La vida española es un perpetuo Motín de Esquilache
¿Cómo suena un puñetazo sobre la mesa cuando se lee?
No sé cómo, pero deben imaginarlo.
Lo que está sucediendo no lo vamos a consentir.
No fuercen la obediencia, la sumisión, la ciudadanía, la aceptación del pueblo.
No la fuercen.
Las corruptelas, la corrupción, con las vacunas no la vamos a soportar.
Esto no son unos duros (que son graves), esto son nuestras vidas y nuestras esperanzas. No son peores que las suyas. No entramos a valorarlas. Estamos en que se ha establecido un orden de prelación —primero en la UE y después en los estados miembros— en el que se ha decidido promulgar como prioritaria la VULNERABILIDAD. Sobre esa decisión política general se han establecido los protocolos de vacunación. No hay ningún otro motivo que alegar. No me vale que ustedes se consideren estratégicamente relevantes —como los del EMAD— ni que se crean la pera rabanera ni que les parezca que a lo mejor como están en la política o por su puñetera jeta bonita pueden pasar por delante.
No se lo vamos a consentir. Ojo con el pueblo. Ojo con el pueblo español. A lo mejor lleva años soportando mansamente que le roben la pasta de los impuestos y hasta que se rían en su cara pero puede que llegue un punto en el que ya no lo soporten más.
Ojo con la paz social.
Veo a demasiada gente de perfil. Me dicen que a lo mejor no hay tipos penales para aplicarles. No lo saben porque no lo han investigado. Es una exigencia imprescindible que investiguen caso por caso —los militares, los funcionarios, los curas, los altos cargos, los gerentes chupatintas—. Queremos saber cómo han accedido a cada vacuna. Solo sabiendo cómo se han producido los hechos podremos saber si se ha incurrido en algún ilícito penal.
La Fiscalía General tiene que estudiarlo. No les parece sencillo. Es curioso pero yo lo veo meridianamente claro. Es imposible que uno pueda aprovecharse de su cargo y de su posición para conseguir un bien escaso y de acceso reglado del que puede depender la vida sin cometer ningún ilícito. Estúdienlo. No es una broma. Un país que abre diligencias de investigación a ancianas feministas o que imputa a delegados del Gobierno o a periodistas por el mero afán de acojonarlos ¿se va a poner ahora exquisito precisamente con las vacunas?
Los más listos ya lo han captado. Por eso Marlaska corrió a cesar al teniente coronel enlace con el EMAD de la Guardia Civil y se puso a silbar hasta que su “amiga” Margarita hizo dimitir a Villarroya. No hay excusa. Por más importantes y relevantes y la puta repera limonera que sean ustedes, si no están en una residencia o en un centro sanitario de primera línea no tienen acceso a la vacuna aún. Los sanitarios del Hospital Militar Gómez Ulla siguen sin vacunar. La UME sigue sin vacunar. Además son muy estúpidos. No hay corruptela que deje más rastro que esta. No pueden ocultarla porque precisan que quede registrada, tanto para recibir su segunda dosis como para obtener un certificado que les permita hacer todo lo que ansían: volar, moverse en libertad, entrar a establecimientos.
No vamos a tragar con esto.
¿Por qué no están vacunando en la privada? Precisamente para asegurarnos de que no hay favoritismos. Los que vacunan ahora tienen una característica común: son funcionarios públicos o asimilados. Ojo con eso. Ustedes que con la jeringuilla en la mano aceptan clavarla en un brazo que saben que no es el determinado —por mucho que se lo digan o que les coaccionen o que les lisonjeen o les prometan— también están aceptando una responsabilidad.
Existe una norma de vacunación —¿o es que no existe y entonces esto es un sindiós mayor?— y se está incumpliendo. ¿Hubo alguien que influyese sobre otro funcionario —en especial si es inferior— para que se saltase la norma de administración? Porque eso es delito. ¿Hubo alguien que, encargado de administrar las vacunas, lo haya hecho causando un perjuicio patrimonial? Eso es malversación. El perjuicio prima facie es muy claro: donde se tenían que haber aplicado 1000 vacunas solo había 900. El TS hace mucho que acepta como malversación los usos no dominicales o no apropiatorios. Me ponen pegas. Es difícil que sea delito. ¿Cómo lo saben si no han comprobado el modo en el que cada detracción de la vacuna a su uso normado se produjo?
Las vacunas las inoculan funcionarios encargados. ¿Están detrayéndolas del uso normativamente establecido? ¿Por qué aceptan esas instrucciones? Aplicarla alternativamente abre el campo de la sanción disciplinaria. Haciendo esa sustitución del sujeto normativo —el más vulnerable— por aquel otro están poniendo en riesgo la vida de personas. ¿Por qué lo están haciendo?
No es una broma. No es un chascarrillo berlanguiano. No me mencionen al lazarillo. Estamos en una tesitura en la que todo esto no es tolerable. Somos muchos los que llevamos meses intentando preservar nuestra vida y a los que cada dilación en el plazo de la vacuna nos pone en un riesgo mayor. Estamos en riesgo máximo y lo sabemos. ¿Cómo creen que les vamos a reír la gracia a los chupatintas de una consejería, a los curas, a los alcaldes o a las mujeres de no sé quién que se nos cuelan? Esto es aplicable a cualquier ciudadano que disciplinadamente aguarda su turno con sentido cívico.
No entiendo por qué pretenden que esto sea una anécdota. No sé por qué el presidente del Gobierno no nos ha dado una de sus charlas para explicarnos que esto es inaceptable y que se van a poner todos los medios para acabar con esta depravación. Si a los asesores esto no les parece importante tengo que decirles —sí, a veces les vendría bien tomar nota— que no vamos a consentir semejante putrefacción.
Las vacunas no se venden porque el dinero no puede comprar el bien que representan ahora mismo.
Las vacunas no tienen recorrido privado porque hay que vigilar que solo se inoculan en el riguroso orden establecido.
Las vacunas no pueden ir a parar ni a un brazo que no esté dentro del orden de prelación establecido.
Ministro Illa, no se llame andana porque a lo mejor no es un candidato tan genial si no es capaz de parar esto.
Gobierno de la Nación. Fiscalía General del Estado. Presidentes de comunidades.
No nos toquen la moral.
No lo vamos a consentir y es su obligación velar por que no tengamos que exigirlo de otra manera.
¿Han oído el puñetazo? Espero que sí.