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La mentira como arma periodística y política

Sebastián Fernández

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La mentira en política tiene mucho que ver con la tan traída y llevada posverdad. Es la lógica de una cultura, de la que algunas características son su subjetividad, que no quiere ver la realidad, que fomenta el individualismo posesivo, que pasa olímpicamente del destino social del ser humano, que potencia el nihilismo y relativismo -pues proclama el sinsentido de la vida y lleva a un gran vacío moral -y es hedonista, ya que potencia el consumismo individualista y despersonalizante. 

Periódicos, periodistas y tertulianos, de la prensa visual, escrita y hablada, que mienten sin el menor escrúpulo y con total falta de respeto a la gente a la que dicen “comunicar” o “informar”, y que más bien “desinforman”. 

Políticos que emplean la misma técnica periodística, que hacen de la mentira su arma política, que hacen un flaco favor al noble ejercicio de la política. 

Es un periodismo que se alimenta en el pesebre del poder establecido, o grupos de poder de la clase dominante; grupos invisibles o élites que ostentan el poder económico y financiero y que instauran la mentira sin la mínima ética profesional. Muchos de estos y estas periodistas lo hacen de forma consciente, para defender unos intereses oscuros y tremendamente perversos. 

Es un tipo de periodismo que practica la que se denomina “caverna mediática” y que es una lacra social que hay que combatir. 

Afortunadamente, hay otro tipo de periodistas y periódicos que son fieles a los principios éticos del periodismo: verdad y precisión, independencia, equidad e imparcialidad, humanidad y responsabilidad.   

Asimismo, es necesario potenciar un periodismo que denuncie y ponga al descubierto las falacias de las noticias falsas, que practican los grandes grupos mediáticos y los políticos de turno. 

Debemos ser capaces de discernir, el verdadero periodismo de ese tipo de periodismo basura, que practica la mentira compulsiva como arma política. 

La mentira en política tiene mucho que ver con la tan traída y llevada posverdad. Es la lógica de una cultura, de la que algunas características son su subjetividad, que no quiere ver la realidad, que fomenta el individualismo posesivo, que pasa olímpicamente del destino social del ser humano, que potencia el nihilismo y relativismo -pues proclama el sinsentido de la vida y lleva a un gran vacío moral -y es hedonista, ya que potencia el consumismo individualista y despersonalizante. 

Periódicos, periodistas y tertulianos, de la prensa visual, escrita y hablada, que mienten sin el menor escrúpulo y con total falta de respeto a la gente a la que dicen “comunicar” o “informar”, y que más bien “desinforman”.