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Mi vecino del tercero

Miguel Matbet

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Me he vuelto a cruzar varias veces, después del último encuentro destacable, con mi vecino del tercero, que venía de ejercer su derecho a voto, y hoy me ha regalado otra perla; y ya van cuatro. Comenzando con el habitual saludo de cortesía y poco más, para seguir la marcha, y luego detenerse en un paso de la escalera para darse la vuelta y dirigirse a mí.

Se le veía en el ceño que estaba molesto por algo, no sé: “a ver por dónde me sale hoy”, pensé. Me miró e hizo un gesto con la cabeza (no supe interpretarlo) . Luego me dijo: — Oye, no encuentro gente para trabajar, igual tú sabes de alguien.

A título informativo aporto que él trabaja creo que como encargado de personal en una pequeña empresa portuaria.

—Ah, pues no sé. Pero habrá mucha gente que lo necesita, dame tiempo para ver si conozco a alguien. En qué consiste el trabajo—le dije yo.

—Sí, pero necesito gente cualificada, y hay poca — me dijo, sin especificar en que consistía.

— Y los chicos y chicas que salen de la formación profesional— le propuse.

— Uff, jóvenes —me dijo— Esos son muy flojitos y lo primero que te preguntan es por las horas que van a trabajar y por cuánto van a cobrar.

— Bueno, a mi me parece lógico que pregunten por cuáles van a ser sus condiciones laborales— le contesté.

— Así nos va. Bueno, si sabes de alguien...— me espetó. Y siguió andado escaleras arriba, en dirección al tercer piso y rumiando a saber qué. Yo seguí, sin darle más vueltas al asunto, y salí del portal en dirección al colegio electoral para también ejercer con mi derecho al voto.

Me he vuelto a cruzar varias veces, después del último encuentro destacable, con mi vecino del tercero, que venía de ejercer su derecho a voto, y hoy me ha regalado otra perla; y ya van cuatro. Comenzando con el habitual saludo de cortesía y poco más, para seguir la marcha, y luego detenerse en un paso de la escalera para darse la vuelta y dirigirse a mí.

Se le veía en el ceño que estaba molesto por algo, no sé: “a ver por dónde me sale hoy”, pensé. Me miró e hizo un gesto con la cabeza (no supe interpretarlo) . Luego me dijo: — Oye, no encuentro gente para trabajar, igual tú sabes de alguien.