Con tetas no hay paraíso
Costillada familiar una tarde de verano cualquiera. Frente a las brasas, los hombres se quitan la camiseta en un gesto clásico estival mientras se pasan la bota de vino y comentan el diario deportivo.
En portada, el delantero estrella celebra un gol recorriendo el campo con la camiseta sobre la cabeza, descubriéndole el pecho. Dentro de unas horas, todos y todas volverán a bajar a la playa. Ellos con un pantalón corto; ellas con un bikini de dos piezas o con un bañador entero.
En el otro lado del espectro, ellas, vestidas con camiseta, comentan el escándalo del pecho descubierto de la cantante de turno. Pechos que se salen de los escotes y dan titulares, portadas de revistas “para hombres”, y topless “robados” de las starlettes nacionales. Pezones censurados en facebook, implantes de silicona y sujetadores con relleno.
No todos los pechos son iguales, ni todos son lícitos, ni todos son simples órganos del cuerpo. Algunos pechos son tetas, y en ellos convergen toda la iconografía del morbo, la sexualización, el pudor y el escándalo hasta convertirlos en fetiche. En objeto. Los intentos de recuperar el órgano más allá - o más acá - del fetiche arriesgan en derivar en escena denigrante. La sevillana Carmen Vega, por citar un ejemplo, fue expulsada de las tiendas Primark por estar amamantando a su bebé, una situación considerada “ofensiva” para el resto de clientes.
En este mundo de estrictas normas de género, las vivencias transexuales y transgénero son un revelador de todas estas construcciones invisibilizadas por el uso. Hemos naturalizado que los hombres tienen pechos y las mujeres, tetas. Que los pechos son neutros y las tetas, sexuales. Que los unos pueden enseñarse, deben enseñarse incluso, y las otras deben ocultarse. Y si se muestran, debemos atenernos a las consecuencias: tocamientos sin consenso alguno en cualquier San Fermín o miradas descaradas en cualquier playa donde decidas bañarte con la misma cantidad ropa que cualquier hombre.
¿Qué sucede, entonces, con los pechos no modificados de algunos hombres trans, de aspecto similar a los de cualquier mujer, pero insertos en un cuerpo escapa al mandato de género? ¿Qué sucede con los hombres que tienen tetas?
- Las piscinas municipales son un espacio muy interesante y de una gran violencia -cuenta Pol Galofre, co-coordinador de Cultura Trans-. Cuando voy por primera vez a una de ellas, trato de hablar con la dirección para explicarles que soy un chico trans. En el momento en que lo nombro, mis pechos pasan a ser un problema. De repente son pechos “de mujer” y deben ser cubiertos. Sin embargo, yo no soy una mujer. Lo irreal de la situación muestra hasta qué punto algunos cuerpos no
pueden escapar a la sexualización, en un mundo, además, donde el sexo aún está penalizado y visto como “inmoral” o, en el mejor de los casos, como incómodo. Sin embargo, cualquier hombre, sea trans o no, puede tener pechos. Pero si son entendidos como “pechos de hombre”, no hay ningún problema, no molestan.
Así lo vive también Viruta FTM, cantautor trans en plena campaña de crowdfunding “Con tetas no hay para disko”, con la que busca conseguir los fondos necesarios para hacerse una mastectomía.
“Mi discurso siempre ha sido el de animar a la gente a que amen sus cuerpos, de que vivan el género escogido sin sentir la obligación de las modificaciones corporales. Los cuerpos trans no están equivocados, no son cuerpos erróneos. Son cuerpos que funcionan a la perfección y que tienen todo el derecho a vivir en la identidad que deseen, sin más. Pero no puedo olvidar que vivo en el mundo real en el que soy un ser anónimo y la invisibilidad es mi aliada. Ir por la calle y que nadie ponga en duda mi género, poder escoger en qué lugares me visibilizo como trans y en cuales no. Todos tenemos presente la historia de Brandon Teena, de todos los Brandon Teena asesinados o violentados al ser ”descubiertos“ como chicos trans, como ”impostores“ del género. Puede que en este momento esté visibilizando un montón, esté enseñando las tetas por internet y esté intentando empoderar a la gente para que tomen sus propias decisiones”.
“Pero mi estatus económico y el de muchas personas trans roza la pobreza absoluta, y creo que es más sencillo empoderarse desde lo estable que desde lo inestable. Sabemos que el mundo es más grande, y pese a la explosión de nuevas identidades, aún queda guerra que dar con el género, y mucho que currar, para llegar a ese soñado futuro en el que no me tenga que poner una faja que me disimule los pechos para salir a la calle un minuto a tirar la basura, en un barrio de la periferia que no es 'moderno' y no recibe de buen grado este tipo de diferencias. Un futuro en el que no me expulsen de una piscina municipal por estar haciendo 'topless'. Un futuro en el que pueda tender la ropa sin camiseta en mi terraza, sin que los niños del vecino de enfrente crean estar grabando con el móvil a la mujer barbuda para subirla en internet”.
“Incluso en los casos de antecedentes por cancer de mama - prosigue Viruta- los cirujanos y todo el mundo aconsejan agotar cualquier posibilidad antes que dejar, por ejemplo, a una mujer sin tetas. Si se muere, ¡al menos que muera con pechos! También en caso de mastectomía parcial, todas las facilidades van orientadas a reconstruirse el seno retirado, pero nunca la extirpación del sano, por si se quisiera elegir. Las mujeres pueden aumentarse el tamaño de los pechos hasta el infinito, pero una mujer sin tetas, o un hombre con ellas… eso ya es otro nivel… Las tetas, aún hoy, son un campo de batalla”.
La campaña 'Con tetas no hay para disko' finalizará este sábado 8 de agosto.