Seamos un poco más 'woke' y nos irá mejor
Parece que la palabra woke está entre las candidatas a ser la palabra del año para FundéuRAE. Será interesante, si finalmente es el término elegido, saber por dónde se posicionará la Fundación del español urgente. Si tira por el uso de la palabra que hace la extrema derecha reaccionaria para descalificar a quienes defendemos la justicia social, los derechos humanos y los movimientos sociales o, por el contrario, servirá para anclar de una vez por todas el sentido legítimo de este anglicismo cuyo origen data de 1938 y está estrechamente vinculado a la denuncia del racismo en Estados Unidos. Ojalá sea la palabra del año para que se hable de qué es realmente woke.
En la guerra cultural que la derecha más conservadora ha emprendido contra los defensores de la humanización, la dignidad de toda persona, la interseccionalidad y los derechos humanos, se ha distorsionado el término woke hasta el punto de lograr prácticamente su resignificación para su uso despectivo y apocalíptico. Lo que Trump, Milei, Meloni, Abascal… llaman virus woke no es otra cosa que la sensibilidad humana frente a las injusticias y las violencias contra grupos sociales que históricamente han sido machacados por los totalitarismos, sensibilidad que ha ido acompañada de denuncia y la lucha de los movimientos sociales.
De esta forma, para el eje del lado oscuro de la Historia, la extrema derecha fascista, woke es el mal porque es la lucha antirracista, son los feminismos, es la teoría queer, son los activistas climáticos, es el movimiento a LGTBIQ+… porque denuncian las opresiones que ejercen y dejan en evidencia que estas se basan en privilegios y no derechos. Hasta Disney es woke si esta se hace eco en sus películas de algunos de los valores de los señalados como woke, tal y como hizo saber Elon Musk en su red social.
Visto esto, yo soy woke. Y no porque, tal y como quieren hacer creer, defienda la cultura de la cancelación o el señalamiento, sea agresiva e irracional. Lo soy porque apoyo a los movimientos antirracistas, soy bollera, feminista y pacifista, me preocupa el cambio climático, señalo el origen capitalista de las desigualdades sociales, creo en una sociedad plural y diversa… Ah, y defiendo la justicia social, eso que Ayuso llegó a calificar como “un invento de la izquierda”, alejándose también del sentido propio de lo que significa la justicia social, incluso dentro de la doctrina social de la Iglesia católica. Porque he aquí el otro aspecto que descalifica (en boca de la extrema derecha) a los woke, el ser de izquierdas, el ser progres, comunistas... La extrema derecha nunca fue muy amiga de la libertad ideológica. Siempre encuentran motivos para prohibirla.
Según Milei, Meloni, Abascal y Trump, las y los defensores de los derechos humanos desde el principio de universalidad de estos y no discriminación de los colectivos más vulnerables- estamos a un tris de ser pandemia global. Por eso hay que eliminar lo woke y a los woke. Una forma moderna, inteligente y perversa de deshumanizar, de criminalizar, de inventar un nuevo enemigo para la humanidad, que sirve para neutralizar las acciones colectivas y pacíficas que denuncian violencia y discriminación de quienes tienen el poder sobre los oprimidos.
En su cruzada cultural, la extrema derecha, está haciendo uso de un extractivismo inquietante de expresiones, consignas, mensajes, enfoques, discursos y hasta himnos que hasta ahora eran parte de los movimientos sociales, de las y los defensores de los derechos humanos y también del antifascismo. La actual utilización distorsionada de Woke es parte de una clara estrategia de desplazamiento de significados que se lleva a cabo con cuidado y escrupulosa coordinación global. Unas veces para apropiarse de palabras que hasta ahora gozaban de prestigio por ser señas de identidad de quienes defendemos un mundo más justo como Libertad, Pueblo, Revuelta, Pueblo, Progreso, Disidencia… Otras veces, ese desplazamiento de significados otorga sentidos nuevos y contrarios al original, de esa forma el feminismo es una ideología de género y ahora woke es un virus que envenena, cancela y borra a los hombres, las personas heterosexuales, las mujeres cis, a la clase trabajadora blanca, a los migrantes de bien, a los pobres autóctonos…
Quizá, aprovechando que la matraca de los líderes de extrema derecha ha llevado a la FundéuRAE a hacerse eco de la palabra woke es momento de reivindicarla sin permiso y con la calma. Quizá es buen momento de decir: yo también soy woke y mi acción colectiva no es contra ti, sino contra el racismo, el machismo, la transfobia, el clasismo, la xenofobia, la aporofobia… Si eso es ser woke, yo soy woke. ¿Y tú?
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