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Feijóo: el hombre que susurraba a sus barones
Si Feijóo ha demostrado algo es que no hace ascos a sorber y soplar al mismo tiempo. Es llamativa la improvisación con la que se muestra quien aspira a presidir una de las economías más importantes de la UE. Con un labio dice que ha dado libertad a sus barones para negociar con Vox y con el otro ordena cambiar el rumbo de las negociaciones. Ha llovido mucho desde que el pequeño hombrecillo de Estado, Casado, dijo a Santiago Abascal en el Parlamento aquello de “es la hora de poner las cartas boca arriba, hasta aquí hemos llegado”, ahora, Núñez Feijóo habla en la intimidad con Abascal y le recita aquello de “Ni contigo ni sin ti mis males tienen remedio, contigo porque no puedo y sin ti porque me muero.” Están condenados a entenderse y así lo están demostrando. En todo caso, vamos a lo que vamos, que es lo que interesa a los españoles. Si Feijóo está tan obsesionado con reducir la deuda pública, yo le pregunto ¿qué gastos públicos habría reducido para hacer frente a la pandemia y a la guerra de Ucrania? Porque este leguleyo debería saber que un Estado solo puede hacer frente a estas crisis por medio del gasto público y por tanto, haciendo crecer la deuda pública. Decir lo contrario es sorber y soplar al mismo tiempo. Feijóo ha dado orden a sus barones para que digan que ellos van a reducir el IRPF a los que ganen menos de 40.000 euros, es decir, a la mayoría de los españoles. Y los españoles le preguntamos y contestamos a la vez ¿dónde va a recortar para soportar esa bajada tan imposible de impuestos? ¿De la Educación Pública? Sí ¿de la Sanidad Pública? Sí ¿De la dependencia? Sí. Feijóo susurra a los cuatro vientos otra perogrullada, dice gratuitamente que van a llegar a los 22 millones de afiliados a la Seguridad Social. Y lo dice el PP, que destruyó el empleo privado y público y lo situó en cotas inimaginables. Lo dicen quienes apenas llegaban a 17 millones en 2017 y cuya principal preocupación era rescatar bancos y grandes empresas a costa de flexibilizar el mercado laboral, desafectando cientos de miles de puestos de trabajo. Lo dicen los creadores de los minijobs y la jibarización de los derechos sociales. Pero es que además, yerra de nuevo Feijóo con su nueva serendipia. Prometer en 4 años 22 millones de afiliados es reducir las expectativas de creación de empleo que ha generado el gobierno de coalición, que es muy superior a esta promesa. Feijóo, por medio de Ayuso y Esperanza Aguirre (y un poco/mucho por Jiménez Losantos) ha lavado el cerebro a Guardiola en Extremadura (aunque yo pienso que ya lo traía lavado de serie). Y a la vez nombran a negacionistas, machistas, homófobos en los parlamentos autonómicos. Sorber y soplar al mismo tiempo. Donde digo digo, digo Diego. Y no pasa nada... Pedro Sánchez dijo hace unos días en la SER que el acoso y derribo sobre su persona, de la derecha política, mediática y judicial ha sido horrible. Las huestes de la derecha le afean que siendo presidente diga eso. ¿Y qué es lo que ha pasado si no? El día que España llegó a los 21.900.000 afiliados, ningún medio de comunicación conservador, ninguno, puso en portada o informó sobre el hito histórico que suponía rozar los 22 millones de afiliados. Contra esa manipulación no se puede luchar, o al menos, no en tan poco tiempo. Feijóo escribió una carta denuncia a Sánchez para que derogará íntegramente la reforma laboral por ser muy mala para España. El PP votó en contra de la reforma laboral y mantienen un recurso de inconstitucionalidad sobre la misma. Ahora, Feijóo hace suya la reforma laboral...Feijoo es un inútil integral. No sabe hablar (ni español ni inglés), no sabe pensar (se lo dan escrito), tiene amigos narcos (es indecente), miente más que pinocho (además de su insolvencia manifiesta), es muy cobarde (no quiere debatir en democracia), por no tener no tiene ni imagen (cuando intenta ponerse serio le sale cara de estreñido), destrozó la deuda pública y privada en Galicia (y viene a darnos lecciones de Economía), confunde los números y porcentajes (“no es lo mismo el 8% que el 12%”, pues al final lo eran)... Feijóo es esto y muchas cosas más y a pesar de ser calamitoso e indecente, la prensa del IBEX 35 le ha acuñado el “y sin embargo te quiero”.
