Dudas de la lengua, I: ¿Qué o quién?

En el debate que tuvo lugar en la mañana del hoy de mayo de 2025, en el Congreso de los Diputados, el líder del principal partido de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, interpeló al presidente del gobierno, Pedro Sánchez, diciéndole: ¿Qué se ha creído que es?

Es notoria la falta de habilidades gramaticales de don Alberto, capaz de asonancias y discordancias en dos de cada tres de las frases que pronuncia, pero en esta ocasión todavía me he quedado más asombrado porque me ha entrado la duda de si se trataba de un caso más de incompetencia, o si el asunto tenía enjundia y contenido.

Cuando a alguien se le dirige la pregunta de ‘qué se ha creído que es’, las respuestas que el interpelado podría dar serían del tenor de ‘un pincel’, ‘la tormenta perfecta’, ‘una maceta’, ‘el último modelo de I-phone’ o ‘una multa de tráfico’.

Parece razonable creer que el señor Núñez no estaba pensando en que alguna de esas respuestas pudiera corresponder a su pregunta. Cabe suponer que en su cabeza anidaban, lingüísticamente, las que estaría considerando que se correspondían con la idea que tiene sobre quién se cree que es quien tenía enfrente: el dueño de esto, el puto amo, Dios todopoderoso, el rey del mambo... 

Para ocasiones como estas, le recomendaríamos a don Alberto que, al interpelar a alguien sobre su condición, en vez del pronombre ‘qué’ emplease el pronombre ‘quién’. Y ello porque la diferencia más inmediata entre uno y otro es que ‘qué’ se emplea para preguntar por cosas o circunstancias, y ‘quién’ para hacerlo sobre personas.

Salvo, claro está, que el señor Núñez estuviera ironizando sobre la naturaleza del presidente del gobierno; si se trataba de algo o de alguien. Aunque esta duda debería descartarse. ¿Alguien se imagina que un candidato a presidente del gobierno como don Alberto se considerase a sí mismo candidato a ser una cosa? Como no cabe esperarlo, ni siquiera de los candidatos que quieren liquidar ‘la fiesta’, perdón, la democracia, habrá que concluir que se trata de la enésima demostración del señor Núñez de su incapacidad para expresarse con la competencia que sería deseable.