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Para que nuestro rey pueda robar tranquilamente

Domingo Sanz

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En España no respetamos las instituciones que más queremos. Resulta que nos tiramos meses debatiendo sobre lo que significa “inviolable” y, en cambio, no somos capaces de acudir a la RAE con la inteligencia puesta. De haberlo hecho, habríamos descubierto que se trata de una palabra vacía, que no puede significar nada ni proteger nada, pues en su Diccionario (el DLAE) no existe la imprescindible para darle sentido: “violable”.

Si tal criterio fuera el habitual de nuestros académicos yo no tendría nada que decir, pero resulta que he revisado decenas de parejas de palabras y a ninguna de las que, como “inviolable”, la sílaba “in” convierte su significado en lo contrario, le falta su compañera. Ejemplo, junto a “inútil” figura “útil”. Y así muchas más. Es decir, solo a “inviolable”, que significa “que no se debe o no se puede violar” y también “que goza de inviolabilidad”, le falta la imprescindible “violable”.

Como este error podría convertirse en la prueba que termine llevando a la cárcel a Felipe VI y a su padre, y eso no debería consentirlo ningún español, aunque le cueste la vida, es necesario dirigirse hoy mismo al señor Muñoz Machado, presidente de la RAE, para pedirle que incluya “violable” en el DLAE. Una palabra que, para conseguir que la Constitución asegure aún más la felicidad de nuestro rey, debería significar lo siguiente: “Violable es cualquier español o española que no sea rey o reina de España”. No debemos dormir tranquilos sabiendo que el jefe del Estado no puede robar por el miedo a las consecuencias de los errores que cometen nuestros mejores funcionarios.

En España no respetamos las instituciones que más queremos. Resulta que nos tiramos meses debatiendo sobre lo que significa “inviolable” y, en cambio, no somos capaces de acudir a la RAE con la inteligencia puesta. De haberlo hecho, habríamos descubierto que se trata de una palabra vacía, que no puede significar nada ni proteger nada, pues en su Diccionario (el DLAE) no existe la imprescindible para darle sentido: “violable”.

Si tal criterio fuera el habitual de nuestros académicos yo no tendría nada que decir, pero resulta que he revisado decenas de parejas de palabras y a ninguna de las que, como “inviolable”, la sílaba “in” convierte su significado en lo contrario, le falta su compañera. Ejemplo, junto a “inútil” figura “útil”. Y así muchas más. Es decir, solo a “inviolable”, que significa “que no se debe o no se puede violar” y también “que goza de inviolabilidad”, le falta la imprescindible “violable”.