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Periodismo, lo único que nos queda

Cesar Moya Villasante

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El ataque descarado que el PP está haciendo para eliminar a Silvia Intxaurrondo es algo tan grave que los periodistas honrados que aún existen sin venderse deberían hacer la bandera para crear un poder en contra de una derecha que no tiene límites en su compra de voluntades. Y ser honrado no es ser de izquierdas sino contar la verdad, esa que le duele al PP por una historia que no quieren descubrir ayudados por jueces y periodismo comprado, porque su poder es solo económico, que esa si es el arma de destrucción masiva más conocida. Este periódico debería liderar esa lucha difícil, y yo añadiría a 'El País', único periódico serio de los clásicos de papel.

La derecha de este país es tan fuerte económicamente que ha creado un telón de acero en favor de sus “principios”, que son solo defender a esas 200 familias que nombró en su día Emilio Romero y que hoy podrían ser 400. Y la derecha se arrima a ellos para hacer el trabajo sucio de contenedor hacia una izquierda que se mueve en los valores sociales lógicos para evitar un mundo tan desigual que haga posible un desastre universal o hasta acabar con la humanidad, porque es el tiempo que en que también los pobres pueden tener una defensa en la tecnología que ya no puede dominar esa esa derecha trumpista que está llamando a la puerta con fuerza para eliminar lo que llamamos democracia.

El periodismo es la única baza que nos queda a los ciudadanos que entender el mundo como el país de todos los humanos nacidos y con los mismos derechos seas de la frontera que seas. Porque la razón no tiene fronteras y la derecha patriótica es la que quiere imponer sus reductos o patrias muy pequeñas de pensamiento único, solamente por su única ideología, quedarse con todo.

El ataque descarado que el PP está haciendo para eliminar a Silvia Intxaurrondo es algo tan grave que los periodistas honrados que aún existen sin venderse deberían hacer la bandera para crear un poder en contra de una derecha que no tiene límites en su compra de voluntades. Y ser honrado no es ser de izquierdas sino contar la verdad, esa que le duele al PP por una historia que no quieren descubrir ayudados por jueces y periodismo comprado, porque su poder es solo económico, que esa si es el arma de destrucción masiva más conocida. Este periódico debería liderar esa lucha difícil, y yo añadiría a 'El País', único periódico serio de los clásicos de papel.

La derecha de este país es tan fuerte económicamente que ha creado un telón de acero en favor de sus “principios”, que son solo defender a esas 200 familias que nombró en su día Emilio Romero y que hoy podrían ser 400. Y la derecha se arrima a ellos para hacer el trabajo sucio de contenedor hacia una izquierda que se mueve en los valores sociales lógicos para evitar un mundo tan desigual que haga posible un desastre universal o hasta acabar con la humanidad, porque es el tiempo que en que también los pobres pueden tener una defensa en la tecnología que ya no puede dominar esa esa derecha trumpista que está llamando a la puerta con fuerza para eliminar lo que llamamos democracia.