En este blog publicamos los artículos y cartas más interesantes y relevantes que nos envíen nuestros socios. Si eres socio/a puedes enviar tu opinión desde aquí. Consulta nuestras normas y recomendaciones para participar.
Una reforma laboral
Insuficiente, pero justa y necesaria. No entro en la polémica creada en torno a la aprobación de la Reforma Laboral en el Parlamento. Sobre ello se ha escrito hasta la saciedad.
Sostengo, que si para algo ha servido la convalidación, el día tres de febrero, del Real Decreto de la Reforma Laboral, ha sido para irnos desprendiendo, al menos un poquito, de las consecuencias del papel que el capitalismo asigna a la persona. La precarización no sólo es un estado o condición. Para el capitalismo es un proceso que debe abarcar toda la vida. El nuevo sujeto que este sistema sigue empeñado en modelar es un sujeto, que en palabras de Dardot y Laval, es “la forma más lograda de subjetivación capitalista” Un sujeto homologable a la relación del “capital consigo mismo” Un sujeto considerado “capital humano” (esta expresión ha sido acuñada por los economistas de cualquier signo), que como tal, debe aumentar indefinidamente, o sea, un valor que hay que incrementar cada vez más, en base a la lógica empresarial, cuyos principios son los de la empresa privada: eficiencia, rendimiento, productividad, eficacia, competitividad, flexibilidad, polivalencia, etc. Ver aquí: https://www.eldiario.es/interferencias/neoliberalismo-ideologia-politica-economica-forma_132_4592247.html
Sostengo también, que la convalidación del Real Decreto Ley 32/2021 de 28 de diciembre, tiende a revertir al menos tres aspectos de los que el capitalismo neoliberal trata de expropiar y desposeer al sujeto trabajador (varón o mujer): En primer lugar, desposesión material de los derechos asociados hasta ahora con el status del trabajador y la trabajadora, que les puede permitir unas condiciones de vida dignas, decentes y estándares de bienestar establecidos socialmente: nutrición, vivienda, resguardo contra los rigores del clima, descanso y ocio, participación social, relaciones sociales, acceso a la educación, sanidad, pensión, cuidados, justicia…; en segundo lugar, desposesión del sentido y coherencia de nuestro futuro y proyectos de vida, tanto laboral como extra laboral; por último, desposesión o desarme moral de la voluntad de combatir y de luchar. O sea, inocular en nosotros el miedo, el temor y la amenaza constante de ser los próximos en caer: yo, o mis hijos, mis hijas, mi padre, mi madre, mis hermanas, mis hermanos… Lo cual inmoviliza, paraliza y bloquea nuestras posibilidades de protesta, reivindicación y lucha. Y por si hubiera habido algún atisbo de superar lo anterior, el PP legisló la Ley Mordaza, todavía por derogar.
Sostengo por último, que mantener la Reforma Laboral del PP hubiera supuesto: seguir ahondando cada vez más en la precariedad de las trabajadoras y trabajadores, no sólo la laboral, sino de vida, y por tanto, hipotecar nuestra vida y futuro.
¡Ah!, si todo lo anterior lo hubieran entendido los socios de investidura! No hubieran dado lugar a tanto ruido.
Insuficiente, pero justa y necesaria. No entro en la polémica creada en torno a la aprobación de la Reforma Laboral en el Parlamento. Sobre ello se ha escrito hasta la saciedad.
Sostengo, que si para algo ha servido la convalidación, el día tres de febrero, del Real Decreto de la Reforma Laboral, ha sido para irnos desprendiendo, al menos un poquito, de las consecuencias del papel que el capitalismo asigna a la persona. La precarización no sólo es un estado o condición. Para el capitalismo es un proceso que debe abarcar toda la vida. El nuevo sujeto que este sistema sigue empeñado en modelar es un sujeto, que en palabras de Dardot y Laval, es “la forma más lograda de subjetivación capitalista” Un sujeto homologable a la relación del “capital consigo mismo” Un sujeto considerado “capital humano” (esta expresión ha sido acuñada por los economistas de cualquier signo), que como tal, debe aumentar indefinidamente, o sea, un valor que hay que incrementar cada vez más, en base a la lógica empresarial, cuyos principios son los de la empresa privada: eficiencia, rendimiento, productividad, eficacia, competitividad, flexibilidad, polivalencia, etc. Ver aquí: https://www.eldiario.es/interferencias/neoliberalismo-ideologia-politica-economica-forma_132_4592247.html