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Responsabilidades

José María Olaizola Albeniz

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El presidente Sánchez paró. Se tomó unos días para reflexionar y saltaron las alarmas. Aparecieron los hombres fuertes, los que no se arredran ante nada. Los que no lloran haciendo gala de su virilidad. Machotes, sentando cátedra: “a la política se viene llorado”. Qué estupidez.

Es saludable ver a un presidente roto y que tenga que parar para reflexionar si vale la pena o no. Lo humaniza. Lo desmitifica.

Decisión tomada por el constante ataque a él y a su familia de forma obsesiva, mentirosa, inhumana, odiosa y cruel...

No es solo polarización, es odio, es crueldad, es de malas personas, es una estrategia pensada para acabar y destruir al otro, un ataque a la democracia y la convivencia. Es violencia que va haciendo su camino hacia lo que ya va ocurriendo aquí y en Europa con el aumento de agresiones a la clase política y el retroceso en derechos.

La política española se ha convertido en un fangal repulsivo. La responsabilidad de unos y otros no es la misma, ni todos los políticos, ni todos los jueces, ni todos los periodistas,…, ni todos los ciudadanos, somos iguales, pero si somos responsables cada cual a un nivel diferente. Uno de los mayores responsables es el señor Feijóo, un político muy mentiroso e inculto,…, rodeado de políticos mediocres con mucho poder. Blanqueando a la extrema derecha, proporcionándoles innumerables altavoces fruto de sus gobiernos conjuntos en comunidades y municipios y acordando recortes y retrocesos en los derechos humanos.

Nada tengo que ver con Sánchez, ni el PSOE, lo cual no me impide sentir empatía hacia él. Siento más empatía hacia la mujer (la cual ha tenido que soportar de todo (Begoño, narcotráfico,…, y siguen, y siguen, hasta ahora sin ninguna prueba) y, una empatía total con sus hijas. Lo cual, no exime al presidente de sus muchas y grandes responsabilidades en este despropósito odioso en el que se ha convertido la política.

No sé lo que ha reflexionado Sánchez, sea lo que sea de poco sirve si no hay autocrítica y no se pone en práctica. Según dijo: “era un punto y aparte” y seguimos esperando.

En lugar de la responsabilidad política de ser ejemplares y éticos lo que existe es una falta de vergüenza insultante y repulsiva. Salvo raras excepciones, en la política lo primero que dicen los ganadores es: “ahora nos toca a nosotros y a los nuestros”. Se lanzan a ese supuesto “derecho” refugiados en la impunidad: llegan los aforados, los nombramientos a dedo, los favores, las subvenciones, los corporativismos, los chiringuitos, la corrupción, el beneficio personal y del partido, se forjan un futuro millonario (Felipe González, José María Aznar,…),... y, los ciudadanos dicen: “todos son iguales” y se alejan de la política en lugar de exigir responsabilidades. Se alejan los de la izquierda dejando que la derecha siga vertiendo odio.

Los bulos, la desinformación, la intervención de jueces en la política, no cumplir la Constitución por parte del PP,…, se permite y no pasa nada, mientras el ataque a la democracia se profundiza y se agrava.

El problema es la impunidad, no les pasa nada por mentir y decir auténticas barbaridades, por destruir al otro, por deshumanizarlo, por admitir querellas sin justificación alguna, por utilizar las subvenciones en el control de televisiones públicas o alimentar a medios de prensa partidistas con dinero público, por procedimientos judiciales que interfieren en la política que se eternizan, mientras los que atañen a los ciudadanos se quedan amontados,... y un larguísimo etcétera.

Responsabilidades cuando esto pasa y se mira hacia otro lado cuando les toca a otros. Algo muy grave y un terrible error ya que el odio no tiene límites. Para combatir el fangal no es necesario entrar en lo mismo. Responder con contundencia al odio y a las mentiras de VOX y del PP se debe hacer con argumentos y explicando a los ciudadanos con transparencia su labor de gobierno, así como los límites que existen ya que el verdadero poder está en el capitalismo financiero y especulador.

No necesitamos gobiernos paternalistas que siempre nos recuerdan que trabajan PARA los ciudadanos, necesitamos que trabajen CON los ciudadanos. Ningún gobierno nos va a salvar de esta ola reaccionaria que crece a niveles mundiales y nos conduce al enfrentamiento violento en un ataque brutal a los de abajo, a las mujeres y a unas débiles democracias. Si nos salvamos será con el compromiso de una mayoría social.

Gracias por la lectura.

El presidente Sánchez paró. Se tomó unos días para reflexionar y saltaron las alarmas. Aparecieron los hombres fuertes, los que no se arredran ante nada. Los que no lloran haciendo gala de su virilidad. Machotes, sentando cátedra: “a la política se viene llorado”. Qué estupidez.

Es saludable ver a un presidente roto y que tenga que parar para reflexionar si vale la pena o no. Lo humaniza. Lo desmitifica.