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Por qué la Iglesia-institución no acepta la homosexualidad
En primer lugar, debido a la larga tradición patriarcal que, prácticamente, predomina en todos los pueblos a lo largo de la historia; al ver sólo a ‘la mujer’ como recipiente indispensable para generar nuevos seres humanos; condenando a la mayoría a la tarea de amamantar, criar, cuidar enfermos y el hogar.
Tras la larga lucha de las mujeres en pos de su liberación e igualdad, demostrando que sus cualidades y potencialidades son idénticas a las de los varones (con sus lógicas diferencias, como también entre los propios señores existen múltiples variedades en todos los aspectos); hoy día, Occidente ha llegado a asumir la “PLENA IGUALDAD DE LA MUJER CON EL VARÓN”. Incluso, tras siglos de evidencias en que la HOMOSEXUALIDAD existía y sigue existiendo, como una variante natural de la orientación sexual; pues no altera para nada el comportamiento cívico y moral de sus practicantes. Y en muchos países sus ‘Constituciones y leyes’: “Ley 13/2005, reconoce por primera vez un derecho al matrimonio estrictamente de carácter personal, esto es, como derecho de la persona a contraer matrimonio con otra, independientemente de su elección, sin distinción por orientación sexual”.
[María Martín Sánchez, en Matrimonio homosexual y Constitución,Tirant lo Blanch, Valencia, 2008].
Es decir, la ‘Sociedad civil’, heredera de la Ilustración, es la que nos ha hecho ver la plena igualdad de derechos, tanto para la mujer como para la diversidad homosexual.
No obstante, muchas personas, por su ceguera, son incapaces de ver esa realidad y se guían sólo por las opiniones de ciertos dirigentes o pastores de su fe religiosa.
En segundo lugar, la Biblia, entonces, es la fuente de esa religiosidad sectaria e inmisericorde que no acepta ‘la igualdad entre sexos ni la libertad sexual’. Cuando resulta que la Biblia aun siendo un conjunto variopinto de libros, escrita por demasiadas manos, con lenguajes y perspectivas que se prestan a equívocos o visiones diferentes; en el momento que uno deja a un lado intereses espurios o culturas absurdas e inhumanas y sigue el hilo conductor del mensaje: la luz, la transparencia y la bondad de su intención, para una vida más solidaria y placentera, se hacen patentes.
Así, en materia de ‘igualdad entre los sexos’ o ‘igualdad de género’, la Biblia es clara y taxativa:
“Cuando el Señor creó al hombre, lo hizo a su propia imagen, varón y hembra los creó, los
bendijo y los llamó Hombre (Adán)“. [Génesis 5,1-2]
Es decir, tanto la mujer como el varón son ‘Hombre’ o como se dice mayormente: ‘ser humano’. Por tanto, iguales en dignidad y derechos. (A pesar de no haberse visto y aplicado durante siglos y siglos y siglos).
El siguiente relato es el gran culpable de no considerar la ‘homosexualidad’ como una realidad natural y lícita en todos los sentidos: “No está bien que el hombre esté solo; voy a hacerle el auxiliar que le corresponde. Entonces el Señor Dios echó sobre el hombre un letargo. Le sacó una costilla y creció carne desde dentro. De la costilla formó una mujer y se la presentó al hombre. El hombre exclamó: -¡Esta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne! Su nombre será Hembra, porque la han sacado del Hombre. Por eso un hombre abandona a su padre y madre, se junta su mujer y se hacen una sola carne”. [Génesis 2,18.21-24]
El hombre o ser humano fue creado primero; viviendo en pequeños grupos (prehistoria); pero necesita un auxiliar que les permita crecer o desarrollarse como civilización: aprender de todo e inventar técnicas, aparatos, etc. Y ahí aparece, salida de la costilla o sudor del Hombre, la SOCIEDAD: “Hembra = Vitalidad = Eva” / Pandora.
La expresión “abandona a su padre y a su madre, se junta a su mujer y se hacen una sola carne”; se ha tomado como que lo natural es ‘casarse un varón con una hembra’; y ya no cabe por tanto el matrimonio entre dos del mismo sexo. Pero el texto no está haciendo alusión al matrimonio entre personas sino a la interdependencia entre individuos y sociedad.
Para ver el tema con mayor amplitud lo podéis encontrar en mi libro: “El árbol de la vida, ciegos, el árbol de la vida” –Una mirada a nuestros Grandes Relatos: Bíblico, Liberal y Socialista en su grandeza e infortunio-, Círculo Rojo Ed., 2021.
En primer lugar, debido a la larga tradición patriarcal que, prácticamente, predomina en todos los pueblos a lo largo de la historia; al ver sólo a ‘la mujer’ como recipiente indispensable para generar nuevos seres humanos; condenando a la mayoría a la tarea de amamantar, criar, cuidar enfermos y el hogar.
Tras la larga lucha de las mujeres en pos de su liberación e igualdad, demostrando que sus cualidades y potencialidades son idénticas a las de los varones (con sus lógicas diferencias, como también entre los propios señores existen múltiples variedades en todos los aspectos); hoy día, Occidente ha llegado a asumir la “PLENA IGUALDAD DE LA MUJER CON EL VARÓN”. Incluso, tras siglos de evidencias en que la HOMOSEXUALIDAD existía y sigue existiendo, como una variante natural de la orientación sexual; pues no altera para nada el comportamiento cívico y moral de sus practicantes. Y en muchos países sus ‘Constituciones y leyes’: “Ley 13/2005, reconoce por primera vez un derecho al matrimonio estrictamente de carácter personal, esto es, como derecho de la persona a contraer matrimonio con otra, independientemente de su elección, sin distinción por orientación sexual”.