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“Que te vote Txapote” y el goce del psicótico

Salvador Cuenca

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La tradición psicoanalítica nos enseña que una pulsión jamás renuncia a ser satisfecha. La satisfacción propia del animal racional es el goce, diferenciado por su compulsividad y por su carácter estructural del mero placer que pueden sentir todos los animales. Es decir, el ser humano puede sentir placer como el resto de los animales, pero también puede modificar esa tendencia natural y convertir el displacer en satisfacción. Por ejemplo, podemos calificar de natural al placer de ingerir alimentos dulces; sin embargo, el ser humano supera su naturaleza al gozar atiborrándose de bollería industrial. Atiborrarse ejemplificaría la satisfacción del goce, pero se trataría de una satisfacción paradójica, porque nunca saciaría el hambre: una satisfacción insatisfactoria. En este caso el placer de consumir la glucosa de los alimentos dulces, necesaria para adquirir vigor y energía, se podría transformar en el goce de zamparse un bollo industrial tras otro, no hasta saciarse, sino hasta acabarse compulsivamente toda la bolsa.

¿Se parece la bollería industrial a la consigna “que te vote Txapote”?

En parte sí. La repetición de la consigna política de moda satisface a quien la exclama tan compulsivamente como la ingesta de bollería industrial a quien sufre una adicción alimenticia, de tal manera que la saciedad natural no llegaría jamás. La exclamación de la consigna ya está preparando el aparato fonador para su próxima repetición y, por ello, la satisfacción se supedita a la preparación de la próxima emisión del mensaje rimado. Esta satisfacción que no satisface es el goce.

Aparte de la compulsividad, hemos señalado otra característica del goce que nos permite entender la satisfacción surgida de repetir “que te vote Txapote”, a saber, su carácter estructural, porque lo que no puede ser satisfecho en los hechos se satisface en la estructura. Lo que no puede ser satisfecho en la realidad, porque en realidad Txapote no votará al PSOE o a Sánchez, se satisface en la estructura rimada de la consigna. Como sucede con las rimas de “cinco”. La satisfacción del lenguaje niega o suprime la realidad al sustituir las perspectivas diversas por la absoluta certeza de un psicótico.

¿Qué se satisface a través de los individuos que repiten la consigna? La pulsión agresiva que utiliza la función expresiva del lenguaje antes que la función de representar la realidad. Recordemos que una pulsión nunca renuncia a su satisfacción, de aquí que la pulsión violenta nunca renunciaría a su satisfacción, aunque se pueda satisfacer a través de una estructura no tan violenta como el lenguaje. La pulsión no se satisface en la realidad, sino en la estructura lingüística de la expresión. “Que te vote Txapote” sería el instrumento lingüístico que permitiría satisfacer la pulsión violenta no en los hechos sino en la estructura lingüística, expresada además en forma rimada. Es decir, la rima añade goce a la satisfacción de la pulsión violenta expresada mediante el lenguaje. Ese goce estructural de la rima requiere de la repetición compulsiva para adquirir la absoluta certeza del creyente que ora: así se complementan carácter estructural y compulsividad.

¿Qué realidad niegan muchos de los creyentes en la consigna de moda? La realidad del voto libre. La rima fácil “vote-Txapote” revela que consideran que Txapote no es digno de votar y, por extensión, que votar no es digno y que las votaciones no son un mecanismo legítimo para alcanzar el poder: mejor ejercer el poder sin someterse a votación. Al poder votar Txapote o al no poder impedir que pueda votar, los repetidores de la consigna se satisfacen en la rima fácil y proclaman que la indignidad del voto de Txapote contagia a Sánchez. Niegan la realidad de dos maneras, uno, porque Txapote, si vota, no votará a Sánchez probablemente y, dos, porque las iniciativas legislativas apoyadas por los representantes de Txapote no tienen por qué ser injustas.

No obstante, estas disquisiciones sobre la consigna psicótica y la negación de la realidad quedan lejos del análisis de los que repiten la consigna compulsivamente, como he podido observar en los pasillos de mi instituto de secundaria. La estructura rimada de los significantes es más potente que la comprensión de sus significados.

El análisis de esta consigna nos permite concluir que el 23-J algunos psicóticos negarán la realidad y votarán a partidos que estimulan el goce de suplantar los hechos por las cañas y por el lenguaje rimado.

La tradición psicoanalítica nos enseña que una pulsión jamás renuncia a ser satisfecha. La satisfacción propia del animal racional es el goce, diferenciado por su compulsividad y por su carácter estructural del mero placer que pueden sentir todos los animales. Es decir, el ser humano puede sentir placer como el resto de los animales, pero también puede modificar esa tendencia natural y convertir el displacer en satisfacción. Por ejemplo, podemos calificar de natural al placer de ingerir alimentos dulces; sin embargo, el ser humano supera su naturaleza al gozar atiborrándose de bollería industrial. Atiborrarse ejemplificaría la satisfacción del goce, pero se trataría de una satisfacción paradójica, porque nunca saciaría el hambre: una satisfacción insatisfactoria. En este caso el placer de consumir la glucosa de los alimentos dulces, necesaria para adquirir vigor y energía, se podría transformar en el goce de zamparse un bollo industrial tras otro, no hasta saciarse, sino hasta acabarse compulsivamente toda la bolsa.

¿Se parece la bollería industrial a la consigna “que te vote Txapote”?