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¿A la derecha no le interesa un nuevo “ethos” sobre España?
Independientemente de las formas adoptadas por el actual presidente para conceder una amnistía a los condenados del Procés y de las legítimas reacciones, cabría preguntarse, si una vez transcurridos los hechos (hace 6 años), así como el cumplimiento de hasta 4 años de las penas de cárcel por los condenados hasta los indultos (2021), si es realista imaginar que la anunciada ley contribuirá a cicatrizar la herida social (dentro de Cataluña y entre parte de ésta y España) y también, para tejer una reforzada identidad (a modo de paraguas) en toda la piel de toro, que trascienda barreras entre izquierda y derecha así como entre la España castellano parlante y la de las lenguas cooficiales (13 millones de 47 millones las utilizan), o si se trataría – como sostiene la derecha - de una medida que “envalentonaría” a los independentistas? Otra pregunta sería; ¿la estigmatización del electorado soberanista tanto en Cataluña como en el País Vasco, conviene a largo plazo al primer partido del centro derecha? (al país seguro que no). El hecho de que amplios sectores conservadores en Cataluña y País Vasco no sólo no elijan votar al PP, sino que tampoco protesten cuando los partidos conservadores nacionalistas, hoy apoyan a la izquierda en el congreso (en el pasado tanto el PNV como CiU facilitaron gobiernos del PP), no deja de ser llamativo. Existe evidencia de voto útil soberanista prestado a la izquierda estatal en las elecciones generales (los partidos soberanistas recibieron el 41% del voto catalán en 2019; pero sólo el 27% en 2023, “prestando” la mitad de la fuga a la izquierda). Guste o no, debido a una demostrada adaptación a la realidad plural del país, la marca PSOE constituye la única fuerza estatal con apoyo real en las 17 CCAA, además de contar con el sostén estratégico de todos los grupos en el congreso, con la excepción del PP y Vox. Quien dude de la afirmación anterior debería tomar nota de que el % de votantes de ERC que se declara no independentista ha pasado del 9% al 21%, precisamente desde 2018 (https://www.vilaweb.cat/noticies/viratge-erc-esquerres-independencia/). En otras palabras, si quien diseñara una estrategia para conseguir que el 95% de españoles se sienta “identificado”, fuera un extraterrestre sin ataduras sentimentales ibéricas, difícilmente recomendaría al PP que siguiera atacando a todos “ad eternum”, menos a quienes les votan. Si bien el Procés fue organizado en gran medida con fines espurios, la “noche triste” ya fue saldada con penas de prisión, huidas de empresas y capitales, y daños considerables tanto a Cataluña como al conjunto del país. ¿Han tomado nota los líderes de la derecha de que la bajada del suflé no sólo se explica porque el independentismo ha adquirido conciencia de líneas rojas (ej. insuficiente apoyo dentro de Cataluña y nulo en la UE), sino también porque desde 2018, sus electores vienen siendo invitados a negociar leyes en el congreso, no por el PP sino por la izquierda, instalándose en las mentes de muchos conservadores catalanes y vascos, la idea: “estos acuerdan con nosotros temas de estado, mientras que los otros nos tratan como apestados aunque en temas económicos seamos más próximos”. Aunque el ex presidente Artur Mas (aliado del PP en tantas ocasiones), es quizá la figura con mayor responsabilidad respecto de la fracasada aventura, no es anecdótico que declarara hace poco, que el Procés está acabado. (https://www.lavanguardia.com/politica/20231224/9472257/artur-proyecto-independentista-hoy-condiciones-salir-adelante.html) y que España tiene una oportunidad de reconfigurar su estado irónicamente, esperándolo del PSOE. Es bastante evidente que amplios sectores catalanes desearían un puente de plata que permita zanjar el pasado aceptando una salida en clave futurista abordando los verdaderos retos de todo el país en modo “consorcio” estado – CCAA (ej. reindustrialización, “ni ni”, FFCC cercanías, infraestructuras, innovación, financiación CCAA – Madrid, Cataluña, C. Valenciana y Andalucía tienen intereses en común - , rol de CCAA en senado). En relación con los temas lingüísticos, el uso de los idiomas cooficiales en la AC podría ir acompañado de una mayor flexibilidad hacia el castellano en la enseñanza en Cataluña. En suma, la derecha haría bien en invocar la parábola de Jesucristo sobre el retorno del hijo pródigo, en clave motivadora más que castigadora (de lo último ya se encargaron con creces los tribunales).
