El PP vive mejor con Gregorio Ordóñez muerto y por eso resucita en modo de chanza a su asesino en vez de respetar la memoria del asesinado. Lo hace pese a las súplicas de su hermana, lo hace aunque las víctimas le hayan pedido por carta que cesen esa actitud, lo hace porque necesita usar a los muertos como metralla electoral sin importarle cuánto dolor provoca a esas víctimas que les piden de todas las maneras posibles que las dejen de humillar. El humor social de este tiempo hace convivir el hecho de quienes deciden que es intolerable la presencia de condenados por terrorismo en una lista hagan presente cada día el nombre del asesino de Gregorio Ordóñez humillando y despreciando a su hermana, Consuelo Ordóñez. Es importante dejar clara esa disonancia porque muestra de manera evidente que a la derecha las víctimas de ETA solo le importan si pueden usar su dolor y la sangre derramada para lograr el poder y así repartir el botín entre los suyos.
Un error se puede revertir, es comprensible equivocarse con una actitud y rectificar cuando se es consciente de que se daña a quien se pretende proteger. Sin embargo, queda patente la miseria moral de quien siendo consciente de que hace daño a una víctima del terrorismo con una actitud insiste en hurgar en su herida porque considera que hay un bien superior que es perjudicar a la izquierda para lograr el poder. A la derecha le dan igual las víctimas que no sirven a sus intereses políticos, por eso le repiten el “que te vote Txapote” a Consuelo Ordóñez. No es una apelación que busque defender la dignidad de quien sufrió el terrorismo, es utilizar las balas de ETA que atravesaron su nuca para catapultarse al poder. Si hay que humillar a las víctimas para llegar a Moncloa, pues se hace.
Nadie del PP ha pedido que se deje de usar ese infecto lema ni se ha disculpado con la hermana de Gregorio Ordóñez por utilizarlo. Ni Isabel Díaz Ayuso, ni Alberto Núñez Feijóo como responsable del PP a pesar de que Pedro Sánchez se lo pidió en el debate, ni Borja Sémper como portavoz. No lo hacen, ni lo harán, porque consideran que esas proclamas les sirven para el cometido. Que se joda Consuelo, es lo que parecen gritar cuando toda la purria reaccionaria de Pamplona grita el infame himno saltando borracha en un festejo sanguinario. Hace falta tener un suelo ético mínimo para juntar un espectáculo en el que se trata de asesinar a un animal en una vorágine de sangre mientras se grita mencionando a Txapote. Nadie en el PP hará una llamada para que dejen de despreciar el dolor de Consuelo Ordóñez porque desprecian su dolor si no les sirve para ganar votos. No es una concepción hipotética, Rafael Hernando, senador del PP, lo ha dejado por escrito: “Yo conocí personalmente a Goyo Ordóñez y fui amigo suyo durante mucho tiempo hasta que lo asesinaron. Respeto la opinión de su hermana, pero ella no puede monopolizar lo que sienten todas las víctimas de ETA. Es más, si Goyo viviera le diría a Pedro Sánchez: ”Que te vote Txapote“”.
La capacidad de la derecha para remover la hiel de cualquier bien nacido no tiene parangón. Por eso alternan sus propias humillaciones a las víctimas del terrorismo de ETA con el desprecio y el vilipendio de las víctimas del terrorismo machista. Para que lo entienda hasta un amoral de derechas, uno de esos que nos ha convertido a Txapote en icono pop, llamar violencia intrafamiliar a la violencia machista es lo mismo que llamar violencia intrapolítica a la violencia terrorista. Es el mismo desprecio, la misma desconsideración, la deshumanización de la víctima hasta despojarla de su propio ser y conciencia. Negar la realidad, ocultar el conflicto para evitar que se resuelva. Quien llama violencia intrafamiliar a la violencia machista tiene como objetivo que las condiciones en las que una mujer sufre violencia se perpetúen, se hagan más fuertes y se eviten todo tipo de políticas públicas destinadas a su erradicación. No es baladí que precisamente VOX no se levante en los plenos en los minutos de silencio por las víctimas de violencia machista.
Si algo ha demostrado la derecha española a lo largo de la historia es que todo vale para rascar un mísero voto que ayude a despojar del poder a Pedro Sánchez. Es una afirmación sucia que María San Gil, la mujer que estaba sentada al lado del edil del PP cuando le reventaron la cabeza de un taponazo, se atreva a insinuar en un programa de televisión que el lema “que te vote Txapote” es tan poderoso y efectivo que se puede pisar por encima de su cadáver y el dolor de su hermana. Es la segunda muerte de Gregorio Ordóñez.