Tres mañanas. Tres mañanas y acudir personalmente a una oficina de correos hasta en tres ocasiones para hacer uso de una de las pocas vías que nos dejan a la ciudadanía para tomar parte en la vida pública. Perder clase, faltar al trabajo, dejar otras obligaciones o escapar con el niño enfermo hasta la oficina más cercana. Todo tipo de peripecias y una fila infinita para poder solicitar el voto por correo. Interminable. Más de una hora de espera para poder rellenar un formulario que podría estar en internet para llevarlo completo y acelerar el trámite.
Pero no. Sigue sorprendiendo que en 2014 no podamos, aún, votar por internet. Y aún tenemos que dar gracias porque nos dejen hacerlo por correo. Porque a mí me ha llegado el voto pero algunos no han corrido la misma suerte. Así lo demuestra la campaña en redes sociales desplegada por la Marea Granate, el colectivo que engloba a los emigrantes españoles. Bajo los hashtags #ReclamaTuVoto y#VotaPorMí, se anima a los españoles en el extranjero a exigir el derecho a voto y a pedir a quien no vaya a acudir a las urnas el día 25 de mayo que vote por ti.
Además de los fallos en la recepción de los votos, insisto, sigue sorprendiendo que no llevemos ya años haciendo uso del voto electrónico. Pedimos cita para el médico, para el SEPE y para acudir a un Ministerio; compramos, interactuamos, opinamos y otras tantas rutinas que hace un tiempo parecían imposibles por internet. ¿Por qué seguimos, entonces, sin tener una e-Democracia real en España? No es que no se haya intentado, que no interese o que falte legislación: el País Vasco reguló en 1998 el voto electrónico; en Cataluña se llevó a cabo una experiencia piloto en 2003; en Andalucía, Galicia e Islas Baleares, otro tanto. La teoría está. Pero a día de hoy, si tienes ocupaciones que te impiden acudir a una oficina de correos o estás fuera de España, lo tienes difícil. Porque no vas a poder votar por internet. No vas a poder votar.
¿Qué les hace pensar que no tenemos tiempo para ir un domingo a votar a nuestra ciudad pero sí para emplear tres mañanas en ello? El voto por correo, sus trámites y, visto lo visto, sus resultados, es un obstáculo para el ejercicio democrático y facilitador de la abstención que, al fin y al cabo, les beneficia.
Pero se les llena la boca al decir que el voto electrónico dota de “mayor transparencia y seguridad” los procesos electorales. Entonces, ¿cuándo vamos a poder votar por internet?