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Volver a la naturaleza sin volver a machacarla

Empresarios turísticos y de naturaleza piden un sello de "turismo seguro" para Doñana

José Luis Gallego

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A poco que le damos un respiro, la naturaleza se viene arriba. Como en las viejas carreteras abandonadas, donde la vegetación va rasgando el asfalto hasta asomar la nariz y borrar nuestra huella, ahora que regresamos al campo tras mes y medio de confinamiento vamos a notar cambios en el paisaje.

Las intensas precipitaciones que nos dejó el mes de marzo (el cuarto más lluvioso del siglo) y el potente frente atlántico de hace un par de semanas han rejuvenecido el entorno. Si unimos a ello la ausencia de daños humanos, podríamos decir que el campo está de estreno para que lo disfrutemos con sensatez.

Teníamos unas ganas inmensas de salir al monte. Basta con darse una vuelta por las redes siguiendo el hashtag #naturalezaencasa para comprobarlo. Todas esas fotos compartidas de pájaros, reptiles, flores e insectos dan cuenta de lo mucho que la hemos buscado y que esa fauna y flora doméstica nos han servido para mantenernos unidos a ella: a la añorada naturaleza.

No olvidemos esa nostalgia. Porque ahora que sabemos lo mucho que la apreciamos, ahora que hemos aprendido todo lo que la necesitamos, es el momento de rendirle homenaje de la mejor manera posible: respetándola.

No se trata de salir al campo de puntillas, de caminar en absoluto silencio o postrarse ante los árboles en señal de reverencia. Basta con no dañarla: con no tirar, no ensuciar, no arrancar, no hostigar, no encender o no pasar por donde pone no pasar.

De lo que se trata ahora es de volver a la naturaleza con la lección aprendida y dejar de machacarla. Debemos permitirle que siga con su proceso de rehabilitación y, en vez de recordarle quiénes éramos, demostrarle lo que queremos ser a partir de ahora: sus amigos.

Para lograrlo, para promover ese cambio de actitud hacia la naturaleza y pasar de la añoranza al goce comedido, comparto este breve decálogo de buenos hábitos para salir al campo:

1) Recuerda: la basura no vuelve sola. Cuando salgas de excursión para pasar el día en el monte no olvides echar una bolsa de basura en la mochila, guardar en ella los residuos y depositarlos en su contenedor al volver.

2) Añade a esa bolsa la basuraleza (la basura abandonada en la naturaleza) que encuentres a tu paso. Está claro que la culpa no es tuya, pero el problema es de todos. En la página del Proyecto Libera te explicamos los graves daños que causa esa irresponsable costumbre que deberíamos desterrar para siempre de nuestro comportamiento.

3) Sigue las indicaciones y obedece las señales: “prohibido el paso” es que no se puede pasar. Respeta muy especialmente los cultivos y el ganado y no accedas a las propiedades privadas.

4) Si tienes pensado acudir a un espacio natural protegido, dirígete a la oficina de atención al visitante y solicita información sobre los mejores itinerarios para disfrutar de la salida: evitarás perjuicios a la naturaleza y posibles sanciones.

5) No acoses a la fauna salvaje para verla mejor ni para sacar una foto, ni recolectes la flora que desconoces: esa delicada florecilla que tanto te ha llamado la atención puede ser una especie protegida y en peligro de extinción. Respeta a los pequeños animales (ranas, lagartijas, mariposas, etc.): disfruta de ellos pero no los intentes atrapar ni les causes daño.

6) Mantener una conducta discreta es lo mejor que podemos hacer para disfrutar de la naturaleza sin revelar nuestra presencia. No es necesario guardar absoluto silencio, pero tampoco andar a gritos o escuchando música. Si quieres ver, no te dejes ver.

7) El agua es la sangre de la naturaleza, si la contaminas dañas gravemente el ecosistema. Respeta los arroyos y torrentes, no alteres su cauce ni viertas residuos. Recuerda que está terminantemente prohibido (y convenientemente sancionado) lavarse con jabón en un lago, hacer la colada en el río o lavar el coche en una fuente.

8) No alteres el “desordenado orden” natural del lugar que visitas. Los troncos caídos, las plantas muertas, el manto de hojarasca: hasta las piedras guardan un orden natural en el ecosistema. Si lo modificas, alteras su equilibrio.

9) Actúa con decisión cuando observes una agresión al medio ambiente y no dudes en denunciarla. Pon especial atención a la vigilancia del fuego en el monte y ante la más mínima columna de humo llama a los agentes forestales (112).

10) Ayuda a quienes ayudan: únete a una asociación naturalista. Ya sea una de las que trabajan a nivel estatal (SEO/Birdlife, WWF o Ecologistas en Acción, por ejemplo) o de las que lo hacen a nivel local (Adenex, Gurelur, Fapas, Anse, Depana, GOB y muchas otras). Podrás adquirir y compartir conocimientos, realizar salidas al campo, hacer amistades, participar en campañas y apoyar el estudio, la conservación y la defensa de la naturaleza.

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