Alberto Garzón escribió ayer un tuit sobre la matanza homófoba en Orlando:
El tuit explica que la causa para matar a gays por el simple hecho de serlo es la misma que hace que maten a mujeres por el simple hecho de serlo: el heteropatriarcado.
Garzón no dice nada nuevo, no dice nada que sea incorrecto, mentira o inexacto.
Sin embargo, aún hoy, en Twitter siguen los ataques a Garzón por señalar la realidad. Estos ataques no vienen sólo de simples trolls aleatorios sino de medios e incluso de personas que, hasta entonces, yo misma seguía y respetaba. Ayer asistimos a un loquísimo espectáculo donde cientos de personas intentaban ridiculizar a Alberto Garzón por su tuit, alegando que el motivo para matar a 50 gays con un rifle de asalto era cosa del islamismo. Porque, claro, el islamismo odia a los homosexuales. ¡Ah! Tiene tanto que aprender el Islam del catolicismo...
Si alguien se ha perdido lo de ayer, se lo recomiendo para que salga de su burbuja feminista, porque ha sido algo digno de sentarse y mirar. Ha sido apoteósica la gimnasia mental que han tenido que hacer muchos para reconocer, por una parte, que a las víctimas de Orlando la han matado por su orientación sexual y, a la vez, reírse del único político que ha explicado cuál es la condición primera que hace que esto pueda suceder.
Pero el ridículo no se ha quedado en Twitter, porque estando en campaña, everything is possible, y Carlos Herrera, que más que temerle por cuñado le temo por cuñadomaker, también ha querido dejar constancia de su ignorancia en directo y ante decenas de miles de oyentes.
Lo mejor es que comienza diciendo que el asesino de Orlando maltrataba a su mujer y que su padre había declarado que su hijo odiaba a los gays. Acto seguido, informa a su audiencia de que “los investigadores intentan aún dilucidar si SÓLO es un ataque a la comunidad gay o si es un atentado terrorista inspirado por el fanatismo yihadista... o ambas cosas, que también puede ser”.
Tras decir esto, se refiere al tuit de Alberto Garzón con estas palabras exactas: “¿Saben el tuit que ha subido Alberto Garzón a la red social diciendo que éstas más las muertes más las dos mujeres en España son consecuencia del heteropatriarcado? Lo del heteropatriarcado... no sé muy bien lo que querrá decir pero las peripecias que se hacen... las contorsiones que se hacen para no decir que es el extremismo islamista. Esto del heteropatriarcado será una palabra que escuchó un día y le sonó bien y se dijo: ”a ver dónde la puedo usar“, y mira, catapum, la ha usado en esto”.
No me entra en la cabeza cómo se puede ser líder de audiencia y decir sin abochornarse algo como “lo del heteropatriarcado no sé muy bien qué será”, para luego arremeter contra alguien que ha usado dicho término. Hombre de dios, si no sabe usted qué es, infórmese, y luego opine, que no le va a doler. Que en la “era de Internet” sólo tiene que teclear desde su móvil “heteropatriarcado” y lo primero que le sale es la Wikipedia: “El heteropatriarcado (etimológicamente de hetero[sexualidad] y patriarcado) es un sistema sociopolítico en el que el género masculino y la heterosexualidad tienen supremacía sobre otros géneros y sobre otras orientaciones sexuales”.
En su reflexión, Herrera acepta que aún no se sabe siquiera si se trata de un fundamentalista o de un homófobo, pero acusa a otros de hacer peripecias para no centrarse en el extremismo islamista. Es decir: no sé qué es el heteropatriarcado, no se sabe si el asesino era o no fundamentalista, pero tú eres tonto porque no culpas a la religión que no me gusta a mí. Sin despeinarse. Por supuesto, ya sería pedirle muchísimo que entendiera que el heteropatriarcado es el eje de las religiones mayoritarias del mundo, por lo que tanto el islamismo como el catolicismo son misóginas y homófobas, y que sus mayores representantes tienen discursos que generan violencia directamente sobre mujeres y homosexuales.
¿O cómo interpretaría él y todos los que están de acuerdo con él que el obispo Cañizares haga las declaraciones que hace sobre feministas y la comunidad LGTBI? ¿Qué si no está haciendo el obispo cuando llama a desobedecer políticas de igualdad entre hombres y mujeres? ¿O cuando se refiere a los gays como los causantes de la destrucción de la familia tradicional? ¿Acaso las palabras de un obispo no generan la misma violencia y odio sobre lo no normativo que las que pueda causar la de un imán que diga exactamente lo mismo? ¿Porque el obispo es blanco como nosotros? ¿Porque predica la religión que tenemos interiorizada?
Cuando un musulmán mata a 50 homosexuales, ni nos preocupa ni nos ocupa qué grado de compromiso tenía con su religión: automáticamente ya es un extremista islámico. Si el que mata a su esposa era profundamente religioso, el catolicismo no aparece jamás en ningún titular. Ahí no hablamos de religión porque nuestra religión es la buena, claro, en esos casos hablamos directamente de “un loco que”. Los feminicidas blancos son casos aislados de personas que sólo tienen un trastorno mental, pero los asesinos que son musulmanes, están perfectamente sanos, es su religión quien los llama a matar. Lo único que tienen en común, al parecer, es que ninguno está movido por la educación heteropatriarcal, e insinuarlo te genera titulares como éstos:
Si nadie duda de que el racismo genera violencia y causa asesinatos de negros por el simple hecho de ser negros, ¿por qué cuesta tanto entender que el heteropatriarcado genera homofobia y misoginia y, por tanto, asesinatos de homosexuales y mujeres sólo por serlo? Realmente no cuesta tanto, sólo se trata de ignorancia elegida. Ni Herrera ni ninguno de esos medios tienen ninguna intención de informarse de qué es el heteropatriarcado porque darle la importancia y relevancia que merece desviaría la atención sobre lo que realmente les convienen a ellos que se criminalice: el Islam. No tienen ninguna intención de analizar objetivamente nada, ni siquiera algo tan grave, porque no están dispuesto a cambiar de opinión, a evolucionar, a informar a sus oyentes y lectores de una forma objetiva, ya que esto puede llevar que dejen de alienarlos y, por ende, acaben votando quizás a un partido que a ellos, personal y empresarialmente, no les interesa en absoluto.