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Madrid no es Ayuso y sus votantes
A la indudable decepción que me causaron los resultados electorales de Madrid del 4 de mayo, se está sumando ahora una sensación que me preocupa y es que estoy percibiendo, en las redes sociales, algunas reacciones inquietantes de ciudadanos de fuera de Madrid, perplejos y desconcertados por esos resultados y por lo que significan en cuanto a que una gran mayoría de madrileños han apoyado y consagrado, con su voto, a esta imitadora castiza de Trump, cuyo único objetivo es gobernar para los privilegiados, menospreciando a los vulnerables y a los desfavorecidos y reduciendo sus mensajes a frases y eslóganes dirigidos a estimular los instintos primarios, egoístas y maniqueos del ser humano.
Digo que me inquieta esa sensación porque los comentarios que leo están tomando, en muchos casos, una deriva social tan errónea como injusta y es que están confundiendo a Ayuso y a sus votantes con todos los madrileños, a quienes, ya sin distingos de posicionamientos políticos, están metiéndonos el mismo saco: los madrileños son individualistas, insolidarios, egoístas, codiciosos…
En Madrid somos muchos (yo diría que una mayoría, aunque, desgraciadamente, no se refleja en las urnas) los que estamos radicalmente en contra de esa postura, esos planteamientos y esas política neoliberales y antisociales de PP de Ayuso y algunos nos rebelamos contra ellos, día tras día, en la medida de la información y el conocimiento que modestamente somos capaces de recabar, atesorar y compartir con los demás a través de la palabra escrita, por lo que resulta, como digo, injusto y lastimoso leer esas descalificaciones globales.
Y es que, además, esa música me suena, porque no hace muchos años, yo mismo traté de salir al paso, para criticar algo similar que estaba produciéndose, y es que, con el asunto del independentismo catalán y, sobre todo, por las mayorías obtenidas en las urnas por las formaciones políticas soberanistas, se produjo, en muchas partes del resto de España, una reacción igualmente errónea e injusta, por parte de los detractores del independentismo, que era confundir ‘catalán’ con ‘independentista’, metiendo a todos los ciudadanos catalanes en el mismo saco y llegando a extremos de paroxismo y extravagancia como promover boicots a los productos catalanes en el resto de España.
No; Madrid, por suerte, no son (o no son solo) Ayuso y sus votantes.
A la indudable decepción que me causaron los resultados electorales de Madrid del 4 de mayo, se está sumando ahora una sensación que me preocupa y es que estoy percibiendo, en las redes sociales, algunas reacciones inquietantes de ciudadanos de fuera de Madrid, perplejos y desconcertados por esos resultados y por lo que significan en cuanto a que una gran mayoría de madrileños han apoyado y consagrado, con su voto, a esta imitadora castiza de Trump, cuyo único objetivo es gobernar para los privilegiados, menospreciando a los vulnerables y a los desfavorecidos y reduciendo sus mensajes a frases y eslóganes dirigidos a estimular los instintos primarios, egoístas y maniqueos del ser humano.
Digo que me inquieta esa sensación porque los comentarios que leo están tomando, en muchos casos, una deriva social tan errónea como injusta y es que están confundiendo a Ayuso y a sus votantes con todos los madrileños, a quienes, ya sin distingos de posicionamientos políticos, están metiéndonos el mismo saco: los madrileños son individualistas, insolidarios, egoístas, codiciosos…