Piedras de papel es un blog en el que un grupo de sociólogos y politólogos tratamos de dar una visión rigurosa sobre las cuestiones de actualidad. Nuestras herramientas son el análisis de datos, los hechos contrastados y los argumentos abiertos a la crítica.
Las actitudes favorables a los gobiernos no democráticos no son meras anomalías en el panorama político español, sino reflejos de factores sociales, económicos y políticos ciertamente enraizados
Piedras de papel es un blog en el que un grupo de sociólogos y politólogos tratamos de dar una visión rigurosa sobre las cuestiones de actualidad. Nuestras herramientas son el análisis de datos, los hechos contrastados y los argumentos abiertos a la crítica.
Atención a estos números: según datos de encuesta, el 53% de los españoles creen que la sociedad necesita reformas profundas y el 12% cree que necesita reformas radicales. El 60% declara estar insatisfecho con el funcionamiento de la democracia en España y el 37% piensa que la democracia puede funcionar sin partidos. Aunque el 92% de los encuestados está de acuerdo con que la democracia -a pesar de tener problemas- es el mejor sistema de gobierno, al 21% no le importaría que un gobierno no democrático llegara al poder si resuelve los problemas; el 15% apoyaría un gobierno militar en reemplazo del gobierno democrático si las cosas se ponen difíciles; y un 10% cree que, en algunas circunstancias, un gobierno autoritario puede ser preferible a uno democrático, o que les da lo mismo. A esta fotografía se le suma otro dato curioso: prácticamente la mitad de los españoles (48%) piensa que un gobierno con mano dura conseguiría dar solución a nuestros problemas.
Todos estos datos son de septiembre de este año, 2024, y provienen del XVI Latinobarómetro, una encuesta anual de opinión pública que se realiza en varios países de América Latina para medir la percepción ciudadana sobre temas políticos, económicos y sociales, en la que España participa -de manera irregular- desde 1996 a través del Centro de Investigaciones Sociológicas.
En un mundo de blancos y negros estos datos son muy preocupantes. En un mundo de grises también, pero no como para entrar en pánico. Por un lado, no todas las cifras señaladas son alarmantes o apuntan en la misma dirección, es decir, muchas de las cifras son difíciles de interpretar como apoyos a sistemas de gobierno no democráticos. Por ejemplo, los niveles declarados de insatisfacción con el funcionamiento de la democracia en ocasiones reflejan el descontento con el gobierno de turno. Algunos de los insatisfechos hoy, no lo estaban ayer o no lo estarán mañana. Y viceversa. Por otro lado, la actual animadversión a los partidos políticos, o la necesidad de implementar reformas profundas en la sociedad, no tiene por qué estar reñida con el sistema democrático y puede que estén relacionados con un ambiente de polarización.
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