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De naciones, nacionales y nacionalismos

Carlos Fernández Bañeres

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No sé si se habrán fijado, pero lo cierto es que casi todos los países que en el mundo son vienen de dos en dos. En esas parejas virtuales, uno hace de “país importante”, forjador de la historia de la humanidad y todo eso, y el otro de “país de segunda”, sufridor en silencio de la importantísima labor del anterior. La relación va desde el odio profundo hasta la ignorancia más absoluta. Como mínimo, los del primero miran por encima del hombro a los del segundo mientras éstos sufren la superioridad de los otros. Como en cualquier comunidad de vecinos, vaya. Y, siempre, son países con una vasta historia en común. Es lógico: uno sólo puede llevarse mal con el vecino, nadie se lleva mal con quien no se puede cruzar en el rellano. Me explicaré.

Hay que partir de países serios, importantes. De los de siempre, ya lo hemos dicho. No hablo de Uzbekistán, Bután, Vanuatu o San Cristóbal y Nieves. Veamos las siguientes parejas:

Para un inglés, los irlandeses son “esos necrófagos adoradores de estatuas”. Para un norteamericano, los canadienses son unos finolis, que además no tienen pena de muerte ni pueden comprar armas libremente. (Estados Unidos, como son muy ricos, pueden elegir: para ellos, los mejicanos son todos violadores y narcotraficantes). Para los franceses, un ciudadano belga es un borrachín que se pasa el día comiendo patatas fritas con mejillones. Si un chileno en Argentina dice que va a viajar a su país, le preguntarán “¿Al éste o al oeste?” Y, para muchos españoles, Portugal es ese sitio donde sólo hay toallas y mujeres feas. En fin, Austria es donde mejor se esquía de toda Alemania, Nueva Zelanda tiene las mejores selvas de Australia, los argelinos son unos traidores a la fe única, a ojos de los marroquíes, y los tibetanos, según los chinos, son unos meapilas que, cuando terminan de rezar, lo meditan durante largas horas. En Cataluña, llevan tiempo queriendo ser mayores y buscándose su propio vecino a quien odiar; en el País Vasco, donde son más campechanos -con perdón-, parece que ya no les interesa.

¿Tópicos, estereotipos, lugares comunes? ¿Cómo se llega a estas situaciones de enemistad íntima, de tan antagónica vecindad? Cuando alguien expresa su opinión sobre los habitantes de un país, yo le pregunto: ¿Sí? ¿A cuántas personas conoces de allí? Titubeos, sonrisas. “Hombre, ya se sabe que allí son así…”

Quienes son “así allí” son sus gobernantes, que los han manipulado por siglos, y que no difieren tanto de los propios del territorio vecino. A lo largo de la historia, cada vez que se enarbola una bandera, atrás deja un reguero de sangre. Las banderas las inventaron los señores para distinguirse del vecino y proteger sus dominios; luego llegaron las fronteras y luego las batallas para ampliarlas. Todo muy a gusto de las masas, salvo los dueños de las encefálicas desparramadas (las masas) de aquellos que confiaron en su señor.

Un detalle. No todos los nacionalismos han terminado en fascismo, no sé si por falta de tiempo, pero todo fascismo ha nacido de un nacionalismo.

Con lo bien que estábamos persiguiendo bisontes y comiendo tubérculos mientras…

No sé si se habrán fijado, pero lo cierto es que casi todos los países que en el mundo son vienen de dos en dos. En esas parejas virtuales, uno hace de “país importante”, forjador de la historia de la humanidad y todo eso, y el otro de “país de segunda”, sufridor en silencio de la importantísima labor del anterior. La relación va desde el odio profundo hasta la ignorancia más absoluta. Como mínimo, los del primero miran por encima del hombro a los del segundo mientras éstos sufren la superioridad de los otros. Como en cualquier comunidad de vecinos, vaya. Y, siempre, son países con una vasta historia en común. Es lógico: uno sólo puede llevarse mal con el vecino, nadie se lleva mal con quien no se puede cruzar en el rellano. Me explicaré.

Hay que partir de países serios, importantes. De los de siempre, ya lo hemos dicho. No hablo de Uzbekistán, Bután, Vanuatu o San Cristóbal y Nieves. Veamos las siguientes parejas: