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Televisión y hegemonía
A poco que echemos un vistazo a las hemerotecas para ver la evolución de la televisión en España, nos daremos cuenta el cambio tan sustancial desde la década de los 70 a nuestros días. Podemos observar como el neoliberalismo ha ido comiendo terreno en sus pretensiones de dominar la sociedad ideológicamente. Hemos pasado de unos programas que te dejaban algún poso a otros donde lo que predomina es el cotilleo, el corazón y otras frivolidades, como islas... Se programan tertulias en las que, como decía abandonando el plató de la Sexta Noche el economista Juan Torres López, predomina la agresión, el insulto y la mentira. Periodismo producto del neoliberalismo más atroz, dominado por los grandes grupos mediáticos, lacayos del IBEX 35 y de los bancos a los que se deben económicamente. Como muestra, dos ejemplos.
Se ha pasado de La Clave de José Luis Balbín, con verdaderos debates (aquí no me detengo, ver aquí) a la bazofia que he expuesto más arriba. Y, de “Un país en la mochila”, del inolvidable José Antonio Labordeta a “Un país para comérselo”, de Imanol Arias y Juan Echenove. Este último programa no me extrañaría que lo reeditaran. En el primero, Labordeta hacía una incursión a la cultura popular de la zona, en sentido amplio, con toques antropológicos y humanistas. En el segundo desaparece la mochila y el camino. No hay tiempo para distracciones, hay que ir al grano. Esto es, a la degustación de platos dignos de restaurantes de la guía Michelin, o candidato a serlo. Nada de partir la longaniza con el anciano del pueblo para hablar de la herrería, la cerámica, la historia o la cultura de una región determinada.
Y es que, como dice la ensayista y activista Susan George: “la derecha neoliberal lee a Gramsci”. Termino con una frase del mismo, referida al tema: “La conquista del poder cultural es previa a la del poder político”.
El cambio de hegemonía cultural es un campo de lucha totalmente necesario e imprescindible si queremos impulsar el proceso de humanización de la sociedad, donde los Derechos Humanos, el Estado de Bienestar y el Bien Común prevalezca sobre el proceso de destrucción social que sigue empujando el capitalismo neoliberal.
Echemos una mano a los medios de comunicación que vemos, oímos y leemos que merecen la pena, como este diario, y aislemos a la caverna mediática.
A poco que echemos un vistazo a las hemerotecas para ver la evolución de la televisión en España, nos daremos cuenta el cambio tan sustancial desde la década de los 70 a nuestros días. Podemos observar como el neoliberalismo ha ido comiendo terreno en sus pretensiones de dominar la sociedad ideológicamente. Hemos pasado de unos programas que te dejaban algún poso a otros donde lo que predomina es el cotilleo, el corazón y otras frivolidades, como islas... Se programan tertulias en las que, como decía abandonando el plató de la Sexta Noche el economista Juan Torres López, predomina la agresión, el insulto y la mentira. Periodismo producto del neoliberalismo más atroz, dominado por los grandes grupos mediáticos, lacayos del IBEX 35 y de los bancos a los que se deben económicamente. Como muestra, dos ejemplos.
Se ha pasado de La Clave de José Luis Balbín, con verdaderos debates (aquí no me detengo, ver aquí) a la bazofia que he expuesto más arriba. Y, de “Un país en la mochila”, del inolvidable José Antonio Labordeta a “Un país para comérselo”, de Imanol Arias y Juan Echenove. Este último programa no me extrañaría que lo reeditaran. En el primero, Labordeta hacía una incursión a la cultura popular de la zona, en sentido amplio, con toques antropológicos y humanistas. En el segundo desaparece la mochila y el camino. No hay tiempo para distracciones, hay que ir al grano. Esto es, a la degustación de platos dignos de restaurantes de la guía Michelin, o candidato a serlo. Nada de partir la longaniza con el anciano del pueblo para hablar de la herrería, la cerámica, la historia o la cultura de una región determinada.