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ZONA CRÍTICA

Vacunarse es de ricos

¿Cuántos años tiene la tierra?

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Empecemos por la buena noticia, que no por conocida deja de serlo. Las vacunas contra la COVID-19 se han desarrollado con una velocidad que no solo ha sorprendido a los profanos, es decir, a la gran mayoría de ciudadanos. La media habitual son 9 años y en esta ocasión se ha tardado menos de uno. Había trabajo científico adelantado y unas prisas políticas y económicas evidentes. Así que, con el permiso de las actuales variantes y las que saldrán, toca felicitarse por el éxito. 

Ahora van las preguntas y las respuestas incómodas. ¿Quién se está vacunando? El director de Innovación del Hospital Clínic de Barcelona y asesor senior en el CIDOB, Joan Bigorra, ha publicado un trabajo muy interesante en el que analiza los puntos críticos de la vacunación y que van desde las patentes, a la producción y al acceso universal a los tratamientos. Un primer titular es que el 80% de los aproximadamente 1.100 millones de dosis de vacuna producidas habían sido administradas a fecha de mayo en países de renta media y alta. Que no haya equidad en el ámbito de la salud no es nuevo pero nos habían dicho que esta vez intentarían hacerlo mejor. Los países ricos podrían revestirlo de solidaridad aunque en realidad respondiese a un puro instinto egoísta. Las cepas irán apareciendo si la protección no es suficiente a nivel global. 

La única esperanza es que en continentes como África empiecen a construirse las plantas de producción prometidas. Los defensores de la liberación de patentes insisten en que, aun así, sería necesario suspender temporalmente las licencias si es que se quieren alcanzar los porcentajes de inmunidad que se requieren también en esos países. La doctora en Inmunología Adelaida Sarukhan profundiza en la estrategia a seguir en otro artículo. Esta investigadora de ISGlobal alerta de que hay que repartir mejor las vacunas, ahora y también en el futuro. “A más largo plazo, y para controlar futuros brotes de este u otros virus emergentes, será necesario promover la transferencia de estas tecnologías avanzadas (ARN mensajero, vectores virales, nanopartículas virales) y poner en marcha plantas de producción en países de renta media y baja para garantizar su propia producción de vacunas”, advierte. 

Hablar de transferencia de tecnología es situarse en el campo de la geopolítica, esa que parece tan lejana pero que nos afecta casi sin enterarnos en el día a día. En ciencia también nadamos o nos hundimos juntos, como concluye Sarukhan. Mucho se ha escrito de cómo deberíamos salir de esta y no será aquí donde descubriremos que si de lo que se trataba era de no repetir errores anteriores, todavía tenemos mucha capacidad de mejora. 

Permitan la provocación: deberíamos estar hablando de decrecimiento y no de crecer igual de mal que antes. Habíamos quedado en que ahora no iba solo de distribuir sino de redistribuir mejor. Sí, decrecimiento para que al menos a los que vienen detrás no se les quede cara de tontos cuando otro Jeff Bezos les dé las gracias. Después de tanto hablar de la sociedad de los cuidados, ¿qué estamos haciendo? Negar a las trabajadoras de las subcontratas que puedan percibir una baja en condiciones cuando sufren Covid persistente. No es solo que sean imprescindibles sino que merecen un respeto. Está teorizado y tiene nombre. Es la llamada ética del cuidado, pero de momento no pasa de la fase de estudio académico.

Por intentar que no quede y, aunque sea solo a modo de gesto de buena voluntad, vamos a evitarnos los chistes sobre chuletones. Y a comprometernos a que en debates como el de la ampliación del aeropuerto de Barcelona no se pretenda dejar como ignorantes a los que reivindican la protección de un territorio único y recuerdan que existen alternativas a la de destrozar un espacio cuyo valor medioambiental está más asumido en Bruselas que aquí.

Igual tras habernos equivocado tanto es el momento de probar otro camino y el de las ocho erres del círculo virtuoso que resume Serge Latouche, el economista francés que mejor ha planteado ya desde hace tiempo la necesidad de frenar, no parece un mal principio. Aquí se las dejo a modo de resumen final: Reevaluar, Reconceptualizar, Reestructurar, Reubicar, Redistribuir, Reducir, Reutilizar y Reciclar.

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