La tomadura de pelo de la CUP
La CUP ha anunciado que presentará una enmienda a la totalidad pero que quiere seguir negociando los Presupuestos catalanes con el Govern. Si el resto de formaciones hiciesen lo mismo, esto es, negarse a que se tramiten las cuentas, ni ellos ni nadie podría seguir negociando porque no habría cuentas sobre las que discutir. Es una obviedad aunque con tanto funambulismo político no está de más recordarlo.
Los cupaires están en su derecho a rechazar la ley, incluso tratándose de unas cuentas expansivas cuya alternativa sería prorrogar las anteriores y renunciar a un incremento de inversión imprescindible para paliar los efectos de la crisis. La enmienda a la totalidad ha sido avalada por un 63% de los participantes en sus asambleas. Lo que suena a tomadura de pelo es que añadan que, pese a su negativa a dejar que se tramiten los Presupuestos, su voluntad es proseguir en las negociaciones.
Los cupaires se quejan de que el Govern haya apostado por “la normalización de las relaciones con el Estado”. Puede no gustarles pero ERC tanto en la campaña electoral como en el debate de investidura ofreció pistas sobradas de que su estrategia pasaba por la mesa de diálogo y aun así votaron a Pere Aragonès. Lamentan también las “políticas sociales sociovergentes” y echan de menos más medidas en materia de vivienda o sanidad. Pero alguna debe haber puesto que tres de cada cuatro euros se destinarán a políticas sociales. ¿Insuficientes? Seguro, pero la prórroga no debería ser la alternativa.
La CUP puede permitirse la enmienda a la totalidad porque sabe que el PSC o los comuns han expresado su voluntad de arrimar el hombro para no dejar a Catalunya sin Presupuestos. En ERC insisten en que pese al portazo de los cupaires, no quieren darlos por perdidos. Tener que aprobar las cuentas gracias a Salvador Illa o los comuns (después de que los republicanos se nieguen a ayudar a Ada Colau a tramitar las cuentas del Ayuntamiento de Barcelona) juega en contra de su estrategia porque demuestra la fragilidad de la mayoría independentista. ¿Si no son capaces de aprobar la ley más importante del año, qué se puede esperar del resto de medidas?
La política es negociación y transaccionar. Lo es entre gobierno y oposición y también entre socios. La convivencia entre ERC y Junts es más que complicada y solo la Moreneta sabe cómo es posible que este Govern no haya implosionado ya. Pero, pese a las zancadillas, ambas fuerzas se han puesto de acuerdo para diseñar unos Presupuestos expansivos, con 5.600 millones más, en gran parte gracias a la llegada de los fondos europeos. Un 67% del total va directamente para Salud, Educación y Derechos Sociales. No parece que un partido que se define de izquierdas pueda rechazar de entrada este porcentaje, pero es lo que ha pasado con la decisión de los militantes de la CUP.
Si al final los cupaires deciden retirar la enmienda a la totalidad habrán conseguido una vez más llevar al límite una negociación. No es la primera vez y no son los únicos. Saben que Catalunya tendrá Presupuestos, con ellos o sin ellos. Lo sabe también ERC, por más que se niegue a coger el salvavidas que le ofrece Illa o que haga enfadar a los comuns con su estrategia al otro lado de la plaza Sant Jaume. ¡Qué sería de la política catalana sin tanto teatro del malo!
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