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La supuesta complicidad de algunos Mossos facilita la huida de Puigdemont
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Opinión - Investidura de Illa, éxito de Pedro Sánchez. Por Javier Pérez Royo

¡Tachán!

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Repasemos la lista:

El gran Houdini, maestro del escapismo, capaz de salir de las situaciones más comprometidas incluso a riesgo de su vida. Atado con cadenas, metido en un saco, sumergido en un tanque de agua, colgado de una grúa, el mítico mago siempre lograba salir y dejar boquiabiertos a los espectadores.

Para David Copperfield, un showman antes que un mago, la cámara de televisión era su varita mágica. Con gran sentido comercial y del espectáculo, lo mismo hacía desaparecer la Estatua de la Libertad que levitaba por el aire, se cortaba a sí mismo con una sierra mecánica, se fugaba de Alcatraz o desaparecía ante los ojos de millones de espectadores.

Juan Tamariz, tan mago como humorista, lo suyo son los juegos de manos, ahora la ves y ahora no la ves, ¡tachán! Especialista en burlarse del público, sacarte de la oreja la carta perdida y dejarte con cara de bobo. Su final llevaba un sello personal, tras el más difícil todavía: un violín imaginario mientras canturreaba “nianianiaaaaa”.

Fu-Manchú, otro mito de la edad de oro de la magia. Eligió como nombre artístico el de un popular supervillano experto en salirse siempre con la suya, burlar a la justicia y tramar los planes más maléficos. Su especialidad eran las sombras chinescas, asombrar al público creando figuras con sus manos.

Magín el Mago, mente criminal creada por el gran Ibáñez. Su capacidad de hipnotizar a cualquiera lo vuelve muy escurridizo. Mortadelo y Filemón siempre están a punto de atraparlo, pero en el último momento siempre escapa usando la hipnosis y provocando situaciones descacharrantes.

El trilero de toda la vida: un granuja que se coloca en una calle concurrida con una caja de cartón a modo de mesa, tres cubiletes y una bolita que va cubriendo y descubriendo, ¿dónde está la bolita? Despluma a todo incauto que le sigue el juego.

Este jueves, tras la aparición y desaparición de Carles Puigdemont, un mago contó en la radio catalana RAC1 cómo había logrado el ex president burlar a la policía en pleno centro de Barcelona, siendo el hombre más buscado del momento, con los mossos advertidos de su aparición, y con la televisión en directo. Según el mago Sergi Armentano, Puigdemont usó un truco elemental, una técnica de distracción llamada “misdirection” y conocida por cualquier mago de medio pelo: hacer que todo el mundo mire hacia otro lado para que no se vea el truco. Todo el mundo mirando a la comitiva de diputados que iba hacia el Parlament, mientras él salía por detrás. Ahora lo ves, ahora no lo ves, ¿dónde está la bolita?

Si aceptamos que Puigdemont tiene dotes de ilusionista, elija cada cuál de entre los anteriores a qué mago le recuerda más: el heroico o el payaso, el showman o el criminal, el cachondo o el estafador. ¡Tachán!