El pitorreo de Bankia está llegando a unos niveles, que lo raro es que nadie coja el bidón de gasolina y el mechero y se presente en la sucursal más próxima. Después de todo lo que se nos han meado ya encima (agujero negro, desmantelamiento de las cajas, rescate, preferentes, salida a Bolsa, desahucios, pisos vacíos, impunidad, indemnizaciones millonarias…), ahora también la broma de la recapitalización.
Las acciones de Bankia llevan toda la semana en plan montaña rusa, gracias al retorcido plan de recapitalización. Y el juego de casino está sirviendo para que los especuladores de costumbre llenen sus bolsillos. Detrás de las fluctuaciones enloquecidas de las acciones, que lo mismo suben un 700% que convierten a la ruinosa entidad en la más valiosa de España, hay una actividad especuladora de un frenesí pocas veces visto. Es decir, por si se habían reído poco de nosotros, ahora también se lo ponemos a huevo a los trileros para que sigan llenando la bolsa.
Ya digo, entran ganas de pegarle fuego a alguna oficina, pero no se lo recomiendo. Aparte de no servir para nada, encima los desperfectos los tendríamos que pagar también nosotros, que para eso Bankia es nuestra: para pagar los daños, sin tener a cambio ningún beneficio por ser dueños de un banco. Además, eso es lo que les gustaría a los de la porra, que necesitan algún incendio para su estrategia de criminalización.
Pero sobre todo, hay formas mejores de protestar, que descolocan mucho más a los de la porra que un incendio. Ya escribí, a cuenta de los escraches, sobre cómo la inteligencia colectiva desborda la necedad orgánica del poder. Y el mejor ejemplo es la PAH, que por cierto ayer hizo algo más eficaz que quemar sucursales: las ocupó.
Mayo promete ser un mes donde la inteligencia colectiva y la imaginación subversiva quiebren la cintura de granito del sistema unas cuantas veces. El aniversario del 15-M viene cargado de convocatorias, y entre ellas, una que pondrá más nerviosos al Gobierno y a los responsables del banco que cualquier bidón de gasolina: el Toque a Bankia del próximo jueves 9.
Se trata de una convocatoria para que ese día los dueños de Bankia (es decir, nosotros) entremos en la sucursal más próxima, no para pegarle fuego, sino para entorpecer su funcionamiento todo el día hasta bloquearla. Sin romper nada, sin violencia, todo muy nazi: actualizar la libreta, solicitar información de productos, pedir la hoja de reclamaciones, preguntar por los desahucios y las preferentes, cambiar dinero, desmayarse o lo que se les ocurra, que la imaginación, cuanto más libre más subversiva. Cansinismo, lo llaman. Una acción pacífica y con un punto de humor, que abre la protesta a mucha más gente, y en la que participan la PAH, el 15-M, los yayoflautas y muchos otros colectivos.
Es interesante también la forma de ponerlo en pie: mediante una herramienta web que descentraliza la acción y pone en contacto a la gente mediante foros de cada oficina para que sean autónomos en decidir cómo será su Toque a Bankia. Lo que abre una vía de conexión y transmisión entre el activismo en red y el activismo de calle con mucho potencial. De hecho, piensan compartir el código de la herramienta, para que sirva en futuras acciones.
Yo me he apuntado a dar un Toque en la sucursal de mi barrio. Hace mucho que no me regalan un calendario de esos bonitos, y no saben lo cansino que puedo llegar a ser. Van a acabar regalándome el bidón de gasolina.