Sheldon Adelson, una fuente inagotable de dinero para los ultraconservadores

Sheldon Adelson dijo en febrero que está “en contra de que la gente muy rica intente influir en unas elecciones”. Pero como otros lo hacen, él no está dispuesto a quedarse atrás. El promotor de la posible instalación de Eurovegas en España se ha convertido en uno de los principales donantes de la campaña republicana en las elecciones en EEUU, el mayor adversario que tiene Barack Obama en el mundo del dinero. Porque si algo le sobra es precisamente eso, dinero. Menos conocida es su influencia en la política israelí, donde se ha convertido en un baluarte fundamental del primer ministro Netanyahu. Sus ideas sobre el conflicto palestino son claras: no tienen derecho a ninguna reivindicación sobre la tierra que reclaman para su Estado.

El multimillonario judío de 78 años consiguió impulsar la no muy boyante campaña de Newt Gingrich en las primarias republicanas gracias a la inyección de unos fondos sin los cuales el ex presidente de la Cámara de Representantes no hubiera durado mucho tiempo. Incluso así, esos 20 millones de dólares no fueron suficientes y Mitt Romney terminó siendo el candidato elegido. Pero aunque Romney no sea un político lo bastante conservador para el gusto de Adelson, eso no ha sido un problema.

El magnate de los casinos --cuya fortuna personal se estima en cerca de 25.000 millones de dólares-- se ha comprometido a entregar decenas de millones a las Super PAC (organizaciones privadas que no dependen supuestamente de las campañas de los candidatos y para los que no rige ninguna limitación) que apoyan al rival de Obama.

Ya ha donado 10 millones a una de ellas y pronto dará otros tantos al grupo promovido por Karl Rove, el principal consejero de George Bush en sus dos mandatos en la Casa Blanca. Se espera que financie con otros 20 millones a dos organizaciones más.

Según un editorial de The New York Times publicado el domingo, Adelson no hace ascos a apoyar a Romney por dos razones:

En realidad, el enfrentamiento vino por el apoyo de AIPAC a la conferencia de Annapolis, un tímido y fracasado intento de Bush por impulsar las negociaciones entre israelíes y palestinos. Adelson ha seguido financiando al mayor grupo del lobby judío, por ejemplo en la construcción de su nueva sede en Washington.

La segunda razón es su empeño personal en no pagar impuestos. Su empresa paga sólo un 9,8% del impuesto de sociedades en EEUU gracias a que la mayoría de sus beneficios se genera en Asia, donde disfruta de tipos reducidos o inexistentes, como en el caso de Macao. Los republicanos han bloqueado los intentos de Obama de poner fin a esta situación.

En el tema fiscal, no parece que financiar a Romney le suponga muchos inconvenientes ideológicos. Pero antes de comprometer su dinero se reunió con el candidato republicano a finales de mayo en Las Vegas para conocer en detalle sus ideas sobre Israel. Según The Wall Street Journal, quería “asegurarse de las posiciones de Romney en temas clave, como el apoyo a Israel contra sus enemigos en Oriente Medio”. Aparentemente, quedó satisfecho con las respuestas.

Adelson ha financiado con centenares de millones de dólares a organizaciones sionistas en Israel y EEUU, entre las que se encuentran varias que rechazan la formación de un Estado palestino y afirman que Cisjordania pertenece al pueblo judío. En julio de 2010 llegó a decir que sentía no haber servido en el Ejército israelí, pero que esperaba que su hijo lo hiciera algún día “como francotirador”.

Esa es la función precisamente que Adelson ha asumido en la política israelí. En 2006, y en mitad de una de esas épocas en las que Netanyahu estaba peleado con los dos periódicos más leídos del país, el empresario decidió intervenir en su favor y decidió fundar el periódico Israel Hayom. Tanto Yediot Ahronot como Maariv (dos diarios de contenido popular pero con los columnistas políticos más influyentes) tenían copado el mercado publicitario. Como el nuevo periódico iba a tener dificultades para encontrar anuncios y el dinero no era problema, Adelson optó por que fuera un gratuito y lo puso en marcha en 2007.

Tres años después, Israel Hayom ya tenía una difusión similar a la de Yediot y claramente superior a la de Maariv y el resto de cabeceras. Según un estudio bianual sobre la circulación de la prensa, el medio propiedad de Adelson llegaba al 35% de los israelíes. Maariv se conformaba con un 12,5% y Haaretz con un 6,4%. El gratuito puede haber perdido decenas de millones de dólares en estos años. Una vez más, el dinero nunca es un obstáculo para su dueño.

Los dos grandes periódicos no saben cómo competir contra el recién llegado. Es cierto que al ser un diario gratuito su influencia política es menor, pero las cifras de distribución de un diario con tantas páginas como sus rivales no se pueden desdeñar.

Además, Israel Hayom es un ferviente partidario de Netanyahu, más que de su propio partido, hasta el extremo de que los competidores le apodan Bibiton (por Bibi, el mote con el que es conocido Netanyahu desde siempre, e iton (periódico en hebreo).

Los periodistas ya saben que criticar a Adelson trae consecuencias. Un programa informativo del Canal 10 emitió un largo reportaje sobre Adelson que incluía dos datos que le enfurecieron. Uno de los entrevistados decía que Adelson le debía dinero y otro sugirió que había recibido un trato de favor de la comisión del juego del Estado norteamericano de Nevada. El magnate dijo que eso era falso y amenazó con querellarse. Los periodistas de la cadena respondieron que la información era correcta, pero uno de los principales accionistas, el multimillonario norteamericano Ronald Lauder, obligó a que se hiciera pública una disculpa, como así ocurrió. El director de informativos, el responsable del programa y su presentador dimitieron después.

Adelson ha dicho siempre que, aunque es amigo personal de Netanyahu, no fundó el periódico para apoyar su carrera política, sino para dar a los israelíes un punto de vista “justo y equilibrado” ('fair and balanced', curiosamente el mismo eslogan de la cadena Fox News en EEUU).

La prensa israelí no le cree y teme su influencia sobre el primer ministro. “Adelson considera a Netanyahu un amigo pero también un protegido”, dice Nahum Barnea, columnista de Yediot. “Cree que con su dinero puede cuidar de este 'joven'. Por tanto, Netanyahu está obligado a tomarse muy en serio lo que diga Adelson”.

Lo que Adelson tiene que decir sobre el futuro de Israel y el conflicto con los palestinos es claro y cristalino: “Lean la historia de esos que dicen llamarse palestinos y descubrirán por qué Gingrich dijo que los palestinos son un pueblo inventado”.