Si Feijóo ha demostrado algo es que no hace ascos a sorber y soplar al mismo tiempo. Es llamativa la improvisación con la que se muestra quien aspira a presidir una de las economías más importantes de la UE. Con un labio dice que ha dado libertad a sus barones para negociar con Vox y con el otro ordena cambiar el rumbo de las negociaciones. Ha llovido mucho desde que el pequeño hombrecillo de Estado, Casado, dijo a Santiago Abascal en el Parlamento aquello de “es la hora de poner las cartas boca arriba, hasta aquí hemos llegado”, ahora, Núñez Feijóo habla en la intimidad con Abascal y le recita aquello de “Ni contigo ni sin ti mis males tienen remedio, contigo porque no puedo y sin ti porque me muero.” Están condenados a entenderse y así lo están demostrando. En todo caso, vamos a lo que vamos, que es lo que interesa a los españoles. Si Feijóo está tan obsesionado con reducir la deuda pública, yo le pregunto ¿qué gastos públicos habría reducido para hacer frente a la pandemia y a la guerra de Ucrania? Porque este leguleyo debería saber que un Estado solo puede hacer frente a estas crisis por medio del gasto público y por tanto, haciendo crecer la deuda pública. Decir lo contrario es sorber y soplar al mismo tiempo. Feijóo ha dado orden a sus barones para que digan que ellos van a reducir el IRPF a los que ganen menos de 40.000 euros, es decir, a la mayoría de los españoles. Y los españoles le preguntamos y contestamos a la vez ¿dónde va a recortar para soportar esa bajada tan imposible de impuestos? ¿De la Educación Pública? Sí ¿de la Sanidad Pública? Sí ¿De la dependencia? Sí. Feijóo susurra a los cuatro vientos otra perogrullada, dice gratuitamente que van a llegar a los 22 millones de afiliados a la Seguridad Social. Y lo dice el PP, que destruyó el empleo privado y público y lo situó en cotas inimaginables. Lo dicen quienes apenas llegaban a 17 millones en 2017 y cuya principal preocupación era rescatar bancos y grandes empresas a costa de flexibilizar el mercado laboral, desafectando cientos de miles de puestos de trabajo. Lo dicen los creadores de los minijobs y la jibarización de los derechos sociales. Pero es que además, yerra de nuevo Feijóo con su nueva serendipia. Prometer en 4 años 22 millones de afiliados es reducir las expectativas de creación de empleo que ha generado el gobierno de coalición, que es muy superior a esta promesa. Feijóo, por medio de Ayuso y Esperanza Aguirre (y un poco/mucho por Jiménez Losantos) ha lavado el cerebro a Guardiola en Extremadura (aunque yo pienso que ya lo traía lavado de serie). Y a la vez nombran a negacionistas, machistas, homófobos en los parlamentos autonómicos. Sorber y soplar al mismo tiempo. Donde digo digo, digo Diego. Y no pasa nada... Pedro Sánchez dijo hace unos días en la SER que el acoso y derribo sobre su persona, de la derecha política, mediática y judicial ha sido horrible. Las huestes de la derecha le afean que siendo presidente diga eso. ¿Y qué es lo que ha pasado si no? El día que España llegó a los 21.900.000 afiliados, ningún medio de comunicación conservador, ninguno, puso en portada o informó sobre el hito histórico que suponía rozar los 22 millones de afiliados. Contra esa manipulación no se puede luchar, o al menos, no en tan poco tiempo. Feijóo escribió una carta denuncia a Sánchez para que derogará íntegramente la reforma laboral por ser muy mala para España. El PP votó en contra de la reforma laboral y mantienen un recurso de inconstitucionalidad sobre la misma. Ahora, Feijóo hace suya la reforma laboral...Feijoo es un inútil integral. No sabe hablar (ni español ni inglés), no sabe pensar (se lo dan escrito), tiene amigos narcos (es indecente), miente más que pinocho (además de su insolvencia manifiesta), es muy cobarde (no quiere debatir en democracia), por no tener no tiene ni imagen (cuando intenta ponerse serio le sale cara de estreñido), destrozó la deuda pública y privada en Galicia (y viene a darnos lecciones de Economía), confunde los números y porcentajes (“no es lo mismo el 8% que el 12%”, pues al final lo eran)... Feijóo es esto y muchas cosas más y a pesar de ser calamitoso e indecente, la prensa del IBEX 35 le ha acuñado el “y sin embargo te quiero”.