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Amancio Ortega, Jeff Bezos, no es nada personal…

Julián Hernández

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En apenas 30 años se ha pasado de pequeños y mediados comercios como ferreterías, librerías, papelerías, boutiques de moda, tiendas de bicicletas, de ropa deportiva, de muebles, mercerías, bodegas, etc. a un mercado en el que grandes empresas a través de grandes almacenes (e.g. Decathlon, Ikea, Leroy Merlin, MediaMark, Inditex, Carrefour, etc) y de venta online (Amazon, AliExpress) han ocupado gran parte de esos mercados.

Al mismo tiempo, los pequeños y medianos comerciantes han perdido su clientela en favor de estos gigantes y han tenido que cerrar sus tiendas. Esa tendencia, lejos de invertirse se acelera.

En el mercado de proximidad, la propiedad, el conocimiento, valor añadido y el trabajo asociado a ese comercio y los riesgos y rendimientos empresariales estaban en manos de multitud de pequeños y medianos comerciantes y de algunas grandes empresas, muchos de ellos eran autónomos que contribuían a una heterogénea y diversa clase media, al igual los canales de distribución y aprovisionamiento de esos comercios eran heterogéneos y diversos.

Sin embargo el comercio de grandes empresas internacionales como Ikea, Decathlon, etc. y de grandes compañías de venta online como Amazon ocupan grandes parcelas en su ámbito, pr ejemplo Ikea con el mobiliario y menaje de hogar, o Decathlon en el de ropa y material deportivo, Media Mark con electrodomésticos y electrónica, y que son, en muchos casos propiedad de un pequeño número de hiper-millonarios a través de sus participación accionarial o directamente son empresas “familiares” como Ikea, o cuasi familiares como Inditex, o imperios on-line como Amazon en manos de unas pocas personas.

Estos grandes negocios de comercio mundial cuentan con cuadros directivos y estructuras centrales de compras, administración, marketing, I+D, tecnología, etc. con muy buenos salarios y la mayor parte de sus empleados en comercios son vendedores (asesores –reponedores) y cajeros, y en sus vertientes online se soportan sobre empresas de logística y paquetería, en las que a la vez, la mayoría de sus trabajadores son mozos de almacén, repartidores o mensajeros, todos estos con salarios modestos.

Si se unen la capacidad financiera, de compra, tecnológica, de contratación de talento en cualquier ámbito, de negociación, etc. y las economías de escala con las que trabajan, con su capacidad para vender en casi cualquier parte del mundo, llegar a convertirse en plenos dominadores del mercado en sus ámbitos es una cuestión de tiempo, y no parece que de mucho tiempo.

Además de los comercios referidos, Internet está modificando brutalmente otro gran número de ámbitos económicos, como la publicidad, canalizada cada vez más por Google, los contenidos audiovisuales con Netflix, HBO, Amazon Prime Video, Spotify, etc.

Casi cualquier ámbito de mercado o de servicio sigue una evolución de concentración de poder económico, podemos ver como los servicios dentales están pasando de ser clínicas de odontólogos a cadenas de clínicas propiedad de grandes fondos de inversión.

¿Alguien puede aportar un ámbito económico-comercial donde esta concentración de poder económico y riqueza no se esté dando?

Como consecuencia de esa concentración, si vemos la evolución de la fortuna de las 6 personas más ricas del planeta en 2019 según Forbes, solo Bill Gates, fundador de Microsoft, ha tenido un incremento de patrimonio menor del 15% anual, ha sido de un 8%. El incremento medio de esas 6 fortunas ha sido de un 32% anual.

Si nos centramos en el hombre más rico del mundo, Jeff Bezos, fundador y principal accionista de Amazon, su fortuna se ha incrementado un 97% anual desde que entro a la quinta posición de la lista de los 10 hombres más ricos del mundo en el año 2016. Ha pasado de una fortuna de 45 mil millones de dólares en 2016 a 131 mil millones en 2019.

Estas grandes empresas de comercio mundial disponen de estructuras y de mecanismos para derivar ingresos y efectuar la ingeniería financiera para pagar unos impuestos societarios muy inferiores a los de sus competidores locales con estructuras de comercio clásico, lo que ahonda en sus ventajas y acelera la desaparición de sus competidores.

¿Cómo está afectando y afectará esto a nuestra sociedad? ¿A nuestra economía y al estado de bienestar cimentado sobre la existencia de un amplia clase media?

Es necesario medir el impacto en los recursos fiscales de los estados y es necesario idear y establecer medidas de ajuste fiscal que equilibren y que recuperen un contexto donde la competencia sea “posible y viable”, y que no erosione los estados de bienestar allí donde se han desarrollado y los desarrolle en países pobres.

Cuando algunos políticos como Alexandria Ocasio-Cortez, o personajes públicos como Bill Gates están proponiendo tipos impositivos de hasta el 90% para los milmillonarios que pueden parecer excesivos, pero hagamos unos sencillos cálculos, si consideramos que entre esos supermilmillonarios, el que menos incremento su patrimonio lo hizo en casi 2.000 millones de dólares por año, si contribuyese con ese 90% seguiría incrementando su fortuna en un sólo año 200 millones, ¿cuántas vidas se pueden vivir holgadamente con esa cantidad?.

¿Cuánto poder económico debemos permitir que acumule una persona o una empresa? ¿Es saludable para el mercado? ¿Es bueno para el mundo y para la democracia? ¿Es moral y éticamente aceptable que una persona acumule tantas riquezas cuando hay millones de personas que se mueren de hambre o de enfermedades tratables?

La tecnología y la sociedad evolucionan y con ellos los usos y costumbres, y por supuesto la organización social y económica. La política fiscal debe evolucionar y parece urgente.

En apenas 30 años se ha pasado de pequeños y mediados comercios como ferreterías, librerías, papelerías, boutiques de moda, tiendas de bicicletas, de ropa deportiva, de muebles, mercerías, bodegas, etc. a un mercado en el que grandes empresas a través de grandes almacenes (e.g. Decathlon, Ikea, Leroy Merlin, MediaMark, Inditex, Carrefour, etc) y de venta online (Amazon, AliExpress) han ocupado gran parte de esos mercados.

Al mismo tiempo, los pequeños y medianos comerciantes han perdido su clientela en favor de estos gigantes y han tenido que cerrar sus tiendas. Esa tendencia, lejos de invertirse se acelera.