuerzos de los niños y adolescentes para por hacer oír su voz e influir en la toma de decisiones. Después de todo, vivirán las consecuencias más tiempo que nosotros”.