4,88 euros es el éxito en la vida

Once años después de su publicación, aún hay quien compra mi libro (omitiré el título), ya desactualizado porque corresponde a una época de incipiente comunicación en redes sociales, cuando algunos y algunas reflexionábamos sobre ellas para animar a usarlas como herramienta de “desintermediación”. Y, con los ojos de hoy, lo hicimos desde una visión demasiado inocente. Ignorante, mejor dicho.

Está en bibliotecas (siempre pienso que ese ejemplar de la BNE será un bonito recuerdo para mis descendientes cuando yo no esté) y, por lo menos entonces, era fácil de encontrar en internet el archivo pdf que yo mismo me encargaba de enviar a quien me lo pedía. 

En realidad, lo que más me interesaba de publicar el libro era poder dedicárselo a mi familia, en especial a mi suegra, que por aquel entonces padecía un cáncer que finalmente acabó con su vida. 

Y, por estas bromas del destino me equivoqué con su nombre: se llamaba Mari Carmen y yo se lo dediqué a Carmen, cuando nadie la llamaba así. Ni yo, que la llamaba “suegra”. De ahí el despiste. Tuve que corregir la dedicatoria cuando el libro ya estaba en rotativas para que imprimieran “Mari Carmen”. 

Así que esos 4,88 euros, como todos los importes por derechos de autor cobrados cada año desde entonces, significan para mí solo una excusa más para recordar a alguien que quise y me quiso y que ya no está. 

Espero que, dentro de muchos años, cuando me toque dejar este mundo tan raro, haya alguien que me siga recordando aunque sea con una excusa tan tonta. Y que lo haga con cariño. 

Eso y no otra cosa, para mí, es tener éxito en la vida.