Independientemente de las formas adoptadas por el actual presidente para conceder una amnistía a los condenados del Procés y de las legítimas reacciones, cabría preguntarse, si una vez transcurridos los hechos (hace 6 años), así como el cumplimiento de hasta 4 años de las penas de cárcel por los condenados hasta los indultos (2021), si es realista imaginar que la anunciada ley contribuirá a cicatrizar la herida social (dentro de Cataluña y entre parte de ésta y España) y también, para tejer una reforzada identidad (a modo de paraguas) en toda la piel de toro, que trascienda barreras entre izquierda y derecha así como entre la España castellano parlante y la de las lenguas cooficiales (13 millones de 47 millones las utilizan), o si se trataría – como sostiene la derecha - de una medida que “envalentonaría” a los independentistas? Otra pregunta sería; ¿la estigmatización del electorado soberanista tanto en Cataluña como en el País Vasco, conviene a largo plazo al primer partido del centro derecha? (al país seguro que no). El hecho de que amplios sectores conservadores en Cataluña y País Vasco no sólo no elijan votar al PP, sino que tampoco protesten cuando los partidos conservadores nacionalistas, hoy apoyan a la izquierda en el congreso (en el pasado tanto el PNV como CiU facilitaron gobiernos del PP), no deja de ser llamativo. Existe evidencia de voto útil soberanista prestado a la izquierda estatal en las elecciones generales (los partidos soberanistas recibieron el 41% del voto catalán en 2019; pero sólo el 27% en 2023, “prestando” la mitad de la fuga a la izquierda). Guste o no, debido a una demostrada adaptación a la realidad plural del país, la marca PSOE constituye la única fuerza estatal con apoyo real en las 17 CCAA, además de contar con el sostén estratégico de todos los grupos en el congreso, con la excepción del PP y Vox. Quien dude de la afirmación anterior debería tomar nota de que el % de votantes de ERC que se declara no independentista ha pasado del 9% al 21%, precisamente desde 2018 (https://www.vilaweb.cat/noticies/viratge-erc-esquerres-independencia/). En otras palabras, si quien diseñara una estrategia para conseguir que el 95% de españoles se sienta “identificado”, fuera un extraterrestre sin ataduras sentimentales ibéricas, difícilmente recomendaría al PP que siguiera atacando a todos “ad eternum”, menos a quienes les votan. Si bien el Procés fue organizado en gran medida con fines espurios, la “noche triste” ya fue saldada con penas de prisión, huidas de empresas y capitales, y daños considerables tanto a Cataluña como al conjunto del país. ¿Han tomado nota los líderes de la derecha de que la bajada del suflé no sólo se explica porque el independentismo ha adquirido conciencia de líneas rojas (ej. insuficiente apoyo dentro de Cataluña y nulo en la UE), sino también porque desde 2018, sus electores vienen siendo invitados a negociar leyes en el congreso, no por el PP sino por la izquierda, instalándose en las mentes de muchos conservadores catalanes y vascos, la idea: “estos acuerdan con nosotros temas de estado, mientras que los otros nos tratan como apestados aunque en temas económicos seamos más próximos”. Aunque el ex presidente Artur Mas (aliado del PP en tantas ocasiones), es quizá la figura con mayor responsabilidad respecto de la fracasada aventura, no es anecdótico que declarara hace poco, que el Procés está acabado. (https://www.lavanguardia.com/politica/20231224/9472257/artur-proyecto-independentista-hoy-condiciones-salir-adelante.html) y que España tiene una oportunidad de reconfigurar su estado irónicamente, esperándolo del PSOE. Es bastante evidente que amplios sectores catalanes desearían un puente de plata que permita zanjar el pasado aceptando una salida en clave futurista abordando los verdaderos retos de todo el país en modo “consorcio” estado – CCAA (ej. reindustrialización, “ni ni”, FFCC cercanías, infraestructuras, innovación, financiación CCAA – Madrid, Cataluña, C. Valenciana y Andalucía tienen intereses en común - , rol de CCAA en senado). En relación con los temas lingüísticos, el uso de los idiomas cooficiales en la AC podría ir acompañado de una mayor flexibilidad hacia el castellano en la enseñanza en Cataluña. En suma, la derecha haría bien en invocar la parábola de Jesucristo sobre el retorno del hijo pródigo, en clave motivadora más que castigadora (de lo último ya se encargaron con creces los tribunales).