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El simpa

El mensaje del Gobierno no podía llegar en un momento más oportuno. Cuando asistimos a un carrusel de noticias sobre la corrupción que ha saqueado el país, Cristóbal Montoro nos dice que “venimos de una crisis por una borrachera de gasto público y algunos ya quieren irse de copas”. No, señor Montoro. No es que algunos quieran salir de jarana, es que llevan años de barra libre y se lo estamos pagando los demás. Trincaron de la bodega, metieron la mano en la caja y no han devuelto ni los vasos, ni los platos.

En el país donde nos cuentan que el “jefe Anticorrupción” impedía investigar a los corruptos no es de “bolingas” pensar que el problema no está en los que quieren “irse de copas”, sino en los que nos venden garrafón. Intentar cargarles la cuenta de la crisis a los que piden más inversiones en la Sanidad o la Enseñanza de sus territorios es una excusa de mal pagador. No es un tema de inversión pública, sino de reparto de la tarta, de recortes y de falta de ejemplaridad con los que se han puesto morados chupando hasta de la manguera.

El ministro para el que la amnistía fiscal no existió y la mayor subida de impuestos de la historia tampoco se muestra preocupado por el copeo. Como si aquí no se hubieran vaciado barriles, cubas y cisternas con entidades financieras politizadas, palés de ladrillo para especular, adjudicaciones fraudulentas, financiaciones irregulares, mordidas y rescates bancarios todavía impunes, de los que su compañero de batallas, Rodrigo Rato, seguro que le puede informar. Invítele a una ronda. Que le pongan otra más.

Ahora ya no es cuestión de que se rompa España, porque se sacan adelante los presupuestos con los nacionalistas, pero es “por el bien de todo el país”. Sabemos que los argumentos se retuercen según convenga, pero no nos vendan como vino español lo que es hacer botellón con aquellos que puedan permitirles seguir con la juerga y que parezca que los que no recogen los cristales rotos del parque público son los demás.

“Venimos de una crisis por una borrachera de gasto público y algunos ya quieren irse de copas” suena a aquello de vivieron “por encima de sus posibilidades”, que dijo Fátima Báñez y unos cuantos más. Es un injusto ajuste de cuentas, que se sube a la cabeza como un chupito de whisky barato en días de tramas corruptas, castores, becarios gratis y a duras penas mileurismo para la mitad que trabaja en el país.

Aquel despacho que fundó Montoro y que hoy investiga Anticorrupción nos podría hacer un buen balance de la borrachera. En España hay quien sigue bebiendo marca Premium y quien no tiene ni para chupar los posos de los vasos. Los que se ponen tibios de reserva siguen de simpa y encima nos dicen que vamos ciegos los demás. Aún querrán que gritemos con ellos que viva el vino.