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La peor expresión de un ser humano

Miguel Matbet

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Su gobierno fue algo así como un cártel en el que 12 de sus 14 ministros fueron imputados, salpicados de corrupción. Concluyó su paso por la Moncloa con mentiras: primero para apoyar una guerra cruenta que, además de enriquecer a unos pocos, solo llevó y trajo destrucción y sufrimiento, y un deterioro acelerado de la convivencia a nivel mundial. Después, articulando un plan estatal de desinformación y mentiras para no perder las elecciones, aprovechando el desconcierto, el dolor y el espanto que el atentado terrorista de 2004 produjo en las familias afectadas y en la sociedad en su conjunto.

Está representada en Aznar la peor expresión de un ser humano; el sadismo y la indolencia hacia el sufrimiento de otros seres humanos, a los que no ve como iguales. Este ser repugnante y lleno de complejos, no hace más que alimentar su ego con más inhumanidad e indecencia a cada palabra emitida, a paso que da. Sus palabras, a todas luces contrarias a toda ética y al derecho internacional, son indignas de un expresidente. Y no pueden más que producirme arcadas. Asesino no es solo el que aprieta en gatillo, sino que también lo es el que induce al crimen.

Su gobierno fue algo así como un cártel en el que 12 de sus 14 ministros fueron imputados, salpicados de corrupción. Concluyó su paso por la Moncloa con mentiras: primero para apoyar una guerra cruenta que, además de enriquecer a unos pocos, solo llevó y trajo destrucción y sufrimiento, y un deterioro acelerado de la convivencia a nivel mundial. Después, articulando un plan estatal de desinformación y mentiras para no perder las elecciones, aprovechando el desconcierto, el dolor y el espanto que el atentado terrorista de 2004 produjo en las familias afectadas y en la sociedad en su conjunto.

Está representada en Aznar la peor expresión de un ser humano; el sadismo y la indolencia hacia el sufrimiento de otros seres humanos, a los que no ve como iguales. Este ser repugnante y lleno de complejos, no hace más que alimentar su ego con más inhumanidad e indecencia a cada palabra emitida, a paso que da. Sus palabras, a todas luces contrarias a toda ética y al derecho internacional, son indignas de un expresidente. Y no pueden más que producirme arcadas. Asesino no es solo el que aprieta en gatillo, sino que también lo es el que induce al crimen.