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La conjura de los necios

José Amella Mauri | socio de elDiario.es

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El fondo de la disputa entre Galileo y la Inquisición, no obstante, radica a mi juicio en que sólo el primero buscaba ampliar el conocimiento humano. No se enfrentaban dos hipótesis científicas que con posterioridad pudieran ser calificadas como erróneas o acertadas. La única posición científica era la de Galileo, y lo hubiera seguido siendo aunque se hubiese equivocado. Porque el fundamento de los inquisidores era un dogma extraído de un libro que se presumía inspirado por Dios y la autoridad de un filósofo antiguo, Aristóteles, al que además la Iglesia había reinterpretado para ajustarlo a su dogma (de un “Aristóteles con tonsura” habló el publicista ruso Herzen).

Este párrafo de Ricardo Rodríguez se puede aplicar a los negacionistas de la covid19 con la misma fuerza y razón que tenía Galileo en su disputa con la Inquisición.

Podría ocurrir que en los próximos años se evidenciara que la decisión de vacunarse había sido un error, bien por efectos negativos no esperados de la vacunación bien por razones de otra índole. Sí, es posible. Aun así, los negacionistas no tendrían razón en su postura, pues la fundamentan en intuiciones preestablecidas frente a conclusiones científicas que, además, han demostrado la eficacia de la vacunación en su combate contra la pandemia de la Covid19.

Es legítimo poder expresar libremente lo que se piensa, pero la legitimidad de las opiniones no reside en la libertad de expresarlas, sino en la consistencia de sus argumentaciones y posterior contraste con la realidad.

Así tenemos que la legitimidad de las decisiones de la Organización Mundial de la Salud reside en los estudios científicos que ratificaron los ensayos clínicos. Estoy indagando por dónde fundamentar la legitimidad de las opiniones negacionistas y solamente encuentro las palabras de sus opiniones, pero ni una sola de ellas evidencia ni demuestra nada; es decir, es una opinión que se referencia a sí misma como demostración de ella misma. Desde los primeros cursos escolares se sabe que la palabra definida no puede formar parte de su definición.

Me permito permito recomendar a los negacionistas que lean o relean “La conjura de los necios” de John Kennedy Toole, pero, por favor, que no cometan el error en el que incurren los necios que consideran que los necios son los otros.

Así es o así me lo parece.

El fondo de la disputa entre Galileo y la Inquisición, no obstante, radica a mi juicio en que sólo el primero buscaba ampliar el conocimiento humano. No se enfrentaban dos hipótesis científicas que con posterioridad pudieran ser calificadas como erróneas o acertadas. La única posición científica era la de Galileo, y lo hubiera seguido siendo aunque se hubiese equivocado. Porque el fundamento de los inquisidores era un dogma extraído de un libro que se presumía inspirado por Dios y la autoridad de un filósofo antiguo, Aristóteles, al que además la Iglesia había reinterpretado para ajustarlo a su dogma (de un “Aristóteles con tonsura” habló el publicista ruso Herzen).

Este párrafo de Ricardo Rodríguez se puede aplicar a los negacionistas de la covid19 con la misma fuerza y razón que tenía Galileo en su disputa con la Inquisición.