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La nueva guerra civil española

José Luis Martínez Contreras | socio de elDiario.es

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Una de las acepciones de la expresión “guerra civil”, es la de lucha entre facciones de un país, con la intención de destruir o poner fin a algo. Por tanto podemos decir que en España estamos inmersos en plena guerra civil, y que el conflicto se está recrudeciendo. Los bandos en guerra están definidos, los poderes económicos y sus sicarios de un lado, y del otro la mayoría de la ciudadanía, aquellos que se tienen que levantar día tras día al toque de corneta de un despertador tiránico que les recuerda su necesidad de acudir a un trabajo.

Habrá quien diga que no es guerra porque no existen armas. ¡¡Falso!! existen esas armas aunque no se disparen proyectiles de plomo, no se lancen bombas que esparcen metralla y derrumban edificios, y sobre todo existen víctimas, aunque algunas, bastantes, no se quieran reconocer a sí mismas como tales.

¿Cuáles son esas armas?, actualmente no es necesario disparar un solo tiro cuando consigues el mismo efecto desde los medios de comunicación, desde las salas de una justicia metida a política y pisando las atribuciones de los otros poderes del estado que según las democracias entre las que pretendemos encontrarnos son teóricamente independientes, y añadiría que incluso desde un poder legislativo al servicio de unos intereses, generalmente económicos, que no se presentan a elecciones pero son el verdadero poder en la sombra.

Es necesario señalar que todo este espectáculo sería imposible de mantener sin la necesaria colaboración de una parte importante de la ciudadanía, que ignorante, en muchas ocasiones de forma muy consciente, de sus derechos y de la repercusión de las medidas impuestas, está dispuesta a apoyar los privilegios de esos intereses ocultos, aún en contra de sus propios intereses.

Ejemplos del uso de esas armas los tenemos por doquier: el abandono de los derechos de la ciudadanía a tener una política sanitaria o educativa públicas competente por parte de aquellos que pretenden ser sus representantes en favor de los conciertos privados para externalizar dichos servicios argumentando que es mas efectivo el sector privado, cuando precisamente la razón de ser de una empresa privada es el beneficio también privado, algo que debe ser sumado al coste de dicho servicio, y para convencer a esa población anestesiada y alucinada, desde esos poderes electos lo que se realiza es un adelgazamiento del sector público, tanto en dotación presupuestaria como en recursos humanos, con el objetivo de que el deterioro de la sanidad o educación públicas empuje a la necesidad de contratar un seguro privado o llevar a sus hijos a escuelas concertadas y/o privadas, que en algunos casos tienen ramificaciones en la corrupción.

En línea con lo anterior debo mencionar los servicios sociales y asistenciales que en el caso de la Comunidad de Madrid están privatizados y/o externalizados en un porcentaje altísimo, con las consabidas repercusiones que tuvo esta situación en la crisis sanitaria padecida , casi 8.000 personas mayores, residentes en residencias con gestión privada murieron, ¡¡aquí aparecen algunas de las víctimas!!. víctimas también los profesionales que atienden en las residencias por la sobrecarga de trabajo, esta sobrecarga significa beneficios para la empresa que gestiona la residencia.

¡¡Armas!!, esa externalización de servicios realizadas por los poderes públicos ejerciendo su privilegio legislativo, ese uso indebido de las herramientas del legislador para, en lugar de proteger a una ciudadanía siguiendo la letra impresa en la Constitución Española aprobada en 1978, se utilizan para beneficio de unas empresas corruptas y de los mismos legisladores, corruptos también.

¡¡Armas!!, el control de unos medios de comunicación propiedad de esos sectores económicos que no se presentan a las elecciones, pero que dirigen la opinión pública en función de sus intereses sin contrapoder en los medios de comunicación de titularidad pública, además de ser uno de los focos de crispación de la convivencia al esparcir calumnias y mentiras manipuladas, ¡¡sin consecuencias!!.

¡¡Víctimas!!: trabajadores, y propietarios de locales de hostelería que no recibieron ayudas durante la crisis padecida a consecuencia de la pandemia, y que una vez conseguida la libertad de las cañas, han tenido que volver a aceptar unas condiciones laborales de explotación. Trabajadores de todos los sectores económicos que vieron dificultada la solicitud de la prestación del Ingreso Mínimo Vital.

¡¡Víctimas!!: estudiantes y sus familias que ven como se reduce la oferta de plazas en centros de titularidad pública y su opción es optar a una plaza en un centro concertado o privado, eso si, se les endulza el trago diciéndoles que se les va ha conceder una beca, beca que no alcanza el gasto que debe afrontarse para realizar dichos estudios. Víctimas, los profesionales de esa educación pública que ven desaparecer los puestos de trabajo en favor de los centros concertados, los centros educativos que ven disminuir las plantillas del profesorado y que deben esperar para cubrir bajas laborales por enfermedad o jubilación.

¡¡Víctimas!!: tantos propietarios de viviendas, pequeños negocios, autónomos que como consecuencia de las distintas crisis económicas, han perdido sus locales, sus viviendas, que en bastantes casos pusieron como aval para lanzar la actividad, han perdido su propiedad, y además deben hacer frente a los créditos hipotecarios pedidos , los han perdido a manos de esos mismos bancos que fue necesario rescatar, un rescate que según se dijo era un préstamo.

Y además sin la oferta desde una banca pública, que existe en otros países de nuestro entorno, que ofrezca un contrapeso a esa falsa argumentación liberal-capitalista de que la economía se autorregula con la oferta y la demanda.

PARA QUE EL MAL TRIUNFE, NO ES NECESARIO QUE SEA MAYORÍA, SOLO ES NECESARIO QUE LAS BUENAS PERSONAS MIREN PARA OTRO LADO Y NO HAGAN NADA.

Una de las acepciones de la expresión “guerra civil”, es la de lucha entre facciones de un país, con la intención de destruir o poner fin a algo. Por tanto podemos decir que en España estamos inmersos en plena guerra civil, y que el conflicto se está recrudeciendo. Los bandos en guerra están definidos, los poderes económicos y sus sicarios de un lado, y del otro la mayoría de la ciudadanía, aquellos que se tienen que levantar día tras día al toque de corneta de un despertador tiránico que les recuerda su necesidad de acudir a un trabajo.

Habrá quien diga que no es guerra porque no existen armas. ¡¡Falso!! existen esas armas aunque no se disparen proyectiles de plomo, no se lancen bombas que esparcen metralla y derrumban edificios, y sobre todo existen víctimas, aunque algunas, bastantes, no se quieran reconocer a sí mismas como tales.