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El voto inútil
La provisionalidad del inquilino actual de la Moncloa comenzó desde que obtuvo la presidencia mediante una moción de censura contra el líder de un partido castigado judicialmente tanto en la institución como en muchos de sus representantes. Esta provisionalidad vino corroborada por la imposibilidad de aprobar los presupuestos necesarios para llevar a cabo su política. Se acentuó y llegó a ser formal desde el momento en que se vio obligado a convocar elecciones.
Y ahí sigue desde entonces el fajador que sufrió varias derrotas en el seno de su propio partido y sobrevivió a ellas, el oportunista que supo aprovechar el momento para obtener la presidencia del Ejecutivo y que, a mi juicio debió haber devuelto inmediatamente la palabra al pueblo, dada la exigua representación parlamentaria que tenía entonces y que, quedó demostrado, le impedía gobernar. En la actualidad, con mayor representación, es ambicioso y quiere más. O tal vez los poderes fácticos de este país le prohibieron pactar un gobierno de coalición con los representantes legítimos de una forma de pensar que debía de ser más afín con los ideales que él dice representar. Pero sospecho que Pedro Sánchez no tiene ideales.
Su ideal es obtener el poder por el poder aunque para ello tenga que ir endureciendo o suavizando su discurso político según el viento que sople. La situación de un país no cambia tan de la noche a la mañana como para decir hoy una cosa y mañana afirmar otra distinta. ¿Cuál es mi PSOE? ¿Republicano pero monárquico por conveniencia? ¿De izquierdas aliado con el liberalismo económico imperante? ¿Laico indulgente con las prerrogativas a mi juicio inadmisibles de la Iglesia católica? Los políticos honestos presentan sus propuestas y esperan ser votados por ellas, no se dedican a modificar posturas constantemente para atraer los votos de según qué lado del espectro conviene en cada momento.
Y ahora viene mi tesitura: me da en la nariz que el experimento 10N le puede resultar fallido, y no es un plato de buen gusto tener que soportar al trifachito durante la próxima legislatura ¿O tal vez sería mejor probar el jarabe de palo para que escarmentemos? Lo cierto es que las pasadas elecciones voté útil y resultó inútil. En consecuencia, las próximas pienso votar inútil para ver si puede resultar útil. Lo malo es que aún no sé a cuál de los muchos maltrechos fragmentos del sector al que pienso ofrecer mi voto podría resultar menos inútil.
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