El 5 de agosto de 2011 Zapatero recibió una carta que lo cambió todo. El BCE se ponía en contacto con el gobierno español para marcarle la hoja de ruta en materia económica. Tan solo 20 días después de esa carta el presidente impulsó un cambio constitucional para fijar el techo de déficit público.
Zapatero siempre se negó a publicar ese documento hasta que el presidente de Planeta, José Manuel Lara, puso a su disposición su maquinaria editorial y le ofreció un contrato millonario para que su “dilema” ocupe las estanterías de las librerías de cara a las navidades.
Hasta el acuerdo con la editorial, el expresidente del Gobierno se negó hasta la saciedad a hacer publica la carta. No se la entregó al Parlamento, a pesar de las constantes peticiones por escrito del diputado Gaspar Llamazares. Tampoco se la entregó a Rajoy, entonces en la oposición, que lo exigió desde la tribuna en el pleno extraordinario convocado para abordar la tormenta financiera que asolaba ya a nuestro país. En aquel debate Rajoy le dijo a Zapatero: “Tenemos derecho a saberlo en esta cámara”. Zapatero ni siquiera respondió en uno de los múltiples mutis por el foro político que rodearon a la famosa carta que, para entonces, se había convertido en un “santo grial” de los periodistas de política y economía.
El expresidente del Gobierno sabe que un libro tiene más tirón si incluye documentos inéditos. Sin embargo, la carta del BCE tenía como destinatario al presidente del Gobierno y fue enviada al Palacio de la Moncloa. Dicho de otro modo, Trichet y Fernández Ordóñez le enviaron esa misiva al presidente Zapatero, no al ciudadano Zapatero. ¿Con qué derecho la publica ahora el expresidente y recibe dinero por hacerlo?
España no fue el único país que recibió un documento similar. En aquellos días las cosas en Italia no iban bien y Berlusconi recibió un documento similar. La diferencia con España es que la prensa italiana si tuvo acceso al documento en tiempo real y su opinión pública pudo conocer la trastienda de la crisis, el porqué de las cosas.
Es lógico que al gobierno del PSOE le produjera rubor la publicación de aquel escrito. En sus líneas, que ahora ven la luz, se dan indicaciones muy concretas de lo que había que hacer hasta el punto de indicarle al ejecutivo como debían aplicar sus decretos ley.
Zapatero, dedicado estos días a vender su libro acaba de meterse hasta el cuello en otro entuerto de difícil explicación. Este lunes en la primera presentación del volumen no pareció ver la gravedad que conlleva el lugar elegido para desvelar la carta cuando dijo a los periodistas: “Lo que me extraña es que no preguntéis por los documentos que publico en el libro”. Era pronto para la polémica, los periodistas habían recibido el libro en ese justo momento y todavía nadie había reparado en la sorpresa que guardaba el capítulo de documentos adjuntos.