Los táser, pistolas capaces de provocar descargas eléctricas de 50.000 voltios, son de uso restringido al ámbito militar y policial en España. Así, su posesión y uso por parte de civiles está terminantemente prohibido. Paradójicamente, los policías locales de más de 200 municipios, las Fuerzas Armadas y los GEO están autorizados a usar los táser en situaciones de alto riesgo, pero no la Policía Nacional ni la Guardia Civil que llevan tiempo reclamando el uso permitido de esta arma al Ministerio de Interior.
Ciertas unidades especiales de la Ertzaintza (llamadas Patrullas de Prevención y Respuesta Inmediata) están autorizadas a usarlas desde marzo del año pasado. Además, desde hace tan sólo unos meses, los Mossos d'Esquadra también pueden recurrir a ellas, tras la aprobación de su uso por parte del parlamento catalán. Concretamente, cada comisaría de Cataluña contará con un táser en sus oficinas antes de que termine el otoño.
Los Mossos cuentan, adicionalmente, con la peculiaridad de que deben de tener a mano un desfibrilador por si el uso del táser provoca una parada cardíaca o una arritmia potencialmente letal a la víctima. También están obligados a llevar una cámara para grabar cada actuación (“siempre que sea posible”) en la que se use dicha pistola eléctrica. Esta grabación se revisará posteriormente para comprobar que se ha usado correctamente.
En todos los colectivos anteriores, el táser tiene un fin muy claro: Ser una alternativa más segura que las armas de fuego reglamentarias para inmovilizar a sujetos que suponen una amenaza inminente de muerte o de agresiones graves. Cuando se aprieta el gatillo del táser, se disparan proyectiles con agujas que pueden penetrar hasta 5 mm en la piel y que provocan una descarga eléctrica de 50.000 voltios y 2,1 mA a la persona durante alrededor de 5 segundos a través de un cable conectado a la pistola. La corriente eléctrica resultante puede llegar a profundidades máximas de 5 cm y provoca la contracción mantenida, súbita y caótica de los músculos más superficiales (sobre todo de brazos y piernas) y la activación de neuronas motoras, provocando una posterior paralización e inmovilización temporal del objetivo. Además, también provoca dolor al estimular los nervios sensitivos.
Aunque el uso del táser es muy reciente en España, concretamente desde el año 2014, esta arma eléctrica lleva usándose en Estados Unidos desde los años 90 por las fuerzas de la ley como alternativa a las armas de fuego convencionales y su uso se ha generalizado prácticamente por todo el país. Por otra parte, esta arma también se usa en otros países del mundo como Canadá, Australia, Reino Unido, Finlandia, Islandia...
¿Es inofensivo el táser?
Precisamente por ser Estados Unidos el lugar donde el táser lleva más tiempo y su uso está mucho más extendido, la mayoría de datos sobre las consecuencias para la salud de usar esta pistola provienen de allí. En ese sentido, Amnistía Internacional se opone oficialmente al uso del táser después de haber analizado las muertes tras el uso policial de esta arma en dicho país. En 2012, esta ONG registró más de 500 muertes (durante arrestos o en la cárcel) de personas que habían sido disparadas previamente con táser. Ese estudio abarcaba un periodo de 10 años, desde el año 2001.
Ahora bien, las estadísticas anteriores de Amnistía Internacional deben analizarse con mucho cuidado. Por un lado, como ellos mismos reconocen, en muchos casos el táser no fue el motivo directo y principal de las muertes. De hecho, sólo en alrededor de 60 muertes, los forenses asociaban al táser como la causa o factor contribuyente. Por otro, el uso del táser suele darse en situaciones muy violentas donde, muy a menudo, hay agresiones, mucho estrés y consumo de drogas por parte de las personas que reciben las descargas y por lo que es difícil valorar adecuadamente cuál es el papel de esta pistola eléctrica en estos fallecimientos.
Sin duda, el táser es una alternativa mucho más segura que las armas de fuego para prevenir que personas peligrosas causen daños a otras. Sin embargo, son varios los factores implicados que hacen que esta arma no sea totalmente inofensiva:
1. Uso incorrecto del táser. Por ejemplo, el policía en lugar de aplicar una única descarga de alrededor de 5 segundos, aplica varias descargas seguidas o de larga duración. Esto es algo que se ha documentado en varias ocasiones y que multiplica el riesgo de daños para la persona que recibe las descargas. Tanto es así, que varias muertes se han asociado con estas malas actuaciones.
2. Caída traumática del sujeto como consecuencia de la contracción caótica y posterior paralización de los músculos. Si resulta que la descarga eléctrica produce una caída aparatosa de la persona, se pueden producir traumatismos craneoencefálicos que tengan graves consecuencias para la salud. Es lo que puede pasar si su cabeza choca en la caída con un bordillo, un objeto punzante, etc.
3. Personas vulnerables: Principalmente embarazadas, ancianos y niños. Es en estos colectivos donde el uso del táser está totalmente desaconsejado, aunque eso no impide que ciertas fuerzas policiales hagan caso omiso de esta norma de cuando en cuando. ¿Están las personas con marcapasos dentro de este colectivo? En teoría, también, pues existe cierto riesgo de que la descarga eléctrica interfiera con el funcionamiento de este dispositivo cardíaco y, como consecuencia, provocara graves alteraciones del funcionamiento del corazón. Además, las personas con enfermedades cardiovasculares son también personas de riesgo. De hecho, una revisión de 37 informes de autopsias sobre muertes relacionadas con el táser halló que en el 54% de los casos estas personas padecían enfermedades cardiovasculares.
4. Paro cardíaco repentino o fibrilación ventricularfibrilación ventricular (contracción caótica del corazón) como consecuencia de la descarga eléctrica. Son casos raros, pero ocurren. Se sabe, por estudios en cerdos y clínicos, que el uso normal del táser puede provocar alteraciones de la función cardíaca a través de diversos mecanismos. Precisamente por ello, está totalmente desaconsejado disparar al tórax para minimizar este riesgo.
Así pues, ¿es el táser un arma completamente inofensiva? Desde luego que no. En la absoluta mayoría de los casos en los que se utilice no habrá consecuencias para la salud del sujeto, pero existen multitud de factores y situaciones que no se pueden controlar ni predecir y que podrían llevar a lesiones graves e incluso la muerte: malas caídas, personas vulnerables, paro cardíaco repentino... Al igual que ocurre en medicina con los tratamientos, las acciones policiales tienen también sus beneficios y riesgos. Al final, el quid de la cuestión está en que las fuerzas de la ley valoren racionalmente el uso del táser cuando los beneficios superan claramente a los riesgos.