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Un año de alcaldesa de Granada
Seguramente que entre el 100% de cumplimiento de compromisos electorales confesados por nuestra alcaldesa Marifrán Carazo y el 1% calculado por nuestro “ex”, Cuenca, media al menos una reflexión.
De haber gobernado Cuenca, posiblemente hubiese tenido que subir los impuestos, aumentar las terrazas, la zona azul y, con menor probabilidad, el precio del bus, como ha hecho nuestra alcaldesa, porque le atenazaría la deuda como a ella. Creo que Cuenca se hubiera esmerado más en uno de sus puntos débiles, la limpieza, y tal vez hubiese descuidado menos los jardines y jardineras mustias. Todo es un futurible. Quizás hubiese firmado el acuerdo de entrada semisoterrada del tren y se habría opuesto con rotundidad a que nos “birlasen” la EASP y las gestiones de CETURSA, la Alhambra o a la privatización de centros deportivos. Es casi seguro que nuestro “ex” no hubiese atravesado la muralla de la circunvalación con viviendas y centros comerciales frente al Cerrillo de Maracena y la piscina Miami respectivamente y tengo dudas sobre el número de Grúas visibles en el horizonte granadino porque probablemente fuesen las mismas en este momento y parecidas en el futuro, ya que partirían del PGOM que Cuenca dejó sobre esa mesa en la que todos encuentran las cuentas que siempre son peores a las confesadas. ¿La deuda y los pagos a proveedores? Pues depende del estado de los jardines, de la subida de impuestos, de lo que hubiese subido el bus etc. etc. Por lo demás, pienso que habríamos perdido un hijo adoptivo y que la ciudad perseguiría más o menos los mismos anhelos, museo arriba, museo abajo, jardín arriba o abajo.
Pero para mí, aunque importante, la política que media entre el 1% y el 100% no es lo trascendente. La madre de todas las cuestiones por resolver de Granada es la falta de espacio y frente a ello la solución no puede ser llenarlo, acabarlo, con pisos y naves porque todo lo que se hiciese después: VAUS, metros etc. se convertirán en medios para facilitar la fuga de habitantes y empresas a los municipios vecinos. La guerra de grúas está perdida.
Si queremos que nuestra ciudad tenga futuro es necesario trascender la política cortoplacista que marcan las elecciones y trazar unas líneas directrices cuya finalidad sea dotarnos de espacio metropolitano con urgencia. La plataforma La Gran Granada tiene su estrategia, su modelo, pero pueden negociarse otras con perspectivas más inmediatas porque Granada está al límite.
Seguramente que entre el 100% de cumplimiento de compromisos electorales confesados por nuestra alcaldesa Marifrán Carazo y el 1% calculado por nuestro “ex”, Cuenca, media al menos una reflexión.
De haber gobernado Cuenca, posiblemente hubiese tenido que subir los impuestos, aumentar las terrazas, la zona azul y, con menor probabilidad, el precio del bus, como ha hecho nuestra alcaldesa, porque le atenazaría la deuda como a ella. Creo que Cuenca se hubiera esmerado más en uno de sus puntos débiles, la limpieza, y tal vez hubiese descuidado menos los jardines y jardineras mustias. Todo es un futurible. Quizás hubiese firmado el acuerdo de entrada semisoterrada del tren y se habría opuesto con rotundidad a que nos “birlasen” la EASP y las gestiones de CETURSA, la Alhambra o a la privatización de centros deportivos. Es casi seguro que nuestro “ex” no hubiese atravesado la muralla de la circunvalación con viviendas y centros comerciales frente al Cerrillo de Maracena y la piscina Miami respectivamente y tengo dudas sobre el número de Grúas visibles en el horizonte granadino porque probablemente fuesen las mismas en este momento y parecidas en el futuro, ya que partirían del PGOM que Cuenca dejó sobre esa mesa en la que todos encuentran las cuentas que siempre son peores a las confesadas. ¿La deuda y los pagos a proveedores? Pues depende del estado de los jardines, de la subida de impuestos, de lo que hubiese subido el bus etc. etc. Por lo demás, pienso que habríamos perdido un hijo adoptivo y que la ciudad perseguiría más o menos los mismos anhelos, museo arriba, museo abajo, jardín arriba o abajo.