Opinión y blogs

Sobre este blog

La portada de mañana
Acceder
Sánchez rearma la mayoría de Gobierno el día que Feijóo pide una moción de censura
Miguel esprinta para reabrir su inmobiliaria en Catarroja, Nacho cierra su panadería
Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Las innombrables

Ana Belén Pérez Villa

Somos las innombrables, las que queréis invisibilizar, las víctimas de vuestra complicidad con la extrema derecha. Sois el timón de un mismo barco. Nos queréis sin nombre, sin rostro, sin voz. Nos queréis controladas, al dictado, sin identidad, sin poder, sin autoridad, sin decisión, sin alma. Habéis aceptado unas condiciones que violan los derechos humanos. La violencia de género existe. Es una violencia estructural terrible contra la mujer por el hecho de serlo. Definida así por las Naciones Unidas en la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer en 1993Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer en 1993: “A los efectos de la presente Declaración, por ”violencia contra la mujer“ se entiende todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada”.

Las innombrables os decimos que en España, la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, supuso un punto de inflexión en esta materia, evidenciando una violencia estructural invisible hasta el momento, donde los crímenes se contaban como pasionales y los asesinatos de mujeres en manos de hombres como una anécdota en la sección de sucesos. No había estadísticas, solo un goteo constante de casos aislados. Esta Ley los cosió bajo un mismo nombre: violencia machista. A partir de ese momento dejaron de ser hechos inconexos. Se puso nombre y apellidos. En 2014 llegaría la ratificación del Convenio de Estambul, el “primer documento internacional vinculante de este tipo para prevenir la violencia de género”, firmado por 13 países del Consejo de Europa, incluido España. Echad un vistazo a este artículo de El País: “De Ana Orantes a Laura Luelmo: dos décadas de cambios en la justicia”.

El Real Decreto-Ley 9/2018, de 3 de agosto, de medidas urgentes para el desarrollo del Pacto de Estado contra la violencia de género modificó los arts. 20, 23 y 27 de la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, el art. 25.2 de la Ley 7/1985, de 2 de abril y el art. 156 del Código Civil de 24 de julio de 1889, ampliando la protección de las víctimas. Hay que recordar que todas las leyes en materia de igualdad han sido aprobadas por gobiernos socialistas. El Pacto de Estado se firmó en 2017 y hacía 6 años que no se convocaba el Consejo de Participación de la Mujer. La falta de voluntad política en materia de igualdad durante todo ese tiempo fue flagrante.

Las innombrables os recordamos que vuestros socios, los que llevan nombre de diccionario, dicen estar radicalmente en contra del Pacto de Estado, comprometiéndose en su programa a la derogación de la Ley Integral de Violencia de Género. Andalucía se ha convertido en el laboratorio del trifachito, especializado en desmontar el Estado de Bienestar. Pero lamentablemente no será el único taller donde se pondrán a punto políticas kamikazes.

Ha costado mucho llegar hasta aquí para que esta banda experimente con nuestros derechos, dinamitando libertades y sembrando intolerancia. En los últimos años se ha intentado trabajar la educación en igualdad, la perspectiva de género en los medios de comunicación, con el tiempo el feminismo ha dejado de ser una palabra maldita. Se han dado pasos con dificultad, pero decisivos. Sin embargo, el desarrollo de leyes en materia de igualdad está siendo retorcido. La violencia simbólica, el brazo ideológico del patriarcado, es un hueso duro de roer. Os dedicáis a boicotear el feminismo. Así no se puede. Nos teméis porque vuestros privilegios están en el punto de mira. Nuestra lucha debilita vuestro poder. No queréis la igualdad. Nos queréis oprimidas.

Las innombrables os decimos que os sujetáis en una muleta intoxicada por el machismo, la homofobia, la xenofobia, el maltrato hacia los animales y el odio, que sois cómplices de una ideología obscena, pringada hasta el tuétano de cinismo e involución. Os habéis retratado.

Habéis pactado con un partido que no reconoce la violencia de género, que se pone de perfil cuando se denuncia en las calles un asesinato por violencia machista, que se pasa por el arco del triunfo las más de 1.000 mujeres asesinadas por violencia machista desde 2003. Habéis pactado con un partido que añora el franquismo, que quiere a las mujeres sumisas y calladas, que nos quiere marcar su agenda retrógrada y neofascista, que a las feministas nos llama “zorras machorras del aborto libre”. Habéis pactado con este monstruo. Pensadlo. Nosotras tenemos muy presente a las nuestras. Seguiremos batallando, porque el feminismo es imparable. Nos tenéis de frente. Decía Simone de Beauvoir: “No olvidar jamas que bastará una crisis política, económica o religiosa para poner en cuestión los derechos de las mujeres. Estos derechos nunca se adquieren y debes estar vigilante toda tu vida”.

Somos las innombrables, las que queréis invisibilizar, las víctimas de vuestra complicidad con la extrema derecha. Sois el timón de un mismo barco. Nos queréis sin nombre, sin rostro, sin voz. Nos queréis controladas, al dictado, sin identidad, sin poder, sin autoridad, sin decisión, sin alma. Habéis aceptado unas condiciones que violan los derechos humanos. La violencia de género existe. Es una violencia estructural terrible contra la mujer por el hecho de serlo. Definida así por las Naciones Unidas en la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer en 1993Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer en 1993: “A los efectos de la presente Declaración, por ”violencia contra la mujer“ se entiende todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada”.

Las innombrables os decimos que en España, la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, supuso un punto de inflexión en esta materia, evidenciando una violencia estructural invisible hasta el momento, donde los crímenes se contaban como pasionales y los asesinatos de mujeres en manos de hombres como una anécdota en la sección de sucesos. No había estadísticas, solo un goteo constante de casos aislados. Esta Ley los cosió bajo un mismo nombre: violencia machista. A partir de ese momento dejaron de ser hechos inconexos. Se puso nombre y apellidos. En 2014 llegaría la ratificación del Convenio de Estambul, el “primer documento internacional vinculante de este tipo para prevenir la violencia de género”, firmado por 13 países del Consejo de Europa, incluido España. Echad un vistazo a este artículo de El País: “De Ana Orantes a Laura Luelmo: dos décadas de cambios en la justicia”.